Capítulo 17

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DAN

Abrazo a Aeryn intentando consolarla. Lleva una hora llorando sin parar y sé que sus emociones ahora mismo las controla su loba. Si su loba sufre, ella sufre. No puedo ver a mi hermanita así. Debí haberla advertido sobre Fredek desde un principio.

Noto como se queda dormida y la subo hasta mi habitación. Veo en la mirada de mi padre reflejada la tristeza e impotencia por no poder calmar a su hija. Este tipo de cosas siempre le han venido grandes.

Tengo que ir a buscar a Fredek. En este estado es capaz de hacer una locura y Aeryn no me perdonará haberle dejado solo. Subo en mi moto y pregunto por él en los bares de la zona. No hay que ser un genio para saber que se está emborrachando, pero fuera de su casa. Es un psicópata pero no creo que quiera que su hermana le vea en esas condiciones.

Paro en un bar de carretera y veo salir a Mel enfadada.

- Ey, Mel, ¿has visto a Fredek por aquí?- la pregunto.

- El gilipollas de tu amigo está ahí dentro con un pedo del quince- dice enfadada y se sube a su coche.

Entro y le veo tirado sobre la barra. El camarero intenta despertarle. Sé que si no fuese el Alfa le hubiese sacado a rastras y tirado en una cuneta.

- Tío, despierta- le digo zarandeándole.

Él suelta un gruñido y se revuelve abriendo uno de sus ojos para mirarme.

- Hermano, ¿has venido a buscarme?- murmura y yo suspiro.

- Sí, aquí estoy. Vámonos a casa- digo ayudándole a ponerse en pie.

- Te quiero, hermano- me dice con voz de borracho.

- Lo que tú digas.

Cuando por fin salimos fuera maldigo al darme cuenta de que he traído la moto. Tendría que haber venido en el coche de mi padre. Imposible llevar a un borracho que no se tiene en pie en una moto.

- Creo que tendremos que volver andando.

Caminamos por el arcén de la carretera. Ningún coche se detiene para ayudarnos pero supongo que es normal. Dos hombres abrazados y uno de ellos más borracho que una cuba. No creo que yo me parase.

Cada dos por tres, Fredek se detiene para vomitar. ¿Por qué tengo que ocuparme yo de este tío?

- Dan, vamos a parar un rato, por favor. No me encuentro bien- me dice como puede.

- Vale.

Nos sentamos fuera de la carretera en un prado que hay junto a ella. Fredek se tumba y se da con una piedra lanzando un quejido de dolor. Yo no puedo evitar soltar una carcajada.

- No te rías, capullo- dice tocándose la cabeza pero comienza a reír también.

Ambos nos tumbamos y observamos las nubes oscuras, rastros de la tormenta de hace un momento.

- Creo que nos hemos tumbado sobre un charco- se queja.

- Alfa, es usted demasiado delicado- me burlo.

- Cállate- me dice y yo río.

No sé el tiempo que estamos de esta forma cuando Fredek habla.

- Lo siento, tío.

- Cierra la boca, estás borracho.

- Lo sé y como no me voy a acordar de esto mañana, ¿qué mejor momento que éste para dejar mi orgullo por los suelos?- me pregunta.- Siempre has sido una buena persona, Dan, igual que tu padre. En el Instituto todo el mundo te quería y te respetaba, todos querían ser tus amigos y estar cerca de ti y no por ser "el hijo de", como yo lo era. Estuviste a mi lado por muchas putadas que te hiciese. Fuiste el mejor amigo que he tenido y que voy a tener en mi vida- respiro hondo, al igual que él.- Te echo de menos, Dan.

- Las cosas no salieron bien, Fredek. El pasado no se puede borrar, está escrito con tinta permanente. Ya te perdoné muchas veces pero ese día...

- Lo sé, ese día me pasé. Dije cosas que no debía y no echaré la culpa a mí lobo por ello. La culpa fue sólo mía.

Se me hace un nudo en el pecho. Nunca creí que admitiría su error ante mí. ¡Joder! Pues claro que yo también he echado de menos a mi amigo. Aunque él no lo admita, él también estuvo para mí siempre que lo necesité pero nunca se consideró tan buen amigo como yo lo fui y no entiendo el porqué, él hizo méritos como para serlo.

Oigo como sorbe por su nariz y se frota la cara con fuerza

- No me lo puedo creer...- murmuro sentándome.- ¿Estás llorando? ¡El gran Alfa todopoderoso llorando!- me burlo.

- No estoy llorando,- dice con la voz ronca,- se me ha metido algo en el ojo. Te recuerdo que aquí la única maricona eres tú- suelto una carcajada y ambos empezamos a reír.

¡Cómo echaba de menos estos momentos con mi amigo!

Cuando nos calmamos ambos nos sentamos, yo con las piernas cruzadas arrancando el césped y Fredek sujetando sus rodillas mirando al horizonte.

- Tío, te tengo que preguntar algo- esto lleva en mi mente durante mucho tiempo.- ¿Por qué no me delataste cuando te enteraste de que estaba con un vampiro?- le pregunto mirándole de perfil.

- Porque tú hubieses hecho lo mismo por mí- dice sin mirarme.- Yo te voy a querer de la misma forma estés con un vampiro, un hada o con un secador de pelo. Y pararé de hablar porque no quiero tener problemas con Andrew.

- Lo siento, hermano, pero me gustan algo menos gays que tú- niega con la cabeza y ríe.

- Andrew es un chupa sangre con suerte.

- Yo también la tengo- sonrío y Fredek pasa su brazo por mis hombros dándome un apretón mientras ambos fijamos nuestra vista en el cielo.

Quién me iba a decir que este día acabaría así.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora