Capítulo 10

70.6K 4.9K 324
                                    

FREDEK

He perdido la cuenta de las veces que he llamado a Aeryn y no me ha contestado. Conduzco nervioso. ¿Y si le ha pasado algo? Como sea así me muero, pero antes descuartizo al que le haya tocado un solo pelo.

Aparco en la puerta de su casa y salgo corriendo del coche. Más que llamar, aporreo la puerta de la entrada desesperado. No veo ninguna luz encendida. Como no la vea rápido creo que me dará un paro cardíaco. Nadie me abre la puerta. Voy hacia la parte trasera de la casa y miro su ventana. Una sombra moverse capta mi atención y trepo por un árbol sin mucho esfuerzo para poder llegar a su ventana. No me lo pienso dos veces y entro a su habitación. Ella está sentada contra el cabecero de la cama sujetándose ambas piernas.

- Aeryn...- murmuro aliviado al ver que está bien.

- ¡Vete! ¡Fuera de mi casa!- grita histérica.

- Mi Luna, ¿qué es lo que te ocurre?- pregunto preocupado.

- ¡Te he dicho que te vayas!- y con eso coge la lámpara que hay sobre la mesilla de noche y me la lanza.

Por suerte logro esquivarla.

- ¡Joder, Aeryn, tranquilízate! Dime qué coño te pasa, me estás asustando.

Ella se pone en pie y me empuja sin siquiera tambalearme.

- ¿Que qué me pasa? ¡Tú eres lo que me pasa!- me grita llena de rabia.

A través de la luz de las farolas de la calle veo en su cara marcas de lágrimas y unas ojeras poco habituales en ella.

- ¿Has llorado?

- ¡Márchate! ¿Qué parte de "vete" no entiendes? No te quiero ver ni en pintura. No te vuelvas a acercar a mí. Gracias a Dios no he dejado que me marcases- dice y mi lobo aulla de dolor por las palabras de Aeryn.

- Por favor, Aeryn, explícame qué está ocurriendo- suplico.

- Lo sé todo, Fredek. Ya no tienes por qué fingir.

- ¿De qué hablas?- pregunto confuso.

- De que eres un hijo de puta mentiroso. Todos me decían que no eras bueno para mí, pues mira, al final les tendré que dar la razón. Lo has conseguido, enhorabuena, has acabado conmigo- me grita y yo cada vez estoy más nervioso.

No entiendo nada y odio no tener el control de la situación.

- ¡Joder, dime ya qué pasa!- grito desesperado.

- ¡Que me has engañado con otra! ¿Te parece poco?- dice soltando una sonrisa amarga.

- ¿Qué? ¡Yo no he hecho tal cosa!- grito a la defensiva.

- ¿Ah, no? ¿No suplicaste a una mujer hace un par de días que no se fuese de tu cama?

- Pero, ¿de qué hablas? Yo no he suplicado nada a nadie- digo sin poder creerme lo que está ocurriendo.- ¿Quién te ha contado semejante mentira?

Aeryn comienza a llorar y a mí se me parte el alma. No puedo verla llorar. Me acerco a ella para abrazarla e intentar calmarla pero ella me aparta y me da un tortazo en la cara.

- Vete, por favor...- susurra dejando caer sin control sus lágrimas.

- No, no lo haré porque tienes que saber que yo nunca haría tal cosa. ¿Para qué voy a querer estar con otra mujer teniendo a mi lado al ser más perfecto que jamás haya visto? Tienes que confiar en mí, Aeryn, no he hecho nada malo. Nunca lo haría. No puedo dejar de pensar en ti ni un sólo minuto del día. Te quiero, Aeryn. No me alejes y menos sin motivo, te lo ruego- no puedo evitar que mi voz se rompa con esa última frase.

Ella se deja caer en el suelo y se tapa su cara mientras llora. Me da igual que me vuelva a pegar, no puedo quedarme en pie viendo como sufre sin yo hacer nada. Me siento a su lado, le envuelvo el cuerpo con mis brazos y esta vez no me aparta. Beso la coronilla de su cabeza y le susurro cosas para calmarla. Así estamos un buen rato hasta que deja de llorar y poco a poco se va tranquilizando. No paro de acariciar su pelo. Creo que se ha quedado dormida.

La cojo en brazos y la tumbo sobre su cama. Yo me pongo a su lado y la vuelvo a abrazar.

Espero no cruzarme al causante de todo esto.

•••

Por la mañana unas caricias en el pelo me hacen despertar.

- Ojalá todas las mañanas tuviese este despertar- murmuro somnoliento con una sonrisa que no puedo evitar sacar cuando está cerca de mí.

- No quería despertarte- susurra con una sonrisa triste.

- Tranquila, mi Luna, prefiero tener los ojos bien abiertos para no desperdiciar ni un solo segundo de tu presencia.

- Eres demasiado bueno conmigo- suelto una carcajada.

- Eres la primera persona que me dice eso.

- Es la verdad- dice sin parar de acariciarme pero con la mirada perdida.

- Tú también lo eres. Bueno, quizá después de que ayer me cruzases la cara con la mano abierta deberé replantearme tu nivel de bondad- bromeo.

- Había olvidado el bofetón- dice cerrando sus ojos con fuerza.

- Tranquila, la versión oficial será que me pegaste pero yo al ser el Alfa más fuerte y guapo del planeta no sentí nada; nuestra versión será que tendré la cara adolorida durante una semana.

- Lo siento mucho, Fredek- dice suspirando intentado retener sus lágrimas.

- Ey, pecas, no llores- la acerco más a mí.

- Debí haber confiado en ti...

- Eso es verdad, lo debiste haber hecho. Quiero que entre los dos haya plena confianza y que ninguno dude del otro- le digo besando su frente.

- Yo también lo quiero así, pero cuando escuché a esa zorra diciendo que a su lobito lo tenía más que controlado, algo hirvió dentro de mí y no atendí a razones.

- ¿Quién dijo eso, Aeryn?- pregunto serio.

- No lo sé, una chica con sus amigas que estaban en la heladería. Me sonaba de haberla visto en el baile. Creo que dijeron su nombre pero no lo recuerdo ahora mismo.

Pienso en las mujeres del baile y podría ser cualquiera. Me hube acostado con la gran mayoría, pero eso obviamente no se lo diré ni ahora ni nunca a Aeryn. No quiero sembrar la duda en ella.

- En resumen, que te pusiste celosa, me pegaste y te fuiste a dormir- digo burlándome de ella.

- Exacto- dice y ríe.

Amo su risa. ¿Cómo no quererla?

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora