DAN
Estoy en el bar de siempre con Abigail. Mejor dicho, Abigail está con su demonio y yo en la barra solo, como ya es costumbre. Sé que puedo confiar en Aeryn, no la dirá nada a Fredek sobre la relación de su hermana pero de todos modos no me gusta que le tenga que mentir. Yo sé lo difícil que es eso, Andrew y yo no nos ocultábamos nada. Joder, cómo le echo de menos... Acabas aprendiendo a vivir con el dolor pero eso no quiere decir que duela menos.
Bebo otro trago de mi segunda cerveza. Desde que todo pasó no recuerdo un sólo día en el que haya podido dormir sin despertarme a media noche por causa de las pesadillas. Sueño con el día en el que todo ocurrió, en el que todo terminó. Otras noches tengo mejor suerte y sueño diferentes maneras de matar a Rustam, siempre de las peores formas posibles. Sé que con el odio y el rencor no podré avanzar pero me es imposible olvidarlo.
Termino mi cerveza y me dispongo a pedir otra al camarero pero éste se me adelanta y me la sirve.
- De parte del hombre del rincón- miro hacia donde me ha indicado y veo como un hombre alza su copa hacia mí en señal de brindis.
Yo hago lo mismo con la mía y doy un trago a la botella.
No le había visto antes por aquí. Me giro para ver cómo le va a Abigail y parece que todo está bien. Tontea con el Eros, el demonio que la tiene completamente enamorada y siento algo de envidia. Ojalá pudiésemos ser esos Andrew y yo.
- Te veo muy pensativo- dice una voz a mi lado y miro hacia allí.
Es el hombre que me ha invitado a la cerveza. Es moreno, musculado y con unos ojos algo achinados que le dan un toque exótico, de un color oscuro pero no llega al negro de los de mi hermana o los míos, sino que se detienen cuando llegan a un grisáceo muy oscuro, como ceniza. Debo admitir que es muy atractivo.
- Hola, soy Orrel, de la manada Marea Alta, ¿qué hay de ti?- me pregunta con una sonrisa sexy.
- Dan, de Luna Azúl- le digo tragando algo de saliva.
Hacia mucho tiempo que nadie intentaba ligar conmigo. Me siento raro, como si estuviese traicionando a Andrew.
- Un penique por tus pensamientos- me dice sin borrar su sonrisa.
- Demasiado complicado todo como para resumirlo en el tiempo que me dura la cerveza- digo levantándola.
- Acabaremos con todas las existencias de alcohol del bar si es necesario- me dice y no puedo evitar reir.- Eso está mejor. Tienes una bonita risa, deberías mostrarla más.
- Antes lo hacía,- digo mirando hacia ninguna parte- pero últimamente me cuesta más.
- Lo entiendo,- me dice y vuelve a captar mi atención- hay días en los que buscas algún motivo para seguir en pie,- dice pensativo- pero recuerdas que hay gente por la que merece la pena levantarse y pintar en tu cara una sonrisa de tranquilidad para ellos.
Frunzo ligeramente el ceño. Es como supiera exactamente cómo me siento.
- Pero la vida sigue,- se encoge de hombros,- es lo que me repito cada día. A veces necesitamos mentirnos a nosotros mismos y hacernos creer que todo estará bien, aunque no sea así.
Levanto mi botella hacia su copa.
- Por los mentirosos- digo y sonríe brindando conmigo.
- ¿A qué te dedicas?- me pregunta y yo suspiro.
- Ayudo a mi padre en un taller mecánico- le digo y él se sorprende.
- Vaya, no me lo esperaba.
- ¿Y qué es lo que te esperabas?- pregunto divertido.
- No sé, quizás algo relacionado con asuntos de tu manada, algo más del tipo de sentarte en una silla y manejar números.
- ¿Tengo pinta de aburrido?- el suelta una carcajada.
- Para nada, todo lo contrario- me dice mirándome con deseo.
Me pongo algo nervioso. No quiero sentir atracción por él, pero no puedo evitarlo. Me siento muy a gusto hablando con él, es como si nos conociésemos de toda la vida.
- Si te soy sincero, lo de la mecánica no era lo mío,- ahora soy yo el que capta su atención.- Antes estudiaba, quería ser médico pero cuando estaba en el quinto año de carrera mi padre sufrió un infarto y tuvo que tomarse las cosas con calma así que para quitarle algo de agobio, le empecé a ayudar en el taller. Él no quería pero yo insistí. Me convencí a mí mismo de que sería algo temporal y ya han pasado unos cuantos años de eso- digo con una sonrisa triste.
- Te acabo de conocer y ya puedo ver que eres una gran persona- me dice sincero, sin ningún tipo de coqueteo.
- ¿Y tú?- le pregunto para apartar la tensión que seguramente sólo yo sentía.
- Soy guardia, soldado... ya sabes, trabajo en la seguridad de mi manada, nada interesante- yo asiento.
- Más interesante que mi vida seguro que es- digo bromeando.
- Yo no estoy tan seguro de eso,- dice volviendo a sonreír,- y me encantaría descubrir cada secreto que sé que ocultas- murmura en mi oído y yo noto un escalofrío que sube a lo largo de mi columna vertebral.
Miro para parecer tranquilo hacia la mesa de Abigail; no la puedo perder de vista.
Vuelvo mi mirada a Orrel y veo cómo termina su copa dejándola en la barra.
- Voy a ir a tomarme la última con unos amigos a otro bar, ¿te vienes con nosotros?
- Lo siento pero no puedo- le digo haciendo una mueca.- Estoy cuidando a la hermana de un amigo y no puedo dejarla sola.
- ¿La chica morena que se come con la mirada al demonio?- dice divertido y yo asiento.- Es una lástima, me hubiese encantado pasar más tiempo contigo.
- A mí también- le digo sincero.
- ¿Sueles venir por aquí?- pregunta.
- Sí, bastante a menudo.
- Es la primera vez que yo vengo pero creo que se convertirá en la primera parada de mi ruta a partir de ahora- dice sonriéndome y se marcha rozando mi mano sutilmente al pasar por mi lado provocando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
Me quiero autoconvencer de que no me voy con él por Abi, pero sé que no es así. Si no le acompaño es porque me sentiría como una mierda conmigo mismo. Por mucho que me atraiga, no puedo sacar de mi cabeza a Andrew y no creo que eso cambie nunca.
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DEAR WOLF [COMPLETA]
Werewolf[COMPLETA] Aeryn regresa a su manada tras la muerte de su madre después de haber convivido durante años con humanos. Allí encontrará a su mate, Fredek, algo que no estaba en sus planes. Dos personas que a primera vista no tienen nada en común, pero...