Capítulo 38

37.8K 2.6K 200
                                    

FREDEK

Bruja, Aeryn es una bruja.

Todavía no soy capaz de asimilarlo. No es que tenga ningún problema con que lo sea. Yo la seguiría queriendo de la misma forma fuese medio vampiro o medio fregadero. Lo que temo es que decida dejarme e irse a vivir al aquelarre. No soy idiota, sé que Olenka e Iván se lo ofrecerán y ella seguramente querrá descubrir sus poderes, si es que los tiene, pero viendo el interés de Olenka por ella está claro que debe albergar un gran poder en su interior.

Llego a casa y Aeryn y Abigail están sentadas en el sillón viendo la televisión.

— Fredek...— susurra Aeryn.

Yo la miro. No sé qué decirla.

— ¿Dónde has estado?— me pregunta enfadada mi hermana.

— Pensando.

— ¿En qué?— me pregunta.

— En nada que a ti te incumba— le contesto borde y ella alza una ceja.

— Creo que me iré a mi habitación— dice y sube las escaleras para dejarnos a Aeryn y a mí solos.

— Fredek, yo...

— Espera, déjame hablar a mí primero— la interrumpo.— Si te quieres marchar con Olenka e Iván lo entenderé y no me interpondré en tu camino, quiero que tengas eso claro.

— Pero, ¿de qué estás hablando?— pregunta confusa.

— De que ahora que sabes quién eres querrás sacar el máximo partido de tus poderes y yo no soy nadie para impedírtelo— le explico.

— ¿Por qué no te callas y me besas de una vez?— me dice acercándose a mis labios y dándome un beso que calma por completo mi ser.— Quítate esas ideas estúpidas de la cabeza, nunca me iré de tu lado— dice abrazándome haciéndome saber que todo está bien.

— Te quiero, Aeryn— la digo besando su cabeza.

— Precioso— dice Dominic sarcástico bajando por las escaleras mientras da palmas.— Ahora, si no es mucho pedir, debemos ir al bosque a buscar a Milenka si no quieres que Rustam acabe contigo.

— Y contigo— le recuerdo.

— Te aseguro que a estas alturas me trae sin cuidado lo que Rustam haga conmigo— dice mirando de reojo a Aeryn y ella agacha su cabeza.

— ¿Qué ha pasado entre vosotros dos?— pregunto frunciendo el ceño.

— Nada,— responde Dominic serio— ¿nos vamos ya o el festival de besos va a durar mucho más? Lo digo porque quiero volver antes de que anochezca— dice mientras se abrocha su abrigo azulón.

— Ten cuidado— me dice Aeryn preocupada.

— Estate tranquila, no me pasará nada— la digo.

— Tú también Dominic— le dice y éste sale de la casa sin contestar.

Qué raro.

•••

Hemos corrido un par de kilómetros adentrándonos en el bosque para llegar al refugio de las hadas. Allí nos reuniremos con Milenka, su líder. Quizás esto sea lo más difícil. Las hadas no juegan limpio: son expertas en mentir y en la diversión. Para ellas todo es un juego y será difícil hacerlas entrar en razón.

Dominic baja el ritmo hasta detenerse en una zona más frondosa.

— Es aquí— murmura.

— ¿Aquí?— pregunto.— ¡Pero si no hay nada!— exclamo mirando a mi alrededor.

— De verdad que no entiendo cómo con lo imbécil que eres Aeryn prefiera...— no puede terminar la frase porque el suelo a nuestro alrededor se vuelve inestable hasta que finalmente la tierra se nos traga literalmente.

Cuando me estoy incorporando de la caída, unas dulces risas me hacen levantar la cabeza. Bellas mujeres se ríen por nuestra torpeza. Unas se apartan de Dominic haciendo gestos por su olor.

Ya me caen bien.

— ¿Quiénes sois?— pregunta una de ellas con una voz muy aguda, como si hubiese aspirado helio de un globo.

— Yo soy el Alfa de la manada Luna Azúl y él es un vampiro— digo.

— Heredero del trono— dice Dominic cabreado.

— Sí, lo que sea— digo quitándole importancia.— Venimos a ver a Milenka.

Ellas contienen la respiración por la sorpresa.

— ¿Estáis seguros?— pregunta otra.

— Completamente— digo.

— De acuerdo,— se encoge una de hombros— seguidme— ordena y así lo hacemos.

Para ser sinceros, esto parece un lugar mágico. Todo está rodeado por el color verde oscuro de las plantas y decorado con flores lilas y azules claras. La luz de cientos de luciérnagas son lo único que nos permite ver.

El hada se detiene finalmente.

— Es aquí— se le escapa una pequeña risa.

Dominic frunce el ceño con enfado; odia que se rían de él.

— No será un truco— dice incrédulo.

— Tranquilo, apestoso, eso se lo dejo a Milenka— vuelve a reír y se marcha.

Entramos a una zona que supongo para las hadas se podría considerar una habitación. Sentada en una especie de arbusto de forma cuadrada se encuentra el ser más hermoso que nunca antes hubiese visto.

Normalmente las hadas cuando se relacionan con el resto de especies adoptan una forma más humana. Aquí todas están al natural, como si en mi manada todos anduvieramos en nuestra forma de lobo.

Ella tiene el pelo ondulado violeta que seguramente en pie la llegaría por las rodillas. Ojos del mismo color que el pelo y muy grandes. Labios muy gruesos de un color rosa pálido y una nariz pequeña y respingona. De su espalda salen unas alas que mezclan colores rosas, blancos y verdes.

— ¿Qué puedo hacer por ustedes?— pregunta con una risa aguda al final.

Dominic bufa por su risa.

— Venimos a pedirte ayuda— le digo.— Somos...

— Ya sé quiénes sois— Milenka alza el vuelo y revolotea entre Dominic y yo.— El lobito que está en guerra con Rustam y el traidor.

Dominic no es de mi agrado, pero a veces me da pena que le traten de esa forma. Será un vampiro y el sobrino de Rustam, pero salvó a mi Luna y estoy en deuda con él. Además, él nunca replica a nadie sus faltas de respeto hacia su persona, yo no creo que tuviese tanta paciencia en su lugar.

— ¿Por qué os tendría que ayudar?— pregunta mientras vuela y ríe por el lugar.

— Pues verás...

— ¡No!— me corta volando con gran velocidad para ponerse cara a cara mío y de la impresión doy un bote hacia atrás.— Tú no,— ríe— que hable el muerto.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora