FREDEK
Mi corazón iba a mil por hora. Me metí en mi despacho intentando controlar las ganas que tengo de ir a por Aeryn y hacerla mía.
No me reconozco. Nunca había sido tan incapaz de controlar mis emociones como ahora. Hacía meses que mi mente no tenía tantos problemas para ordenar sus pensamientos. No creí encontrar a mi mate pero ella es mejor de lo que nunca hubiese podido imaginar. Cuando la toco noto una felicidad extrema hasta ahora desconocida para mí. Me encanta todo en ella y noto sudores fríos sólo de pensar en que está tan cerca pero no la puedo tener. Nunca se me pasó por la cabeza que la hermana pequeña de Dan pudiese llegar a ser mi mate.
Una irrupción en mi despacho hace que me desvíe de mis pensamientos.
— ¿Qué cojones quieres?— espeto sin mucha paciencia.
— No te acerques a mi hermana— pierdo por completo el control y voy a por él como un miura estampándole contra la puerta.
Le alzo del suelo sujetándole por el cuello de la camisa.
— En tu vida vuelvas a hablarme así, eso para empezar— le digo con los dientes apretados aguantando las ganas que tengo de partirle el cuello sólo porque Aeryn nunca me lo perdonaría.— No vuelvas a decirme lo que debo o no hacer y, por último, ni tú ni nadie impedirá que me acerque a tu hermana— le suelto y él cae tosiendo al suelo.
— ¿Nadie?— comienza a reír mientras tose.— ¿Crees que mi hermana querrá estar a tu lado cuando sepa lo que eres?
— Y, ¿qué es lo que soy?— le pregunto alzando una ceja.
— Un monstruo— me dice y yo le pego una patada en el estómago haciendo que se retuerza sujetándose la tripa.
— Tienes suerte de ser el hermano de Aeryn, de no ser así no vivirías para contarlo— le digo disfrutando de sus quejidos.
— Aeryn no se merece estar junto a ti. Le robarás la luz, como has hecho con todo el que te rodea y como lo estás haciendo con tu hermana— eso ya sí que me saca de mis casillas.
Le levanto del suelo y le tiro sobre una mesa haciendo que ésta se rompa en pedazos.
— ¡Nunca vuelvas a hablar de mi hermana!— le grito y mi lobo lucha por salir.
Mi voz se ha vuelto más grave, tengo garras por manos y en mi mirada sólo existe el color rojo sangre.
— ¿Me has oído?— le grito alzándole de nuevo por los aires.
— Eres un cínico de mierda— escupe sangre— Te pones furioso porque menciono a tu hermana pero tú la tratas como si no fuese nadie.
Vuelvo a cogerle y le alzo de nuevo.
— ¿Quieres morir esta noche, Vólkov?
— Me encantaría si no fuera porque te dejaría el camino libre para estar con mi hermana.
Quiero matarle. De verdad, quiero descuartizarle y que la mujer de la limpieza recoja cada miembro de su cuerpo uno a uno, pero no lo haré. No por él, sino por Aeryn.
En ese momento entra mi beta y queda horrorizado por la escena.
— ¿Qué ha pasado aquí?— odio cuando la gente hace preguntas así de estúpidas.
— Llévatelo de mi vista— le ordeno a Marcus y él asiente.
Cuando ambos están en la puerta, Dan se gira hacia mí.
— No creas que yo seré un impedimento para el cumplimiento de tus planes; tú mismo lo joderás todo, como lo has hecho siempre.
•••
Vuelvo a mi sitio en la barra del bar. Miro como la gente baila despreocupada. Como parejas felices se besan y manifiestan su amor. Algún día yo seré uno de esos hombres junto a mi Luna.
Miro en la parte izquierda del salón como Abigail habla con sus amigas. ¿Realmente estoy apagando su luz? Soy su hermano mayor, ella sólo tiene dieciocho años y mi deber es protegerla, pero no quiero que sea infeliz por tener que estar cerca de mí.
Me levanto de mi sitio y voy hacia ella. Cuando sus amigas me ven llegar, el temor se instaura en sus caras y mi hermana gira para ver qué es lo que las ocurre.
— ¿Ocurre algo, Fredek?— es la única a la que le permito llamarme por mi nombre.
A ella y a Aeryn.
— ¿Podemos hablar un momento?— le digo en voz baja.
Ella asiente sin saber qué es lo que tengo que decirle y me sigue un par de metros alejada de donde estaba.
— ¿He hecho algo malo?— pregunta tartamudeando.— ¡Oh Dios mío! ¿Qué te ha pasado ahí?— pregunta asustada al ver un corte en el cuello que probablemente me hice una hora antes en el despacho.
Yo le aparto bruscamente la mano. No sé por qué no puedo evitar comportarme así. No me gusta ver esa mirada en Abigail. Aunque no se lo diga, la quiero demasiado.
— He estado pensando y creo que no pasará nada porque duermas una noche fuera de casa— le digo encogiéndome de hombros y su cara cambia a absoluta sorpresa.
— ¿De verdad?— pregunta y yo asiento.— ¿Dónde está el truco?
— ¿Qué truco?— fruzo el ceño y ella se tira sobre mí y me abraza.
Me pilla por sorpresa pero logro reaccionar y la devuelvo el abrazo. Hacía tanto tiempo que nadie me abrazaba así que ya no recordaba lo que se sentía.
Ella se separa de mí apurada.
— Em... lo siento, yo...— dice nerviosa y me duele ver como se intenta disculpar por abrazarme.
¿En qué momento he llegado hasta este extremo?
— Tranquila,— le digo acariciando su mejilla,— no pasa nada. Ve con tus amigas.
— Gracias, Fredek— se va a ir pero se para y me mira.— ¿Te puedo hacer una pregunta?— pregunta dudosa y yo asiento.— ¿Es verdad lo que dicen?
— ¿El qué?
— Que has encontrado a tu mate— yo alzo las cejas pero asiento.
— Me alegro por ti, Fredek. Te lo mereces— dice y se marcha.
Mi hermana no se habrá dado cuenta, pero esas palabras han logrado derribar una de las decenas de barreras que construí durante estos meses.
Pero aún quedan muchas otras en pie.
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DEAR WOLF [COMPLETA]
Werewolf[COMPLETA] Aeryn regresa a su manada tras la muerte de su madre después de haber convivido durante años con humanos. Allí encontrará a su mate, Fredek, algo que no estaba en sus planes. Dos personas que a primera vista no tienen nada en común, pero...