Capítulo 3

94.1K 5.5K 581
                                    

AERYN

Me estoy sirviendo algo en una especie de bufé colocado al fondo de la sala. Sólo hace tres días desde que llegué y no tenía ganas de venir a este baile pero cuando mi padre me dijo que era el momento favorito del año de mi madre no dudé en venir.

De pronto noto el murmullo de la gente a mi alrededor y una mirada fija en mi espalda. Un olor maravilloso me invade. Menta. Mi loba está frenética y grita entusiasmada. Me giro para encontrarme con una mirada penetrante que entra hasta el fondo de mi ser. El hombre poseedor de tal mirada se acerca y me toma posesivamente de la cintura colocando su mano en mi espalda baja y atrayéndome hacia él. Entierra su cara en mi cuello e inspira profundamente haciéndome estremecer.

- Mía- susurra con una voz ronca que hace que mi bello se ponga de punta.

Mi instinto me hace separarme bruscamente dándome a entender que hay algo oscuro en él. Él me da una mirada dolida y noto como mi loba sufre. Yo huyo hacia el piso superior.

Mis piernas se mueven solas sin que mi mente las ordene nada. La gente mira temerosa la escena pero nada me detiene. Ya arriba, salgo a un balcón que da al patio trasero. Respiro con dificultad. Noto la presencia de alguien tras de mí y no necesito girarme para saber de quién se trata.

No sabría explicar la sensación que tengo en estos momentos. Atracción mezclada con un miedo intenso.

Él se coloca detrás de mí, presionando mi espalda contra su pecho.

- No podrás huir de mí- dice en mi oreja y un escalofrío recorre mi cuerpo.

Me gira para estar cara a cara con él.

- Dime tu nombre.

- Aeryn- digo en un susurro apenas audible sin apartar mi mirada de sus ojos.

- Aeryn Vólkov- me sorprendo al saber que sabe quién soy.

- ¿Nos conocemos?

- Nunca me olvidaría de tu nombre- me dice acariciando mi mejilla con su pulgar; rozándome como si fuera la cosa más frágil y a la vez valiosa que haya visto en su vida.- Cuando eras pequeña, les decías a tus amigas que yo era tu novio y yo siempre lo negaba- dice sonriendo de forma nostálgica.- Parece que ahora han cambiado las tornas, ¿no crees, pecas?

Abro mis ojos de par en par al reconocer ese apodo. Sólo una persona en todo el mundo se ha referido a mí de esa forma.

- Fredek.

- Nunca antes mi nombre había sonado tan bien- dice si dejar de acariciarme.

- Eras el mejor amigo de Dan... Espera un momento. Eso quiere decir que tú eres...

- El Alfa de esta manada- termina la frase por mí.- Lo que te convierte en mi Luna. Mía.

La cabeza me da vueltas. Es el déspota que tiene atemorizada a toda la manada. Doy un paso hacia atrás instintivamente.

- No te alejes de mí, Luna- me dice con una voz desgarradora.

Yo no quería tener mate. Ni siquiera tenía en mis planes quedarme atada para siempre en esta manada.

- No puedo, Fredek. Nuestro destino no es estar juntos- su gesto se oscurece.

- ¿A caso hay destino mayor que el que te impone la Diosa Luna?- pregunta alzando un poco la voz y alza su mano hacia mí.

Yo aprieto los ojos y me encojo instintivamente esperando a recibir un golpe pero nunca llega. Los abro y veo como Fredek tiene sus ojos abiertos de par en par enrojecidos y su boca entreabierta. La palma de su mano está a pocos centímetros de mí mejilla.

- Tú también no, por favor- susurra con su voz rota.- No me tengas miedo, te lo suplico.

- Yo... lo siento- consigo decir.

Estamos en silencio un par de minutos mirándonos. Algo pasa por su cabeza y su mirada se oscurece. Baja su mano y aprieta sus puños a ambos costados.

- No podrás escapar de mí, Luna- dice y se marcha dejándome ahí sola.

Yo me apoyo en la barandilla del balcón e intento controlar mi respiración. Miro a la luna que brilla con intensidad.

- Un Alfa no, por favor.

°°°

En el gran salón, la gente no para de lanzarme miradas. Algunas cargadas de curiosidad, otras de pena e incluso alguna de envidia por parte de alguna que otra mujer.

- Aeryn,- viene mi hermano hacia mí,- ¿qué ha ocurrido?- me pregunta preocupado.

- Mi mate, me ha encontrado.

- ¿En serio? ¡Eso es fantástico!- me dice alegre Dan.- Y dime, ¿de quién se trata?

- Fredek, el Alfa- digo y la expresión de mi hermano cambia a una de puro terror, pero pronto deja paso a la rabia.

Se gira ofuscado y yo le detengo.

- ¡Espera! - digo nerviosa.- ¿Qué vas a hacer?

- Mira, Aeryn, si ese imbécil me chantajea a mí, no me importa. Pero cuando se trata de ti es otra cosa- me dice en un tono que nunca había escuchado en él.

- Olvídalo, Dan, por favor, vámonos a casa.

- Esto es algo que debo hacer- me dice y se va.

Yo me pongo muy nerviosa, no quiero que el Alfa le haga nada malo a Dan.

Él y Fredek eran inseparables. Siempre les recordé juntos desde que tengo uso de razón. No sé qué ocurriría entre ellos, pero por la forma en la que Dan habla siempre de él, tuvo que ser algo grave.

- Hija,- se me acerca mi padre y me abraza.- Marchémonos ya.

- Pero Dan...

- Dan sabe cuidarse solo. Ahora debemos irnos- me sujeta fuerte la mano como cuando era pequeña y nos vamos ante la atenta mirada de los asistentes al baile.

Un baile en el que he hecho de todo menos bailar.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora