DOMINIC
Me ha sorprendido lo que Olenka contó sobre la madre de Aeryn, no que dijese que era bruja, si no la reacción de Olenka al descubrirlo. Que fuese bruja o no, no tiene mayor trascendencia pero sí el hecho de que ella perdiese su ya famosa compostura serena imperturbable.
De Iván mejor no comento. Me encantaría partirle la cara pero por el bien de todos no lo haré. Además, ya estoy acostumbrado a que todo el mundo me odie por ser quien soy. Uno más no me cambiará la vida, sinceramente.
Luego está la reacción de Fredek. ¿Cómo puede ser tan gilipollas de dejar a Aeryn sola en un momento así? No lo entiendo. Ya ha pasado un día y aún no ha vuelto.
Me acerco a la habitación de Aeryn. La puerta está entreabierta y la veo tumbada en la cama. ¿Por qué es tan preciosa? Me encantaría correr hacia ella, atraparla bajo mi cuerpo y que nunca más pudiese escaparse de entre mis brazos. Ojalá fuese todo tan fácil.
- ¿Dominic?- me sobresalto al escuchar su voz.
Entro a la habitación.
- Hola, ¿qué tal estás?- pregunto para disimular y evitar que piense que la estoy espiando.
Ella suspira por el cansancio y se sienta con sus piernas cruzadas. Yo me siento a su lado con los pies en el suelo.
- No estoy bien, Dominic, no te voy a engañar- dice apoyando su cabeza en mi hombro.
¡Joder! Mi corazón bombea de una forma frenética. No puedo soportar esta tortura de tenerla tan cerca pero sentirla tan lejos.
- Aeryn, yo... te tengo que decir algo.
¡No! No, no y no. ¿Por qué he tenido que decirla eso? No es un buen momento.
- ¿El qué?- me pregunta confusa.
Me mira con esos ojos oscuros que cuando me miran hacen que el sentido y la razón se me nublen por completo. Ella no está bien pero, ¿cuándo llegará el momento en el que alguien piense en mí? Debo hacerle caso al único consejo útil que Rustam me ha dado: debo pensar en mí mismo. De perdidos al río.
- Hay algo que no te he contado y que me he guardado para mí desde que te ví por primera vez en el pasillo de la Facultad- ella me mira con atención y yo cojo aire como si eso me fuese a ayudar en algo.- Yo... lo he intentado ocultar, borrar de mi mente pero me ha sido imposible.
- No te entiendo, Dominic- me dice frunciendo el ceño.
- Verás, los lobos tenéis mates, ¿verdad?- ella asiente.- Bueno, pues los vampiros también los tenemos aunque los llamamos de otra forma.
- ¿Y eso qué tiene que ver conmigo?- mierda, esto es más difícil de lo que pensaba.
- Tú, Aeryn, eres mi "mate"- me dejo de rodeos y se lo digo.
Ella abre sus ojos y se aleja un poco de mí. No te alejes, por favor...
- P-pero... eso es imposible. Yo ya tengo un mate y ése es Fredek.
- Lo sé y no te imaginas la rabia qur me produce pensar que le conociste antes que a mí- digo apretando mis puños.
- Pero no puede ser porque yo no siento la atracción hacia ti que yo siento por Fredek.
Vale, si no intentaba ser cruel, se ha lucido. Eso ha sido como una puñalada en el corazón.
- Gracias...- murmuro.
- No quiero ser cruel,- dice nerviosa- pero es la verdad. Si el destino era que estuviésemos juntos, ¿por qué yo no siento lo mismo que tú sientes por mí?- me encojo de hombros.
No había pensado en eso.
- No lo sé- susurro.
Creía que esto sería difícil para mí pero es mucho peor, está rechazando sin dudar siquiera.
- Mira, Aeryn, puede que yo no sea suficiente para alguien como tú, lo entiendo- ella niega con la cabeza.- Por favor, déjame terminar. Yo no seré digno de tu amor, pero te lo tenía que decir. Olenka lo supo cuando se metió en mi interior. Yo no soy dueño de mis emociones, no las puedo controlar. No puedo evitar que para mí verte sea como un chute de adrenalina. Cuando te ví, fue como si al fin encontrase algo que no sabía que llevaba toda la vida buscando. Yo no te voy a exigir nada. Sólo quería que lo supieras.
- ¿Por eso me salvaste de Rustam?- pregunta con un hilo de voz.
- ¿Por qué otra razón lo haría si no?- pregunto con una sonrisa triste.
- Has arriesgado todo por mí...- dice en un susurro.- Y por eso nos estás ayudando- yo asiento.
- Soy imbécil, lo sé, pero no puedo cambiar lo que siento.
- Eres un chico fantástico, Dominic, y estoy segura de que algún día...
- ¡No!- grito poniéndome en pie y ella da un bote del susto.- ¡Ni se te ocurra decirlo! No lo digas porque no es verdad. Esto no es un mundo maravilloso en el que pueda enamorarme veinte veces de veinte personas distintas. No. Los vampiros no funcionamos así. Somos inmortales,- la digo con rabia- y yo estoy condenado a vivir toda la eternidad sólo.
- Dominic, por favor...- me dice apunto de llorar.
- Aeryn,- digo con la voz rota,- puede que para ti no signifique una mierda pero eso no cambiará que yo viva por y para ti. Siempre que necesites algo, estaré allí, por mucho que me odie a mí mismo, estaré. Por mucho que me duela y tenga ganas de entregarme a Rustam y terminar con todo cada vez que te veo junto a Fredek. Las cosas no van a cambiar, ya lo he asumido. Pero no tienes derecho a decirme que todo irá bien y que encontraré a otra persona porque no es verdad- se tapa la boca mitigando sus sollozos.- No llores,- le digo calmándome pero sin moverme de mi sitio,- tú no tienes por qué hacerlo.
La digo y no aguanto más esta situación. Me doy media vuelta y salgo por la puerta dándome cuenta de que he dejado que se me escapa de de entre los dedos al amor de mi vida.
ESTÁS LEYENDO
DEAR WOLF [COMPLETA]
Werewolf[COMPLETA] Aeryn regresa a su manada tras la muerte de su madre después de haber convivido durante años con humanos. Allí encontrará a su mate, Fredek, algo que no estaba en sus planes. Dos personas que a primera vista no tienen nada en común, pero...