Capítulo 2- Mi Rutina

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Me desperté por unos gritos provenientes de la cocina.

Ignoré el ruido y seguí durmiendo.

.-.-.

-¡MI DESAYUNO!- gritó alguien en mi oído, haciendo que me despierte rápidamente.

Miré a quien me grita, es Miguel.

-Eres mayor que yo, prepárate el desayuno solo- dije.

-¡¿CÓMO TE ATREVES A FALTARME EL RESPETO?! ¡PREPÁRAME EL DESAYUNO! ¡YA!- gritó Miguel.

Miguel me agarró de los pelos y me arrastró hasta la cocina, haciendo que me golpeara con los escalones que sirven para subir y bajar al sótano, que es mi habitación.

-¡MADRE! ¡NO ME HA PREPARADO EL DESAYUNO!- lloriqueó Miguel, en frente de María.

-Estúpida.... ¡¿Cuándo entenderás que tienes que prepararnos la comida?!- dijo María.

-María, querida, no le grites.... Te harás mal la voz y hoy tenemos una reunión- dijo Matías-. Yo me encargo.

Miguel me soltó y Matías me agarró de los hombros, levantándome.

-Pelotuda, ¿Te acuerdas que tienes que hacernos el desayuno?- dijo Matías, pero no pude responder, ya que estoy muy adolorida-. ¡TIENES QUE PREPARARNOS EL DESAYUNO! ¡YA! ¡AHORA!

Matías me golpeó repetitivas veces y me lanzó contra la puerta de la cocina.

-Ahora, haznos el desayuno- dijo María.

Fui a la cocina y preparé el desayuno para todos.

Serví los waffles, cafés,  medialunas, tostadas y los aderezos.

-Te dije un millón de veces, que yo tomo café con dos cucharadas de edulcorante- dijo Martín, lanzándome el café caliente sobre mí, quemándome.

Me quejé al sentir el café ardiendo sobre mi piel.

-Prepárame un café, correctamente- dijo Martín, empujándome contra la puerta de la cocina.

Preparé el café de Martín correctamente y se lo di.

-Limpia el suelo- me ordenó María.

-Necesito cambiarme- dije en voz baja.

-Eres la sirvienta, limpia como se te ordena- dijo María.

Una de las empleadas llegó y se acercó a mi, para limpiar el suelo, pero María la detuvo.

-Señorita, no limpie- dijo María amablemente a la empleada-. La mocosa sabe hacerlo sola.

-Si quiere la ayudo- me dijo Marinela, la empleada.

-No es necesario- dije, sonriendo, ya que mi familia me amenaza con la mirada.

Limpié el suelo.

-Ya puedes retirarte- dijo Martín y fui a mi habitación.

Agarré ropa limpia y me fui a bañar.

Me duché y cambié.

-¡NOS VAMOS!- gritó Marcos-. ¡MOCOSA! ¡LIMPIA MI HABITACIÓN Y HAZ MI TAREA!

-¡PARA MI LO MISMO!- dijeron los otros 4 hermanos, a la vez.

Escuché el ruido de la puerta abriéndose y cerrándose con fuerza.

Salí de mi habitación y fui a la habitación de mis hermanos y padres, donde ordené y limpié todo (con ayuda de las empleadas) e hice la tarea de mis hermanos (cosa fácil, ya que aprendí todo lo que ellos estudian).

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora