Capítulo 39- Ignorando y nuevo problema

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Ya es la noche.

Como los chicos no me dijeron la razón de su pelea, no les hablé ni les dirigí la mirada a ambos.

Los 3 estamos muy mal... No podemos aguantar todo el día así, pero nuestro orgullo es mayor que todo.

Cenamos en silencio, viendo la televisión.

.-.-.

Estoy bañándome, escuchando y cantando "mueve el ombligo". Es una canción más vieja que la escarapela y el escudo, pero no me importa... Me gusta esa canción, ya que la bailaba en el Instituto de la Mafia de pequeña, para dejar de estar triste y créanme que sirve (les dejo la canción en multimedia).

Aún cantando, salí de la ducha y subí el volumen.

Me sequé y fui cantando a mi habitación, en busca de ropa.

Escuché otras 2 voces cantando la misma canción, en mi habitación.

Abrí la puerta y me encontré a los chicos, bailando.

Pausé la canción y miré a los chicos de mala manera.

Miré la hora. Son las 12:11AM... Así que, ya le puedo hablar a los chicos, sin que mi orgullo salga herido.

-¿Qué hacen en mi habitación?- pregunté, muy tranquila.

-Vinimos a disculparnos contigo- dijo Tomas-. Pero escuchamos el ruido del agua cayendo, supusimos que te estabas bañando.

-Y como cantabas una canción que nos recuerda a la infancia y sabemos la letra de la canción, cantamos y bailamos contigo- dijo Julián.

-Si sabían que me estaba bañando... ¿Qué hacen en mi habitación?- dije, empezando a enojarme.

Acomodé la toalla que rodea mi desnudez.

-Te estábamos esperando- dijo Tomas.

-¿Ustedes saben, que mi armario, está en mi habitación y no el baño?- pregunté-. Necesito cambiarme... Salgan de mi habitación.

-No es nada que no haya visto- dijo Julián.

-Para mi, no es sorpresa- dijo Tomas.

Me sonrojé del enojo.

-¡SALGAN YA MISMO DE MI HABITACIÓN!- grité.

Sentí que se me estaba cayendo la toalla, así que la agarré con más firmesa.

-¡CORRE POR TU VIDA!- gritó Julián.

Los dos, salieron corriendo de mi habitación.

Me miré al espejo.

Estoy mostrando los colmillos y mis alas están a la vista.

Intenté volver a la normalidad, pero no pude.

Me sequé y me puse ropa normal, con una remera abierta de la espalda.

Abrí la puerta y toqué la puerta de mis padres, con desesperación.

-¡¿Qué sucede?!- dijeron mis padres, al abrir la puerta.

-Ayuda- dije, muy preocupada.

Continuará...


Editado: 03/01/2019

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora