Capítulo 3- La pelea

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Me subí a la Captiva negra de José.

-¿Lista?- me preguntó José.

-Siempre- le contesté.

José encendió el motor y fuimos al gimnasio donde sería la pelea.

-Aquí es- dijo mi entrenador, estacionando el auto.

Salimos del auto e ingresamos al lugar.

El gimnasio es de dos pisos, con un ring de boxeo (foto en multimedia) y al rededor hay muchísimos espectadores.

-Vamos- dijo José, guiándome entre la multitud, mientras vamos a la parte trasera del lugar, donde me preparé.

Me saqué la campera y el calzado.

Me puse la bata negra, me acomodé el pelo y me puse la máscara.

-Ya estoy lista- le dije a José.

-¡A luchar!- respondió.

Fuimos junto al ring, me presentaron y subí.

Pelee contra un chico, que se apoda "El Loco del Maniático", quien golpea, como si nunca siguiera una secuencia... Sus movimientos me confundieron.

Cerré mis ojos, pateé a mi oponente en la panza, quien se fue unos centímetros hacia atrás y lo volví a golpear, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.

Agarré su brazo y lo empujé hacia el otro lado, por detrás, inmovilizándolo.

-¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cinco! ¡ESTÁ FUERA!- gritó el arbitro y salí de encima de mi oponente.

Me levanté rápidamente del suelo y ayudé a mi oponente, quien se aprovechaba y me intentó tirar, pero en una maniobra rápida, lo esquivé y él volvió a caer.

-¡La Monja Secreta gana!- gritó el arbitro, levantando mi mano.

Todos los espectadores, pasaron de un lado a otro el dinero de sus apuestas.

Bajé del ring.

-Aquí tienes- dijo José, dándome el dinero que me pertenece.

-Gracias- dije.

Fuimos a la parte trasera del lugar y me volví a cambiar.

Al terminar de cambiarme, volví con José y salimos del edificio.

Estaba charlando con José sobre lo que pasó durante la pelea.

Me detuve, al sentir, que alguien agarró mi brazo, con delicadeza y fuerza, como si fuera un diamante.

-¿Juliana?- preguntó el desconocido.

Ese chico, se parece muchísimo a alguien que conozco... Pero no se quién es...

-Señor, se confunde de persona...- dije soltando su agarre y volviendo con José.

-¿Quién era? ¿Te hizo algo? ¿Lo golpeo?- dijo José, muy preocupado, mirándome y revisando mi cara.

-Esto bien- dije y reí-. No tienes que preocupare por mi... Sigo viva, luego de ir a mi casa, después de la escuela, esto no es nada...

-¿Segura que estás bien?- preguntó.

-Completamente segura- dije-. Ahora, llévame a casa, por favor... Tengo que dormir.

-Ok... Pero antes... Ten- dijo y me dio una paleta dulce.

-¡Gracias!- dije agarrándolo.

Abrí el dulce y lo comí.

Subimos al auto de José y me llevó a mi casa.

-Gracias por todo- dije, al llegar a casa.

-Recuerda que mañana no hay entrenamiento- me recordó.

-Ok...- dije, triste.

-Nos vemos el lunes- dijo-. Que duermas bien.

-Igualmente- dije.

Bajé del auto y entré de forma ninja a casa.

Me volví a bañar, me preparé y me dormí.

Continuará...


Editado: 02/01/2019

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora