Capítulo 23- Chocolate

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Me desperté, con ganas de ir al baño.

Abrí los ojos.

Estoy en mi cama, de mi nueva habitación.

Miré mi ropa, tengo puesto mi pijama de osos pandas.

A mi derecha está Julián y a mi izquierda Tomas.

Los dos, se me acercaron.

-Hola- dijo Tomas y me sonrió.

-Hola pequeña...- dijo Julián-. Llamaré a tus padres.

-Está bien...- dije.

Tomas soltó mi mano u me dio un beso en la frente.

-¿Cómo te sientes?- me preguntó Tomas.

Ya no me dolía la cabeza, lo que significa, que el chip ya no está en mi.

-Mucho mejor- dije-. ¿Por qué tengo mi pijama puesto y no la ropa que me dio Alejo?

-Cuanto terminó la operación, te sanaron la herida y te trajeron aquí... Tus padres te cambiaron de ropa- me explicó Tomas.

No me dio vergüenza ni nada... Total, con la vida que tengo, no hay espacio para el pudor o la vergüenza.

-Te traje chocolate- dijo Tomas y se dio vuelta, buscando el chocolate que está en el escritorio.

Antes que nada, arranqué los cables de mis brazos...

"¡Ya era hora!"- pensé-. "Nunca voy a soportar esas horribles y molestas cosas"

Tomas, se acercó a mi, con chocolate en su mano, riendo.

-Nunca cambiarás...- dijo él.

-No me gustan esos cables- dije.

-Nunca te gustaron...- dijo Tomas-. Ten.

Tomas me dio el chocolate.

Es chocolate semi-dulce Águila.

Sonreí.

Justo cuando estaba a punto de abrir el chocolate, llegó Julián.

-¡Sáquenle el chocolate de las manos!- gritó Julián, al ver el chocolate.

-No me harías eso... ¿O sí?- dije, poniendo una cara que da lástima.

-La última vez que comiste chocolate, fue muy mal... Recuerda- dijo Julián y me reí.

-Fueron buenos tiempos- dije, riendo.

-¿Me pueden contar qué pasó?- dijo Tomas.

-Yo te cuento...- dije-. Todo esto, comenzó cuando en el Instituto, cuando tenía tres años, que dijeron que el primero que completaba la actividad de forma correcta, se ganaba un chocolate. En ese tiempo, comer chocolate era como ser alguien Superior a un Dios, porque NUNCA NOS DABAN CHOCOLATE... Muy emocionada, participé y gané, pero también ganó Julián, aclaro que así nos conocimos, entonces, partieron el chocolate a la mitad... No hubo ningún problema, mitad para mi, mitad para Julián... Pero el conflicto empezó, cuando todos nuestros compañeros nos atacaron por el chocolate. Entonces corrimos como si no hubiera mañana. Nos escondimos en la copa de un árbol y comimos el chocolate... Fue la cosa más linda del mundo... Nunca hubo algo mejor, que comer ese trozo de chocolate...- dije, pero me interrumpieron.

-Perdón que interrumpa, pero... ¿Qué tiene que ver, el chocolate con la historia?- dijo Tomas.

-Calla y escucha- dijo Julián y se sentó a mi lado.

Tomas se sentó a mi otro lado y mis padres frente a mi.

-Sigue contando... Y adelanta a la parte emocionante- dijo Julián.

-Ok... Entonces, cada vez que veo, escucho, huelo o siento que hay chocolate, me vuelvo loca y golpeo quien esté frente mio, para conseguir chocolate... Amo el chocolate- dije y sonreí.

-Lo peor de todo, es que cuando come chocolate, se le sube la glucosa y se vuelve más loca de lo que está- dijo Julián sonriendo-. Por eso, no dejo que coma chocolate, por su bien y el de todos... Por suerte, puede tomar chocolatada tranquilamente, ya que no es lo mismo, y no le pasa nada.

Sentí algo extraño, como si me faltara algo... Miré mis manos...

¡El chocolate ya no estaba! ¡Ya no tenía el delicioso chocolate!

Miré a mi lado... Julián estaba llevándose el chocolate.

Miré de mala manera a Julián.

Todos los presentes, me miraron como si tuviera algo malo en la cara.

-Dame... Mi... ¡Chocolate!- grité y me lancé sobre Julián, pero el se corrió y caí de cuchillas al suelo.

-Es por tu bien- dijo Julián y me miró a los ojos-. ¡SÁLVENSE QUIEN PUEDA! ¡EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA! ¡NUNCA LA HAGAN ENOJAR!

Empecé a perseguir a Julián.

No me importó nada... Solo quería mi chocolate.

Los Creepypastas llegaron al living por un portal.

-¡Hola!- gritaron todo a la vez, muy contentos.

Todos me miraron y cambiaron su caras felices a caras de horror, miedo y confusión.

-Hola... Quién le logre sacar el chocolate a Julián, me lo da- dije y sonreí de forma tierna e inocente-. Juli... Mi guardián... Por favor... Quiero chocolate... Dame el chocolate... ¿Me lo vas a dar?

-El chocolate te hace mal, no te lo daré- dijo Julián, escondiéndose tras Slenderman-. Grupo de asesinos, sálvenme... Isa quiere chocolate, pero le hace mal.

Sentí que algo iba a caer sobre mi, así que, hice un  paso hacia la derecha y Tomas calló al suelo.

-Lo siento- dije.

-Juliana se puso en su modo ataque- dijo Slenderman-. ¡NADIE ESTÁ A SALVO! ¡CORRAN! ¡SÁLVENSE QUIEN PUEDA!

Todos empezaron a correr detrás de Julián, intentando escapar.

Sonreí y me uní al juego, persiguiendo a Julián para conseguir mi chocolate.

Me lancé sobre Julián, intentando alcanzar el chocolate, pero él se aprovechó de mi baja estatura (me saca una cabeza y media, a la igual que casi todo el mundo).

Agarré los pelos de Julián y arranqué sus pelos, haciendo que baje hasta mi estatura.

Le saqué el chocolate a Julián y salí corriendo al techo.

Todos me persiguen ahora.

Abrí el chocolate y comí un trozo.

Para cuando llegó Julián, Tomas y todos (a los 5 minutos), ya me había devorado el chocolate y tenía más energía que nunca.

-Para que me esfuerzo tanto en cosas imposibles- dijo Julián, para si mismo, con frustración.

-¡¿Quién quiere jugar conmigo?!- grité.

-¡Yo!- dijeron todos, menos Slenderman, mis padres, Julián y Tomas.

-¡VAMOS!- grité.

Y así comenzó una locura.

Continuará...


Editado: 03/01/2019

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora