Capítulo 33- Transformación

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Me desperté, ya que siento un terrible dolor, del cual se poderó de mi cuerpo.

"La transformación empezó"- pensé.

Abrí mis ojos... Estoy en una celda de la prisión de la Mafia, donde torturan a los que se lo merecen.

Mis manos y pies, están atados con cadenas.

A mi al rededor, hay instrumentos para hacer sufrir a la persona que se desea.

Alguien entró por la puerta y me alumbró con una fuerte luz a la cara, lo que hizo que cierre mis ojos, para luego intentar adaptarme a la iluminación.

-Veo que te has despertado antes de tiempo- dijo la persona, que entró por la puerta.

-No te preocupes, que no sufrirás mucho... No por ahora- dijo una segunda persona, entrando a la habitación.

-Como ya conoces lo que se hace, vayamos directo al grano- dijo una voz femenina.

-¡¿Dónde estuviste todo este tiempo?!- gritó una voz masculina, que da miedo.

No respondí.

Mis ojos se terminar de adaptar a la luz de la habitación.

-Veo que te haces la dura... Quizá sea hora de empezar a jugar....- dijo Matías-. Hijos... ¿Me harían los honores?

-Con mucho gusto, padre- dijeron los 5 a la vez.

Cada uno, agarró un cuchillo o una daga.

Me empezaron a cortar los brazos, de a poco... Pierdo una gran cantidad de sangre, pero es algo insignificante.

-Hagamos esto por las buenas ¿Quieres?- dijo María-. Así saltearemos uno que otro paso.

El dolor, fue haciéndose cada vez más grande.

Me empecé a retorcer del dolor.

-Ni que fuera tanto el dolor de un simple corte- dijo Miguel.

-Tu ya te cortabas antes... ¿Qué diferencia tiene ahora?- preguntó Marcos.

Dejé de retorcerme y miré fijamente a Marcos.

-Nunca supiste disimular- dijo Manuel.

-Antes te cortabas, nunca supiste ocultar bien las cosas...- dijo Matías.

-¿Ustedes sabían de eso?- pregunté.

-Todo el mundo sabe- dijo Mariano.

Miré de mala manera a todos.. Si las miradas matasen, todos ya estarían muertos.

Ellos sabían que sufría... Y no hicieron nada para detenerme o ayudarme....

Dejé de pensar en el dolor y pensé en todo lo que he sufrido con esas 7 bestias animales.

Me duele todo el cuerpo, pero eso no evitará que haga venganza.

Escuché un ruido, como si algo se hubiera roto.

-¿No les avisaron que no queríamos compañía?- dijo Matías a sus hijos.

-Si lo dijimos- dijeron los 5 a la vez, mirándose confundidos.

Me empecé a marear.

Miré mis manos, aún estoy encadenada.

Hice un poco de fuerza y rompí las cadenas.

"Wow"- pensé.

Matías me miró confundido.

-¿Cómo te desataste?-dije, muy alterado.

La puerta se calló al suelo, toda destruida, dejando ver 4 siluetas.

Mis padres, Julián y Tomas, aparecieron, con armas y trajes de combates puestos.

-Si se metan con mi hija, se meten conmigo- dijo mi padre.

-Papi... Mami... Julián... Tomas...- dije, con lo que me queda de voz, ya que me duele todo.

-¿Le acaban de decir "hija" a esa sirvienta asquerosa?- dijo María, señalándome de mala forma.

-Tus padres no están orgullosos de ti, Julián... Nunca lo estuvieron y ahora menos, teniendo en cuenta que te uniste al bando equivocado- dijo Matías.

-Me importa una mierda lo que opinen los otros de mi... No soy una impresora para dar buenas impresiones- dijo Julián-. Me cansé de ser como todos quieren que sea... Yo ahora soy libre y esa libertad nunca nadie me la quitará.

-Esperaba mucho más de ti, Julián Alcachofa- dijo María.

Tomas se empezó a reír.

-¿En serio?.. ¿Tu apellido es Alcachofa?- dijo Tomas riéndose.

-Si... Ese es mi apellido... ¿Algún problema?- dijo Julián, de muy mal humor.

-Chicos, no peleen ahora... Estamos en el mismo bando, no se separen por un estúpido problema- dijo mi madre.

-Si la quieren... Búsquenla- dijo María.

Los 5 hermanos y el padre de la gran familia lucharon contra las 4 personas que más quiero con toda mi alma.

María, me agarró del brazo y corrió arrastrándome, aprovechando que estoy débil.

Vi como le clavaban un cuchillo a Tomas en la panza, a Julián en la pierna y a mis padres en el pecho.

-¡NO!- grité.

Me solté del agarre de María y la miré.

Me ardía la cara, espalda y hombros, pero no me importó ne este momento.

María me miró con terror.

-¡SI TE METES CON MI FAMILIA Y AMIGOS, TE METES CONMIGO!- grité.

Agarré varias armas de fuego y empecé a disparar al techo, haciendo que todos me miren.

Mis verdaderos familiares y amigos, aprovecharon la distracción y golpearon al oponente.

Tomas se acercó a mi, me agarró al estilo princesa y se acercó a mi familia.

Julián agarró mi mochila.

Mis padres, Julián y Tomas (quien me está cargando), salieron corriendo fuera del edifico.

Corrieron hasta el bosque, mientras convulsionaba del dolor.

-Ayuda..- susurré.

-Pequeña... Lo siguiente que haremos, será por tu bien... Los siento- dijo mi padre y me inyectó un líquido violeta en el cuello.

Cerré mis ojos y me dormí, sin sentir dolor alguno.

Continuará...


Editado: 03/01/2019

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora