Capítulo 17- Nueva vida...

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Entramos a la mansión.

-Ven... Te mostraremos tu habitación- dijo mi madre.

Subimos las escaleras al segundo piso.

Nos paramos frente a la primera puerta de la derecha.

La puerta es gris con corazones violetas.

-Luego la podemos editar como quieras, para que estés más cómoda- dijo mi madre.

Víctor, abrió la puerta, con una llave que se nota que hace mucho no utilizan.

Al abrir la puerta, entré y me sorprendí por lo que vi.

Vi la habitación que tenía Juliana, mientras vivía con sus padres... Aunque antes la casa era más pequeña, quizás la expandieron...

Muchísimos recuerdos vinieron a mi mente, haciendo que grite del dolor.

-¡Hija!- dijeron mis padres y me agarraron de los brazos, para que no me caiga.

Me sentaron en el suelo.

Los recuerdos terminaron de pasar por mi mente.

-Ya estoy bien- dije y me levanté del suelo.

-No nos vuelvas a asustar así- dijeron mis padres y me abrazaron.

-Nunca creí que en tan poco tiempo, me puede doler tanto la cabeza- dije-. Son demasiados recuerdos.

Dejé mi valija en la habitación.

-¿Quieres desempacar primero o almorzar?- dijo mi madre.

-Desempacar- dije y sonreí.

-Está bien... Cuando termines, baja las escaleras, te esperaremos en el living, con varias personas que quiero que conozcas... Otra vez- dijo mi padre, haciendo una mueca rara.

-Ok- dije, riendo.

Mis padres me dejaron sola en la habitación.

Las paredes son de color violeta metálico.

Esta habitación es el cuádruple de grande que la que tenía en mi antigua casa.

Hay una cama de dos plazas, un escritorio con una computadora, un ENORME armario, un espejo pegado a la pared con una mesa pegada al frente del espejo, con maquillaje y cosas para peinarse.

Hay una puerta y como muy curiosa que soy, la abrí... Es un baño, demasiado grande, como para que sea solamente para mi.

El baño, es de color gris limpio, con una bañera muy amplia, un lavamanos, inodoro y bidet color mármol blanco. Tiene un pequeño armario de madera.

Salí del baño y guardé mis cosas en cada lugar.

Sobraba muchísimo lugar en el armario, ya que tengo poca ropa.

Al terminar de acomodar todo, salí de la habitación.

Bajé las escaleras y me encontré con mis padres, charlando en el living.

-¿Vamos a almorzar?- dijo mi padre sonriendo.

-Vamos- dije-. ¿Quieren que prepare...?- empecé a decir, pero me interrumpieron.

-No te preocupes de nada... Nosotros ya tenemos todo preparado... No tienes que hacer nada- dijo mi madre y me abrazó.

-Está bien...- dije.

Fuimos al comedor.

Almorzamos fideos con queso (amo los fideos con queso).

Al terminar, quise lavar los platos, pero mi familia me lo impidió.

-Ok... Está bien... No lavaré nada...- dije, ya rendida.

Nos sentamos en el living.

-Acuérdate, que ya no estás en la vida de sufrimiento... Ya has sufrido bastante, es hora de que seas feliz... Olvida todo lo malo y sonríe...- dijo mi madre y me abrazó.

-A partir de ahora, quiero verte feliz... No quiero ver ni una lágrima de tristeza... Quiero ver tu sonrisa... Puede que suene egoísta, pero quiero que seas feliz...- dijo mi padre y me abrazó.

Recibí una llamada de...

Continuará...


Editado: 03/01/2019

La Reencarnación de la Princesa HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora