Capitulo 6

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•La mansión de los Malfoy era enorme, imposible de recorrer en un solo día de excursión, Narcissa comentaba datos interesantes sobre la arquitectura y decoración que ella misma había diseñado, lo cual al parecer era otro de sus hobbies. Recorrieron los pasillos del primer y segundo piso, donde había algunas trampas que Narcissa nombró una por una, algunas esculturas, cuadros y pintorescas armaduras, en la cocina los elfos corrían por todos lados como desesperados ante la presencia de las dos mujeres, Narcissa evitó pasar por los calabozos, donde escondían sus artefactos oscuros de colección cuando el ministerio hacia sus registros sorpresa para incriminarlos. Terminaron su recorrido por el jardín de rosas blancas que la dueña de la casa no dejaba que nadie cuidara a excepción de ella. Se sentaron a observar a los jóvenes que volaban sobre sus escobas.
-a veces me siento a observarlos jugar-mencionó Narcissa siguiendo a su hijo con la mirada, Malfoy estaba persiguiendo una esfera dorada imposible de ver a simple vista- no me gusta el Quidditch pero me gusta verlos en la libertad del juego aunque este sea algo vulgar-
-nunca llamó mi atención ese deporte-dijo la jovencita simplemente encogiéndose de hombros
Narcissa dirigió su vista a la chica sentada junto a ella. Su espalda estaba recta, sus tobillos juntos, sus manos sobre la falda de su vestido sencillo, su rostro inexpresivo dirigido al cielo, el cual se perdía entre los mechones desprolijos salidos de su trenza, un lazo resaltaba en sus cabellos, y sus ojos eran grandes y azules, confundibles perfectamente por el cielo despejado de ese día, no le recordaba en nada a la niña que había visto de pequeña, desfilando para ella y su madre todos los vestidos comprados.
-¿Qué te pasó Hannah?-preguntó en un susurro que la jovencita pretendió ignorar como si no lo hubiera escuchado.
De repente se vio distraída. La irritación de su marca comenzó a notarse nuevamente, una extraña quemazón cubrió su brazo desde el codo hasta la muñeca, sacando una mueca de desagrado en su rostro.
-¿ocurre algo?- Narcissa interrogó con preocupación al ver que la chica observaba su brazo con molestia.
-El señor tenebroso me está llamando Narcissa, me temo que debemos dejar nuestra charla para otro día-se despidió con educación mientras aguantaba el dolor del brazo y se levantaba de su asiento al tiempo que su acompañante lo hacía-me agrado pasar tiempo con usted-
-A mí también me agradas Hannah, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites -le sonrió con sinceridad, a pesar de lo que la gente podía creer, Narcissa era una persona sentimental, capaz de esconder sus sentimientos en los momentos precisos. Pero sabía que con aquella niña no lo necesitaba
Desde las alturas, Blaise observó como la jovencita se alejaba a paso alegre, y le hizo señas a sus compañeros para que se reunieran.
Se inclinó sobre el mango de su escoba y se reunió con sus amigos, sentados sobre sus escobas, vio como Draco se acomodaba sus guantes de cuero y corría sus cabellos rebeldes del rostro, mientras Theodore rascaba su nuca con frustración, el Quidditch no era lo suyo.
-¿Qué ocurre Blaise?-preguntó molesto Draco por la interrupción de su juego. Ese año perder contra Potter nuevamente no era una opción, ese año la casa de Slytherin se llevaría la copa de Quidditch.
-¿creen que su padre me acepte como su pretendiente?-por alguna razón, el rubio sintió un mal estar en el estomago al escuchar a su amigo preguntar por ello
-Dices lo mismo de todas las chicas que conoces Blaise, deja de distraerte y sigue entrenando-le gruñó con irritación, para volver a soltar la Snitch y salir a gran velocidad a buscarla.
-Pensándolo bien, viéndolo a él y lo gruñón que se pone al oír la palabra "compromiso"-dijo Blaise a su compañero que aun estaba junto a él-prefiero ser un alma libre el resto de mi vida- dicho esto ambos se miraron y comenzaron a reír, volviendo a lanzarse la Quaffle uno a otro.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora