Capitulo 57

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Hace mucho no traía un capítulo por acá. Se que estoy desaparecida (no solo en este book) pero no me sentía tan inspirada como para escribir... Al menos no como ahora.
Disfruten el capítulo!

Las puertas del sótano de la mansión Malfoy resonaron cuando fueron abiertas repentinamente. Bellatrix Lestrange entro rápidamente con su varita en mano, no se gastó en hacer chistes sobre su apariencia ni tampoco soltó una risa despectiva ni nada por el estilo. Su rostro estaba serio, pálido, algo había pasado.
Y claro, ella no lo había informado, y la mortifaga lo sabia.
Bellatrix abrió la reja que la mantenimiento cautiva y camino rápidamente a ella para pegarle a puño cerrado en el rostro, logrando que su cabeza rebotada contra la pared y su nariz crujiera.
-¡Tu...! ¡Mocosa estúpida...! -
Pero lejos de sentir temor, Hannah comenzó a reír histericamente. Mientras un pequeño hilo de sangre caía por su nariz ahora en una posición extraña.
-¿Qué pasa bella? ¿Perdiste algo?-siguio riendo mientras la mortifago gruñía desesperada.
-no seguirás burlándote cuando estés ante el señor tenebroso- dijo la mujer arrodillándose a su altura- te vez tan patética...- sonrió con cinismo mientras Hannah la miraba con molestia- creo que le pediré al señor tenebroso conservar algo de ti como trofeo cuando te desmiembre...- con su varita levantó un mechón de pelo sucio de su frente- tal vez un mechón de cabello...o tus ojos...-sonrio aún más atenta sus ocurriencias- o tu corazon-
-no te equivoques bellatrix- dijo la joven lentamente, quitándose de encima la varita de la mortifago- yo no tengo corazon- y ante esto escupió algo de saliva y sangre a su rostro para disgusto de Bella.
La mortifago frunció el ceño, y con su mano quito los restos de fluido de su ojo y mejilla. Sabía que le costaría caro el atrevimiento, qué tal vez terminará en llanto y gritos a base de torturas, pero merecía malditamente la pena.
-

mugrosa traidora a la sangre- gruñó la mujer levantándose para quedar frente a ella y apuntarle con la varita- ahora sabrás lo que es bueno-

Draco apretó fuertemente el collar en su bolsillo cuando sintió una punzada venir de el. Se encontraba sentado bajo un árbol con Theo junto a él quien lo miraba con reproche, mientras flexionaba sus piernas y abrasaba sus rodillas, jugando con su varita con la mano derecha y Blaise quien estaba acostado a sus anchas frente a él, con una mano bajo su cabeza y mirando el cielo, habían tenido entrenamiento de quidditch y habían quedado agotados por el esfuerzo. Este año la copa sería de ellos ya que Potter no estaba para interferir en su objetivo como buscador y Snape era director. O al menos era eso en lo que Draco intentaba concentrarse.
-no puedo creer que la hayas dejado alli-dijo Theodore completamente molesto, Draco envío una mirada de indiferencia a su amigo
-no es mi problema Nott- se limitó a gruñir mientras soltaba el collar y quitaba la mano de su bolsillo alejando así la sensación de malestar en su pecho.
-es Hannah maldita sea, abre los ojos- se sorprendió cuando su amigo maldijo abiertamente, no siempre se lo escuchaba decir malas palabras- ¿Qué pasó con Draco el enamorado?-
-yo nunca lo estuve, fue Blaise quien metió esas ideas en tu cabeza- respondió fastidiado el príncipe de Slytherin esquivando su mirada y llevando la suya al cielo. Estaba algo nublado.
-perdon amigo pero esta vez coincido con Theo- hablo el joven de piel morena por primera vez completamente serio- Sabes que no sobrevivirá mucho tiempo allí ¿Verdad?-
-¡Ya no molesten!- ordeno el rubio completamente furioso. Se levantó del suelo con brusquedad y se alejó de ellos caminando por los patios de hogwarts. Inconcientemente su mano fue a parar a su bolsillo nuevamente. Cómo hacia todos los días desde que su madre de lo había dado rogándole que fuera a ver a la joven.
Su pecho sintió otra puntada de dolor, está vez tuvo que detener su rápida caminata para poner una mano sobre su corazón. Fue como una mala sensación, algo no estaba bien, se sentía agitado, como si hubiera estado corriendo, tal vez lo hizo y ni cuentes dio. Por suerte estaba el patio desolado.
Saco de su bolsillo el dije rápidamente y lo observó con apremio. Era una pluma completamente dorada. En el centro su incrustación de diamante brillaba tenuemente. Incluso si agudizando la vista podía observar como una especie de luz propia emanaba de su interior.
Otra punzada lo hizo soltar el pequeño que cayó al césped. Respiró profundamente preguntándose si el producía esa sensación en su corazón.
Negó rápidamente creyéndose loco y levantándolo del césped rápidamente se dirigió a su habitación en la sala común de Slytherin.
Lanzó el pequeño collar sobre el escritorio lejos de él antes de que le trajera otra desagradable sensación y se tiró en su cama con la esperanza de poder descansar un rato.
Le costó despertarse de su siesta, ya era tarde por la noche y se había perdido la cena. Se sentía pesado.
Revolvio sus cabellos se sentó lentamente en la cama.
La puerta sonó con fuerza, la voz de Theo sonó a través de la misma.
-¡Draco abre la puerta!- gritó del otro lado su amigo. El rubio tomo la varita de su madre, la cual usaba desde que Potter había robado la suya. Con un movimiento de muñeca la puerta se abrió y Theo con Blaise literalmente corrieron dentro.
-tienes que vestirte ahora-ordeno Theodore, su rostro estaba exaltado como si algo hubiera sucedido.
Blaise en cambio se limitó a mirar hacia afuera de la puerta, los alumnos corrían hacia la sala común.
-¿Qué demonios ocurre?-pregunto el rubio mal humorado. Su dolor de cabeza persistía y verlos después de la charla de hoy no ayudaba.
-es Potter, fue visto en hogsmeade, Snape está furioso- le informo mientras Draco arreglaba su uniforme- citó a todos los alumnos en el gran comedor-
Un sudor frío recorrió su espalda, la hora hbi llegado, todos lo sabían.
La batalla comenzaría.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora