Capitulo 12

1K 83 3
                                    

¿saben que? Me encanta joderle la vida a pansy Parkinson y es por eso que dedique todo un capítulo a ello pero...¿a quien no?

•Hannah sonrió de manera cómplice, y se sentó junto a él, comenzando a tocar una conocida canción lenta. El se quedó quieto, sintiendo el calor que la joven emanaba, desconfiando de la falsa seguridad que ella le proveía, sentía que era confiable pero eso no le agradaba, el era un Malfoy, no necesitaba confiar en nadie, con si mismo bastaba.
Sus vacilaciones se perdieron en la canción de la joven, sabia tocar excelentemente el piano, las notas vagaban por la habitación, podía imaginarlas en su mente, el solo hacia unos años había comenzado a tocar y por petición de su madre quien le había puesto un profesor (o varios, ya que cuando el rubio se frustraba los despedía),  y generalmente lo hacía para su madre, quien disfrutaba su música.
-¡¡TU!!-gritó alguien desde la puerta, haciendo que la joven fingiera desconcentrarse errando a la nota gravemente, y terminando allí la canción, pudo ver como una sonrisa ladeada de maldad se formaba en su rostro, pero aun no se había girado para observar a quien la había increpado de esa manera-¡¿Qué demonios haces aquí maldita lechosa?!-
Si la madre de Pansy Parkinson la oyera, le diría que esas palabras no entraban en el vocabulario  de una dama. La joven con cara de bulldog se encontraba en la puerta, señalando exageradamente a Hannah quien había empezado a tocar nuevamente, llevaba la cara maquillada, sus pestañas risadas enmarcaban sus bellos ojos, y podía notar algo de colorete en las mejillas, vestía uno de sus mejores vestidos ceñidos al cuerpo, como cada vez que veía a su novio al cual había ido a visitar de sorpresa, y su rostro parecía estar inundado de indignación total.
-Vivo aquí Parkinson y deberías cuidar tu vocabulario, a Narcisa no le gustaría escuchar esas palabras saliendo de una señorita en su casa-se burló sin prestarle atención-mucho menos de la prometida de su hijo-
Draco observaba todo callado intentando no hacer ruido ni reír, lo que era algo complicado debido a la conversación que las jóvenes tenían. Por un momento se olvidó de todos sus problemas, disfrutando el momento.
-¡Tú no puedes vivir aquí! ¡Draco es mío! ¡Estamos comprometidos! ¡Ni se te ocurra acercarte a él!-chilló histéricamente, ahora el colorete de sus mejillas se mesclaba con el rojo de su rostro.
Hannah rió ante las ocurrencias, la joven estaba bajo el techo en el que se encontraba mismísimo señor tenebroso, y le preocupaba que su novio la engañara. La falta de seguridad en la niña malcriada frente a ella le causaba cierta gracia, con o sin todo su poder, dinero y belleza, si su novio querría engañarla, igualmente lo haría.
-oh no, tenía pensado entrar en su habitación y violarlo mientras dormía, aunque ahora que lo pienso, sería más divertido si el cooperara-respondió ella con sorna, mientras Draco daba gracias a estar bajo un hechizo desilusionador, ya que así la joven junto a él no vería el tono rosado que tenían sus mejillas ante la imagen plantada en su mente, definitivamente cooperaria llegado el caso, un pequeño sonido escapo de sus labio mientras intentaba contener una risa, haciendo que Hannah se girara hacia Pansy, pegándole disimuladamente al joven en las costillas en modo de advertencia, sacando una sonrisa de sus labios, que Pansy confundió con burla-aunque Pansy, ahora que ya te he contado mis planes, no podré llevarlos a cabo-se lamentó falsamente
Pansy lanzó un chillido de frustración mientras golpeaba el piso con fuerza, haciendo sonar los tacos en el piso de madera. Detestaba que se burlen de ella.
-¡cuida tus espaldas Hamilton! ¡No sabes con quien te metes!-gritó furiosa y salió de la habitación haciendo resonar sus tacos, en búsqueda de su novio perdido por otro lado de la mansión.
Draco esperó a que saliera para soltar la carcajada que estaba conteniendo, se dio cuenta que el hechizo había dejado de funcionar cuando la joven que miraba la puerta se giró a verlo directamente a él. Si había algo que detestaba era lo molesta que era su prometida, pero tenía que admitir que molestarla era un pasatiempo divertido.
Tal vez la joven sería una buena compañía hasta que partiera al colegio, esa chiquilla de aspecto misterioso lo intrigaba de sobremanera. ¿Y sus dones? Le servirían muchísimo en la misión que el señor tenebroso le había encargado.
-¿sabes Hamilton? De a momentos me agradas-dijo de manera confidencial mientras la acompañaba en la canción que nuevamente sonaba. Y así pasaron el resto de la tarde, tocando juntos aquel instrumento en  medio de la sala de entretenimiento, donde Narcisa los encontraría más tarde, sonriendo ante la imagen, disfrutando la música que era lo único que alegraba sus mentes últimamente, porque le recordaba que su pequeño aun estaba en casa sano y salvo.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora