Capitulo 39

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Aquí estoy nuevamente! Intentaré actualizar más seguido esta vez, disfruten el capítulo y comenten!

•La mansión Hamilton estaba exactamente igual a la última vez que la vio, oscura, con los pisos de mármol brillantes y algún que otro elfo limpiando el lugar, uno de ellos les recibió sosteniendo sus abrigos, y otro les ofreció una copa de vino, la cual ambos rechazaron.
-seguro sabes porque estás aquí asique vamos al grano-le dijo su padre dirigiéndose rápidamente a el sótano de la mansión, donde su madre había sido asesinada por él.
El lugar era tétrico, un pequeño cuarto con paredes húmedas y echas de gruesos ladrillos con manchas de moho, en un rincón, cadenas agarradas a la pared con gruesos tornillos, una pequeña lámpara colgante que fallaba en algunos momentos, y varias telarañas como si alguien no bajara allí hace años.
Recuerdos se removieron en la mente de Hannah, gritos desgarradores de su madre cuando ella intentaba dormir en su cuarto, tapándose con la manta hasta los ojos, fingiendo que no estaban ahí. También recordaba ver a su madre a veces, con ojos hinchados y rojos al día siguiente, antes de que la encerrara, fingiendo una gran sonrisa, como si nada le hubiera pasado.
Recordaba como a hurtadillas bajaba hacia el sótano por las noches cuando su padre se entretenía con alguna prostituta de alto estirpe, a visitar a su madre encerrada, amarrada por el cuello y las muñecas, le llevaba agua y comida, y las palizas que se llevaba por ello.
Recordó como en una de sus incursiones al sótano su padre la descubrió, y eso derivó en la muerte de aquella joven de cabello blanco y ojos claros, la única persona que conocía la verdad de todo.
Su vista vagó desinteresadamente desde los grilletes a las manchas de sangre que habían sido imposibles de quitar entre los ladrillos del suelo.
Su padre se adelantó hacia el fondo de la habitación donde se encontraba una caja con sus pertenencias, algunas tan antiguas que valían más que toda la mansión junta.
-que amable eres por guardarlas-habló la joven con burla
-Tú sabes que intente deshacerme de él, pero siempre termina aquí nuevamente, intente quemarlo, intente venderlo, intente destruirlo pero nada funciona, no quiero verlo, no quiero nada de tu estúpida madre, ni siquiera a ti-le dijo cruzándose de brazos observando como la joven se acercaba a la caja y en ella solo había un libro viejo y sucio, sabía que había muchas más pertenencias de su madre que habitaron más tiempo en esa caja pero seguramente esta era la única que no pudo destruir.
El libro contenía un hechizo de protección, estaba segura de ello, podía sentirlo vibrar bajo su piel, quería que lo encontrara, su madre quería que ella tuviera ese libro.
Era un diario, tenia al menos cuatro diarios de su madre en su poder escondidos bajo las tablas de su habitación en la mansión Malfoy, pero este era diferente podía sentirlo.
Tal vez le explicara las cosas que nadie podría explicarle.
-Estoy segura de que vendrá conmigo y allí se quedará-dijo la peliblanco volteándose a verlo con el libro en la mano.
-Tarde o temprano me desharé de ti también-le escupió su padre con veneno-eres la ultima plaga de este mundo, purificaré la tierra de la gente como tú y tu madre, seres como ustedes no son bienvenidos aquí-
-No puedes matarme, el señor tenebroso me necesita, tengo ojos en todos lados-la joven sonrió con superioridad-¿Qué se siente que esta plaga te haya superado?-preguntó acercándose a él mientras este cerraba los puño con rabia y su rostro se ponía rojo-¿Qué se siente que esta plaga sea la mimada de el señor tenebroso y tú seas solo un peón de ataque que solo puede ser útil para el trabajo sucio? No mereces la muerte, mereces pudrirte en Askaban, que tu alma se devorada por los putrefactos dementores de allí en el más oscuro de los agujeros y que nunca vuelvas a ver la luz del sol-
La joven se corrió un paso hacia atrás justo a tiempo que su padre abanicaba el aire delante de su rostro en un frustrado intento de abofetearla. Si algo había aprendido de Bellatrix era a pelear utilizando sus poderes, y habilidades, explotándolas al máximo, y también por su puesto a estar siempre alerta.
-Morirás al final de todo-gruño el hombre acercadose a ella-y disfrutare ver tu sangre correr en mis manos-
-y cuando muera te llevaré conmigo-le respondió la joven orgullosa de sus palabras para luego pasar junto a él golpeando su hombro y dando una última mirada a las manchas de sangre para luego retirarse del oscuro sótano y de esa mansión para siempre.
Entró como huracán a la mansión Malfoy, ya era tarde por la noche y la oscuridad había bañado los patios de la mansión, dirigió su vista a la fuente de la entrada, donde siempre observaba el reflejo de la luna, era como un trastorno obsesivo compulsivo que tenia cada vez que recorría las afueras de la mansión, la luna se encontraba en el punto culmine y podía verla perfectamente a través de las aguas traslucidas de la fuente, se acercó a ella y tomó una pequeña porción del agua con su mano observándola fijamente.
Se tomo unos minutos allí para admirarla, luego arrojó el agua nuevamente a la fuente para retomar su camino al interior de la mansión. Había algunas personas dando vueltas, como siempre ya que era el momento que mas vida tenía la misma.
Subió apresuradamente las escaleras de mármol, y se metió en su habitación cerrando la puerta con un hechizo, hoy no podría leer el diario pero lo guardaría de la vista de cualquier curioso que entrara a su habitación, sea invitado o no.
La puerta de su habitación sonó al instante que volvía a acomodar las tablas del suelo junto a su cama, volteó su cabeza hacia la puerta y quitó el hechizo con un movimiento rápido de varita para luego ir a abrir la puerta de la habitación.
-Hannah-saludó Narcissa mirándola intensamente, como si algo le preocupara- la reunión está por comenzar, el señor tenebroso llegara pronto, deberías vestirte-le dijo con paciencia como si de una madre a una hija se tratara, siempre había admirado la fortaleza de Narcissa ante los eventos que sucedían a su alrededor.
Claro estaba, Narcissa podía llorar siempre por las noches (Hannah lo sabía, incluso Draco también), la mujer podía sufrir cada vez que su hijo o la joven eran torturados, podía sentir compasión cada vez que un prisionero nuevo era traído a la mansión.
Pero eso no te hacia débil.
Para Hannah, la fortaleza significaba no cambiar tu forma de ser al encontrarse en esa clase de circunstancias, Narcissa podía ser débil en cierto punto pero mataría a cualquiera por sus seres queridos y eso era algo digno de admirar. No como ella, Hannah había cambiado mucho a lo largo de su vida, pasó de ser un insignificante infante feliz e inocente a una vil y despiadada cucaracha mortifaga que había hecho cosas terribles por excusas patéticas. No era alguien fuerte, solo era alguien lastimado.
-Estaré lista en unos minutos-le respondió Hannah a Narcissa con tranquilidad, cerrando nuevamente la puerta cuando esta se fue.
Cambió su atuendo por algo cómodo, una remera de tirantes, un short pollera negro con unas botas y una capa con capucha, todo color negro para la reunión. Se peinó con una trenza al costado y bajó rápidamente a la sala donde los mortifagos se encontraban, muchos estaban vestidos de negro igual que ella, algunos con escobas en la mano, listos para salir.
Ethan llegó junto a ella rápidamente, le guiño un ojo con complicidad dándole a entender que el recado que le había pedido anterior mente estaba hecho. Luego ambos se dedicaron a esperar la aparición del señor tenebroso.
Draco observaba todo desde su posición junto a su madre y su padre con recelo, pero la joven le había dejado bien en claro las cosas, ella no era nada de él. Pero las cosas cambiarían, la convertiría en su esposa de ser necesario.
El señor tenebroso bajo la escalera de mármol seguido de su fiel boa Naggini, los miró a todos con seriedad y comenzó a hablar rompiendo el silencio que se había formado.
-Espero que nadie me falle hoy, o el que lo haga sufrirá las consecuencia-se limitó a decir mirando a todos sus seguidores con amenaza-quiero a Harry Potter en mis manos esta noche, cueste lo que cueste-
Algunos asintieron, y salieron de la mansión en dirección al patio delantero, no todos los mortifagos se presentarían, los que conocía eran Snape, Bellatrix, Rodolphus, Ethan, Selwin, Travers, Dolohov, Rowle y un tal Shumpike que le parecía familiar, y estos eran acompañados por muchísimos mortifagos mas que desconocía.
-Hamilton-la llamo el señor tenebroso extendiendo su mano hacia ella cuando todos se retiraron-muéstrame-fue lo único que le dijo haciendo que la chica entendiera perfectamente lo que quería
Draco miró con asombro como el señor tenebroso confiaba en ella cerrando sus ojos al tiempo que Hannah colocaba sus manos junto a su cabeza y ponía los ojos en blanco mostrándole lo que pasaría esa noche.
El señor tenebroso volaba sobre las oscuras calles de Surrey, no utilizaba escoba, lo que causaba estupor en los enemigos cuando lo veían. Perseguía a un joven de cabello castaño, llevaba gafas y estaba montado en una motocicleta voladora con un semigigante. El famoso Harry Potter.
Junto a él pasó volando en una escoba una joven de cabello de color rosa junto con el mismo chico y junto a ella en otra escoba al famoso Alastor Moody junto con Harry tambien.
Viste a Alastor caer de su escoba, y a todos los enemigos comenzar a separarse, hechizos iban y venían, una lechuza blanca pasó junto a ellos, Iban en Thestrals también, algunos mortifagos eran reducidos, todo se volvió un torbellino y la visión acabó.
-Trataran de confundirlos con transformaciones-dijo Hannah a pesar de que el señor oscuro lo había visto y una pequeña expresión de rabia corrió por su rostro.
-Pero no podrán evitar lo inevitable-respondió el con voz lúgubre, y caminó hacia el patio sin importarle empujar a Hannah con el hombro al salir, la joven sonrió levemente al ver que el señor tenebroso no le había pedido ver el final de la misión, lo había visto hacia algunos días y acabaría en desastre.
Podia despedirse de su querido Rodolphus también.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora