Capítulo 64

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-debemos irnos, detendran a todos los que estuvieron con el señor tenebroso- interrumpio luego de unos minutos Lucius, intentando que su familia le preste atención
-volvamos a la mansión, tomemos lo necesario y nos vamos- dijo Draco tomando a Hannah de la mano -Blaise, Theo , ¿Qué harán ustedes?-
Hannah puso sus ojos en blanco unos segundos verificando lo que pasaría.
-pueden quedarse, no fueron marcados, si eso es lo que desean- agrego sabiendo que tal vez buscarían a sus familias
-buscaremos a algunos compañeros y familiares, ayudaremos a reconstruir un poco el lugar- respondió Blaise por ambos
- pero contáctenos a penas puedan- agrego Theodore.
Los jóvenes se despidieron con un abrazo de sus amigos, y se perdieron en la multitud de personas que allí se encontraban. Los autores comenzaban a correr hacia los mortifagos rezagados. Los Malfoy junto con Hannah se tomaron las manos y desaparecieron al instante del lugar.

Agotamiento fue lo primero que sintió cuando sus pies tocaron el frío suelo del césped en los patios de la mansión Malfoy. Las pociones comenzaban a perder el efecto y su cuerpo había sido sobreexigido.
-busquen lo necesario, corran, no tenemos más que un par de minutos para que estén aqui- dijo Lucius mientras caminaba rápidamente al interior de la mansión.
-yo los espero- anuncio Hannah a Narcisa y Draco mientras se sostenía del joven para no tambalearse. Sabía que sería una carga si subía con ellos-
-¿Te encuentras bien, cielo?- pregunto Narcisa acariciando su rostro con ternura.
-si, necesito unos minutos- respondió ella asintiendo sin expresion- los esperaré aquí cuando terminen-
Narcisa asintió y fue hacia el interior de la mansión rápidamente, siguiendo a su esposo que ya se encontraba en el interior.
-no puedes siquiera sostenerte, eres una vil mentirosa- se burló Draco, parecía estar de un humor extrañamente bueno luego de saber que el señor tenebroso había muerto
-bajo las tablas, frente a mí cama, el diario , necesito que lo traigas- murmuró Hannah con decaimiento- es importante-
-bien, lo hare- respondió el joven bufando- solo quédate aquí, ¿Necesitas algo más?-
La joven sonrió por primera vez en mucho tiempo al ver como la trataba, Draco sabía que tendrian muchas cosas de que hablar luego, y aún así estaba preocupado por ella.
- a ti, pero tendremos tiempo para eso- dijo con una mirada traviesa
El joven sonrió de lado y la beso apasionadamente.
Hacía tanto que no sentía sus labios, sus manos se posaron en su cintura trayendola hacia el suavemente. Ambos habían sobrevivido, aún era incapaz de creer por todo lo que habían pasado.
La soltó luego de unos segundos , y luego de verificar se estuviera bien corrió al interior de la mansión, dispuesto a buscar el dichoso diario.
En cuanto la soledad la invadió, Hannah cambio su rostro completamente. Se dejó invadir por el dolor físico y cansancio mental que en ese momento poseia.
Camino unos metros entre los arbustos a la su hermosa fuente. Un hechizo levitador bastó para quitar del camino el cuerpo del mortifago Ethan Bornes que yacía sobre el agua de la misma.
Se desplomó sobre el asiento de piedra como si no soportará más cargar con el peso de su cuerpo. Y llevó sus manos al agua antes trasparente de la fuente.
Era roja, roja traslúcida, el agua mezclada con la sangre del mortifago que tenía embrujado de amor con pociones ,que yacía muerto a unos metros de ella, y en cuyo cuerpo no habian reparado la familia Malfoy se encontraba en la fuente.
La sangre de un hombre que murió luego de ser utilizado como pañuelo desechable.
El agua teñida de Rojo se resbaló de sus manos, volviendo a caer en la fuente, dejando una pequeña tinción en su piel. El sol comenzaba a salir bañando su piel por primera vez en mucho tiempo.
Y se sintió plena.

Sin prestar atención a lo que a su alrededor ocurría miro al otro lado del jardín. Sus ojos se ajustaron para poder observar con claridad.
Una mujer, completamente hermosa, vestida con un hermoso vestido blanco que combinaba con su cabello le sonreía desde la lejanía, ese rostro con el que había soñado tantas veces...
Y una lágrima cayó por la comisura de su ojo, barriendo el polvo y la sangre que la cubría mientras la mujer extendía la mano en su dirección.
-espere tanto para este momento- murmuró más para si que para alguien más.
Sus ojos se cerraron y fue cuando lo sintió.
Vio su propia sangre salir de su cuello, un fuerte ardor y la falta de aire la invadieron. Pronto no pudo respirar.
Los gritos y el llanto de un hombre , seguido de las voces desesperadas de personas que conocía perfectamente fue lo último que escucho cuando la muerte la recibió, siendo una de las pocas que la recibió como una vieja amiga.

Su sangre hervia desde que la vio junto al chico de los Malfoy en el patio de Hogwarts. Aún no entendía como podía haber engendrado semejante monstruosidad.
No fue difícil seguirla, pero sabía que en un duelo frente a frente ella lo vencería. Bellatrix Lestrange fue la prueba viviente de eso.
Viéndola desde lejos, sin saber si ella sabía que la acechaba, presenció la muerte de su amo y señor Tom Riddle.
El alma se le cayó a los pies cuando comprendió que su propósito en la vida, había fallado. Su amo había fallecido, su objetivo, limpiar el planeta de los impuros y gobernar junto a los más grandes magos de la historia no sería llevado a cabo. Se había quedado solo. Los mortifagos huían o eran apresados. Por eso solo hubo una cosa que podía hacer. Un solo objetivo que aún podía cumplir.
Sabía claramente a donde se dirigía, y cuando se apareció lo hizo fuera de los límites de la mansión.
Camino sigilosamente en dirección a la misma, podía distinguir su cabello blanco, como el suyo mismo, resaltando en medio del amanecer, completamente sola.
Y allí estaba el, Félix Hamilton, completamente sucio de pies a cabeza, sin una razón que aún lo mantenga en pie, solo esa, y su vida podría darse por acabada.
Lo había perdido todos, lo tenía familia, ni dinero, si lo encontraban iría a azkaban por el resto de su vida, ¿Qué podría perder ahora?
Sus pasos fueron temblorosos, toda su ira se concentraban en la cabellera blanca, que parecía estar perdida en la lejanía del bosque que bordeaba la mansión.
-espere tanto por este momento- la escucho susurrar
Y se dio cuenta furico que ella sabía que estaba alli.
Lo supo desde el principio. Probablemente desde que vio por primera vez su muerte, siempre estaría un paso delante de él.
No supo bien que ocurrió luego de ello. Su cuerpo comenzó a convulsionar de sollozos , las lágrimas caían por sus mejillas como cascadas.
Con el cuchillo que sacó de su capa, tomo rápida y bruscamente su cabellera, y corto su garganta, dejando que su sangre regara todo el piso.
Estaba muerta. Pero aún así se sentía angustiado.
Como Dumbledore, ella había planeado su propia muerte.
Sin saber que más hacer, habiendo fallado por última vez, soltó su cuchillo y se rindió al llanto, arrodillado junto al cuerpo inerte de su hija. Fue cuando una maldición imperdonable de Lucius Malfoy golpeó su pecho

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora