Capítulo 56

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Capitulo de domingo por la noche.

En lo más profundo de la mansión malfoy. Entre paredes con humedad y hongos, con cadenas que sostenían su cuerpo en una incómoda posición, con su ropa desgarrada, su piel lacerada, su cabello seco y con mugre.   Mientras las ratas caminaban cerca de allí, a veces pasando por sus piernas o rascando lo que quedaba de su vestido blanco, el cual ahora tenía manchas de suciedad y sangre.
Allí se encontraba ella. Su respiracion era lenta. Sus brazos posicionados sobre su cabeza amarrados por cadenas, sus piernas flexionadas sobre su trasero para aliviar el peso de su cuerpo el cual estaba enteramente sobre sus muñecas. Tenía el pelo sobre el rostro tapando sus ojos. Había pasado de ser blanco a gris e incluso negro en otros lugares. Solo su collar relucia aun en ella ya que habían sido incapaces de quitarlo.
Desde un principio supo que Lord Voldemort jamás la mataria. Era demasiado preciada para ser asesinada. Su don era muy necesario para el.
Pero jamás imagino que la torturarian de tal manera. Sus cuerdas vocales se encontraban desgarradas por los gritos que anteriormente había emitido. Se sentía sucia al ver las manos de algunos mortifagos pasar por su cuerpo sin límite alguno violando su intimidad y su cuerpo como si fuera suya. Aún sentía frescas las heridas de su espalda donde Bellatrix habia repasado su tatuaje con una daga haciendo un trabajo finamente doloroso e interminable. Podía escuchar la petulante risa de Félix burlándose de su desgracia mientras los cruciatus chocaban contra su pecho.
Y nunca en ningún momento habían aparecido Narcissa y Draco con ellos.
No los veía desde el día en que había ayudado a potter a escapar. A veces le llegaban visiones donde ellos aparecían pero eran muy breves debido a su Estado.
-querida Narcissa - la llamo Félix luego de salir del sótano. Narcissa estaba pálida. Muchos rumores recorrían las filas de las cosas Que Hannah sufría. Y justamente en ese momento lo veía a Félix salir de los calabozos seguramente después de otra ronda de cruciatus puesto que los gritos de la joven llegaron a sus oídos rompiendo su corazón. Se había decidido acercarse a los calabozos luego de que sintiera una pequeña luz y zumbido del collar que Hannah le había dado. Se aferraba a el cada que sentía que estaban torturandola, podía sentir su dolor.- tal vez quieras ver que tus elfos le lleven agua a la prisonera, el señor tenebroso vendrá a verla más tarde y tiene que estar en condiciones.- dijo altivo. Luego de que su hija traicionara al señor tenebroso el volvia a ser quien tomará su posición en las filas.
Narcissa asintió sin mucho mas que decir. Tomo de la cocina un paño y un jarro con agua y bajo ella misma a ver como se encontraba la peliblanca.
Abrió con cuidado las puertas que llevaban a las escaleras, bajo cada uno de los escalones de piedra notando como el ambiente se volvia frío allí, escuchaba algunas gotas caer del techo y el susurrar de su vestido negro rozando en el suelo, todo muy silencioso. Camino con manos temblorosas hacia las rejas y allí  fue cuando su corazón se partió al verla.
Estaba irreconocible, su rostro inflamado perdido entre sus brazos que colgaban desde las cadenas de la pared. Sus rodillas lastimadas por la posición. Sangre por todas partes. Parecía llorar en silencio, tragandose su dolor.
-mi pequeña...que te han hecho- se pregunto a si misma sollozante. Mientras se apoyaba en las rejas para mantener el equilibrio intentando que el frío de estas aminorara su pena.
Si Hannah la escucho lo ignoró completamente. Parecía perdida en su propio mundo.
Narcissa abrió la rechinante reja, y camino despacio hasta ella arrodillandose a su lado. Y le dolió ver como ella se sobresaltaba asustada al ver que alguien la tocaba. Como si no lo hubiera visto venir.
-tranquila mi niña, tranquila- susurro Narcissa con la voz mas suave que pudo acariciando sus cabellos.
Hannah pareció reconocerla luego de unos segundos.
-Narcissa-murmuro con vos ronca, se veía demasiado frágil. Su cuerpo tenía pequeños espasmos, estaba temblando de cansancio,dolor y frío- no debes estar aquí, no deberías verme asi-bajo la cabeza avergonzada.
-se que lo que hiciste tiene una razón, y no importa de que lado estés, aún eres mi niña- le respondió la rubia acariciando su mejilla con ternura.
Hannah asintio sin saber que más decir.
-¿que te han hecho?- pregunto con voz quebrada nuevamente
-no te tortures con eso- respondió la peliblanco mientras la mujer intentaba revisarla. Gimio de dolor cuando movió levemente sus piernas para ver si tenían heridas.
-Hannah ¿pero que...?- y ahí fue cuando lo noto. La posición casi encorbada de la joven sobre su estómago. La sangre proveniente de entre sus piernas. Su vestido manchado en la parte baja-...no...-murmuro petrificada la rubia mientras se alejaba levemente de Ella- ...No...-susurro llegando una mano a su boca para tapar los sollozos. Sus ojos se nublaron de lagrimas mientras su cabeza comenzaba a atar los hilos.
-el...el no debe saberlo...por favor...-murmuro Hannah con voz quebrada. Narcissa nunca la había visto llorar- Narcissa prometelo por favor, Draco no puede saber esto- lloro la joven con fuerza ahora- el no estaba destinado a este mundo... es...es mejor..asi- y no pudo continuar hablando debido a que su llanto se lo impedía.
Y Narcissa cometió el error de imaginarlo. Un pequeño niño igual a su Draco, con el cabello mas claro tal vez...jugando en los jardines de la mansión.
-sólo le traerá dolor saberlo- murmuro Hannah al ver que Narcissa aún no respondía.
La mujer asintió incapaz de hablar. Procedió a curar sus heridas con delicadeza, pasando el trapo mojado por sus heridas, cerrando las que podía con su varita. Las más grandes y profundas tuvieron que quedarse allí.
- el...¿el esta bien?- pregunto Hannah luego de un rato de silencio. Narcissa detuvo levemente su trabajo.
-esta enojado, toda su vida odio al chico potter, cree que elegiste a el sobre su persona, esta enojado porque no entiende tus acciones, porque no lo incluiste en sus planes-
-el siempre esta en mis planes- respondio luego de unos segundos de silencio. Con la mirada perdida- el es la razón de mis planes-
Dos días. Era lo que quedaba para volver a Hogwarts después de las vacaciones de Pascua. Necesitaba largarse de allí, dejar de escuchar esos gritos que perforaban su psiquis, dejar de pensar en ella, de pensar en lo que le hacían.
Dos días...sólo necesitaba eso. Largarse de allí, dejar a la traidora en los calabozos, lejos de el.
Su madre fue quien interrumpió sus pensamientos golpeando la puerta de su habitación. Le era muy fácil perderse allí dentro. Su olor estaba entre las sábanas de su cama.
-hijo, por favor- suplicó Narcissa al otro lado.
Draco abrió la puerta con pesadumbre
-no quiero hablar de ella-respondio cortante a sabiendas de por que su madre llegaba a el.
-por favor mi niño, ella sufre- pidió con ruego.
-se lo merece-respondió orgulloso. Narcissa tuvo que morderse la mejilla para no romper la promesa que le había echo a la joven.
-no lo pienses...solo siente-murmuro con ojos llorosos quitándose la cadena de su cuello y entregandosela a su hijo- tal vez sea la última vez que puedas verla-
Su hijo aceptó sin ganas de discutir mientras Narcissa depositaba en sus manos el dije y se iba dejando lo nuevamente sólo con sus tormentosos pensamientos. Cerró su mano alrededor de el collar con forma de las y cerro los ojos.
Fue lo único que necesito para sentir que su alma terminaba de quebrarse en pedazos.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora