Capitulo 45

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Alguien sigue leyendo por aquí? Sé que me estoy tardando pero no con mucho tiempo para escribir. Espero no tardar tanto La próxima. Gracias por los votos!

Evangeline Angélica Hamilton, 30 de Mayo de 1981

La profecía se ah cumplido a pesar de los obstáculos de Dumbledore hacia el señor tenebroso. Ser esposa de un Mortífago me ha ayudado a cumplirlo, pero temo que él me utilizo para prevenir el futuro, sin saber que este puede cambiar en cualquier momento.

Hannah es muy pequeña aun, pero sé que tendrá las visiones muy pronto, deberé enseñarle todo antes de perecer junto a Félix.

Si, el va a matarme, lo vi.

Aun no decide el cómo, pero sé que lo hará. Frecuenta muchas mujeres, sin importarle ya el ocultarse. Pero no me interesa. No es el Félix del que me enamore, al menos el ya no existe. Fue corrompido por el poder oscuro del señor tenebroso, pero su destino está escrito.

Hannah deberá seguir con esto, se que en algún momento leerá este diario, y es por ello que te hablo a ti ahora hija. Busca el libro, se que Dumbledore aun lo tiene, no sé donde, no sé como es, pero tienes que encontrarlo, todas tus dudas se resolverán con el...

-Niñata ya era hora que llegaras-regañó Amycus a Hannah al verla pasar por la puerta, estaban en una de las salas vacías de las mazmorras, en ella, tres chicos que parecían ser de la casa de Gryffindor algo maltratados, sentados en sus pupitres. Una de ellos, pelirroja y llena de pecas, miraba de manera desafiante a ambos, como si no temiera lo que fueran a hacerle.
-No me digas así Amycus, cuida tu lengua o voy a arrancarla-gruñó la joven con seriedad, mirando al Mortífago amenazante. Amycus bufó pero se quedó callado-¿Qué hay de ellos?-
-Rebeldes-saboreó la palabra mientras pasaba la lengua por su labio inferior, a Hannah le pareció repugnante-se enfrentaron a mi por unos estúpidos chiquillos de primero-
-¿y tú que hacías con los de primeros?-preguntó la joven curiosa y a la vez con cara inexpresiva, no quería ni pensar en las atrocidades que ese Mortífago estaba dispuesto a hacerle a los niños de primero con solo once años...
-¡Eso no te incumbe!-gritó Amycus pasando una mano por su cabello el cual cayó hacia adelante cuando se giró bruscamente hacia ella, su frente sudaba como cerdo.
Hannah sacó la varita y se acercó a él a zancadas, apuntó con su varita a su cuello, tomándolo de la camisa.
-Vuelve a hablarme en ese tono Carrow y arrancare tu preciosa garganta-gruñó ferozmente mientras una gota de sudor caía por la cien del Mortífago, sus ojos miraban inquietos las pupilas celestes sin saber que responder-vuelve con tu patética hermana, y dile que hay alguien más al mando de ustedes dos-empujó al Mortífago quien cayó contra una mesa que ahí había-no me tientes, Amycus-
Dicho esto el Mortífago bajó la mirada con odio hacia el piso, frustrado por haber caído ante una patética niña, y salió apresurado del lugar, mientras Hannah lo seguía con la mirada con una pequeña sonrisa de superioridad en su rostro.
-¿nos dejaras ir?-preguntó uno de los chicos con voz temblorosa, tenia mirada inocente, y pelo castaño, seguramente el tipo de chico que no encajaba en ningún lugar, tal vez algo torpe.
Rió ante la ternura que el joven le daba, rió con fuerza, causando un estremecimiento en sus prisioneros.
-No es tan fácil como eso-caminó hacia el frente de ellos con paciencia, mientras el chico tragaba con fuerza-ustedes tres se portaron mal, y deben ser castigados...y yo... bueno tengo un papel que cumplir-apuntó a la joven con indiferencia-Crucio-
La sala común era un bullicio de gente cuando Hannah entro en ella, era media tarde, faltaban dos clases para que los alumnos volvieran definitivamente a ella. La joven subió las escaleras hacia los dormitorios, entrando al suyo en busca de un refugio para su diario, lo había llevado consigo desde la biblioteca y no era bueno que alguien lo viera.
Se dirigió a su armario en busca de algún conjunto para la fiesta. Estaba segura de que si no usaba vestido y Narcissa se enteraba iba a matarla, por lo que se decidió un vestido corto simple, con pedrería en el escote, nada llamativo, iba con su personalidad, estaba segura que Pansy y su grupo de perdedoras se pondrían sus mejores galas para conseguir marido.
Lo dejó sobre la cama con los zapatos y lo demás y luego salió de la habitación, directo hacia sala común donde se encontró a la recién nombrada, quien le hizo un gesto de superioridad.
Al parecer había olvidado todo lo que lloro gracias a esta Mortífago.
-¡Draco!-gritó la rubia al ver al chico entrar por la puerta de las mazmorras hacia la sala común
-¿Qué quieres?-preguntó con fastidio siguiendo su camino a los sillones, sin humor para soportar a la joven.
-Yo...pensaba que tal vez...-Pansy se acercó a él y se sentó encima del muchacho quien frunció el ceño al instante. No la empujó porque era un caballero ante todo, y Narcissa siempre le había enseñado que a las mujeres había que respetarlas- podríamos ir juntos a la fiesta de hoy-
Hannah sonrió internamente, mientras se sentaba en las mesas de la biblioteca de Slytherin abriendo un libro de pociones, fingiendo no prestar atención a lo que ocurría.
-No-respondió Draco volteando a ver a otro lado como si Pansy no valiera nada. Pansy frunció el ceño instantáneamente molesta.
-¿disculpa?-preguntó fingiendo dulzura-soy practicamente la princesa de Slytherin, debemos ir juntos-
-No iré contigo Pansy- respondió el chico nuevamente esperando que así se fuera de allí.
Su vista viajo vagamente hacia donde Hannah se encontraba resumiendo su pergamino de pociones, y Pansy siguió la mirada del chico, encontrándose a la razón por la cual no iría con él. Un pequeño gruñido salió de su interior sobresaltando al chico, se levantó enojada de su regazo y se dirigió corriendo a las habitaciones, faltando así a las siguientes clases.
Hannah se presentó en clase de pociones algo cansada, era la última clase del día y luego de la cena en el gran comedor seria la fiesta. Estaría un buen rato allí hasta que la gente se emborrachara lo suficiente para no ver su salida, luego escaparía hacia la biblioteca de Hogwarts y buscaría en la sección prohibida.
-habrán sus libros en la pagina 233-fue lo único que dijo Slughorn al verla entrar ultima en las mazmorras, mirándola de reojo. Sabía que había alumnos con privilegios, Hannah tenía el mismo trato que todos los Mortifagos dentro del colegio, respeto por ser superiores.
Paso la clase de pociones sin problemas, juntó los libros de su mesa mientras que con un hechizo limpiaba el caldero y salió de allí. Directo a su habitación, allí escondió el diario de su madre, donde había leído el ultimo de las entradas que hablaba del libro sin poder entender donde demonios estaba, el resto solo eran escritos de su madre donde no se volvía a mencionar nada de él, las cuales leería mas tarde en la soledad de su cuarto. No tenía tiempo para sentimentalismos ahora.
Se vistió lentamente y sin apuro, llegaría tarde, Draco no iría a buscarla por lo que no le importaría. Escuchó música al pisar fuera de su habitación, era algo clásico, tranquilo de alta sociedad. Rodo los ojos al pensar que sería como las tontas y aburridas reuniones de la mansión.
Caminó escaleras abajo, se sentía cómoda a pesar de los tacones, no iba muy maquillada, seguía siendo ella misma a pesar de los esfuerzos de Narcissa de querer enseñarle a ser una "dama".
Observó el lugar desde las escaleras, alumnos de Slytherin conversando entre sí, sonriendo falsamente, alardeando sus bienes, todo muy artificial.
-Dijiste que no sería como las fiestas de la mansión-menciono a Draco en cuanto lo encontró sirviéndose un trago en una de las mesas-¿eso es alcohol?-
-Claro que no...-respondió el con una sonrisa para guiñarle el ojo, la copa negra olía a vino de elfos-debemos mantener la elegancia...al menos hasta media noche, que los profesores y prefectos terminen las rondas, tenemos permitido pequeñas reuniones, pero no fiestas descontroladas-
-¿fiestas descontroladas?-se burlo la joven, buscando a alguien conocido con la mirada.
-No subestimes a los Slytherins cielo-le dijo el rubio al oído mientras la tomaba discretamente por la cintura.
Los minutos pasaban lentos para Hannah, bebía un poco de vino de elfos de una copa que su compañero le había servido, su mente se dividía en lo leído en el diario de su madre, y en los deberes del señor tenebroso. Algo raro, no había visto a Parkinson en la fiesta, lo que le parecía curioso. Pudo ver a Blaise acompañado de una chica linda y Theodore bufando por los comentarios estúpidos de Crabbe y Goyle, quienes eran como dos orangutanes que los seguían de aquí para allá.
Escapó en cuanto el alcohol empezó a hacer efecto en los presentes, Draco no se percató de ello debido a que estaba distraído con una partida de póker con sus amigos, donde las damas habían sido apartadas. Hannah tenía prevista esta distracción, vigiló que Dylan estuviera distraído también con un chico de lentes y camisa a cuadros verde (el la observaba con frecuencia ultimamente ), otro nerd como él, y salió de la sala común, sin ser vista por nadie.
Sabía que Snape estaría en una reunión con el señor tenebroso esta noche, era La primer semana de clases y quería dar el informe de su manejo en Hogwarts. Los Carrow los tenía vigilados, uno en el séptimo piso, donde los Gryffindors residían en su sala común, merodeando también cerca de la torre de Ravenclaw, al centro del mismo piso , y otro en la sala de Hufflepuf cerca de la cocina de Hogwarts.
Había algunos guardias merodeando también por Hogwarts pero nada que no pudiera esquivar. Y los profesores en sus habitaciones, exceptuando a McGonagal que hacia una última recorrida en la sala de Gryffindor para cerciorarse que este todo en orden. Caminó directo a la oficina del director, no le importó el frio de las Mazmorras, coloco un hechizo para que sus tacones no resonaran al caminar, y colocó su mente un paso en el futuro para tener todos sus obstáculos en vista. Un guardia custodiaba cerca de la sala común de Slytherin pero este estaba dormido, no creían que alguien de ellos fuera a traicionarlos...pobres ilusos.
Llegó a la entrada de la dirección y dijo la misma contraseña que dias antes había dicho cuando fue mandada al sombrero seleccionador y subió las escaleras con tranquilidad, sin importarle estar invadiendo un lugar privado.
Observó con atención toda la habitación, había objetos verdaderamente curiosos allí, le encantaría inspeccionarlos, pero no tenía tiempo para eso.
Se dirigió hacia la biblioteca de Dumbledore detrás del escritorio, estaba llena de libros y no sabía por cual comenzar, tal vez no tendría una segunda oportunidad como esta. Revisó los libros descartándolos por tema y titulo, no era una biblioteca muy grande por lo que terminó de registrarla en un instante, sin éxito alguno.
-Lo que buscas, lo encontraras en el ultimo cajón de mi escritorio-dijo una voz profunda y dulce cercana a ella. El cuadro de Dumbledore sobre la biblioteca la observaba con mirada amable, a diferencia de los demás cuadros de directores que se encontraban dormidos.
-¿Cómo sabe usted que es lo que busco?-preguntó Hannah curiosa ante el consejo del anciano.
-Hogwarts siempre ayuda a quienes lo merecen-fue su respuesta-con un alohomora será suficiente- Hannah dirigió su vista hacia el escritorio de madera fina, abrió el ultimo cajón con un movimiento de varita y observó allí el único objeto que se guardaba en ese lugar. Un libro lleno de polvo, con tapa negra de cuero y líneas doradas alrededor, con letras cursivas escribía guía de criaturas míticas en el sin nada más. Podría pasar por un libro común sobre animales y criaturas pero algo en él la llamaba, sus páginas amarillentas, sus bordes algo descuidados, ese era el libro. Su libro.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora