Capitulo 23

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•Hannah se sentía mareada, caminaba arrastrando sus pies rogando llegar a su habitación y dormir, Narcissa tuvo que sostenerla un par de veces para que no callera de las escaleras, y fue ella quien abrió la puerta de la habitación para dejarla pasar.
No se sorprendió al encontrar dentro de esta a Draco, quien se ruborizó al ver que entraba con su madre, pero esta no pregunto nada. Sabía que entre esos niños había algo especial, y consentía esto, hacían una linda pareja a pesar de la locura de ella y el ego de él.
-Draco amor, ¿podrías ayudarme?-preguntó su madre sonriéndole al joven, quien mientras Hannah se acostaba en la cama, tomó algunas pociones de el cajón debajo de esta. Narcissa mientras tanto buscaba unas vendas en el botiquín del baño, y volvió a la habitación rápidamente, encontrando a su hijo quien observaba a la rubia con una mueca.
Hannah se encontraba al en el del sueño y la conciencia. Percibía sonidos a su alrededor intentando no caer en los brazos de morfeo hasta tomar las pociones, Narcissa se colocó a su lado, junto al brazo lastimado, y comenzó a trabajar en el.
Le colocó una poción para limpiar la herida, mientras que con las vendas intentaba esparcirlas, luego recitó algunos conjuros para que se cerrara lentamente, para asi poder ponerle escencia de Dictamo y que no quedara cicatriz alguna. Después de ello, le dio una poción para reabastecer su sangre.
Hannah cayó dormida al instante después de eso, mientras madre e hijo intercambiaban una mirada.
-¿Crees que podrías quedarte con ella esta noche? –le pregunto a él, a sabiendas que lo deseaba pero no se animaría a preguntar.
-madre, estoy comprometido, no es lo que tú me enseñaste-le respondió el con tono frio, quería decirle que sí, había algo en el que le llamaba a quedarse, a disfrutar la vista de Hannah de manera tranquila
-por favor Draco, No le diremos a nadie, debo volver con tu padre y no quiero dejarla sola-el rubio observó a su madre, descifrando si era una especie de prueba o no, luego de meditarlo unos minutos, asintió brevemente mientras una sonrisa se extendía por los labios de Narcissa.
La mujer abandono la habitación de manera apresurada, debía hablar con Lucius para saber qué era lo que vendría después del ataque, Draco no había cumplido lo prometido y sería castigado severamente a pesar de las palabras del señor tenebroso.
Pero a Draco no le interesó en ese momento, se quedo parado en una esquina de la habitación mirando a la joven dormida en la cama sin saber qué hacer. Decidió sentarse en el escritorio de la joven y mirarla pensativo, necesitaba saber que era esa sensación en el estomago que le daba al verla tan indefensa.

Te gusta, idiota. Se dijo a si mismo bufando sonoramente. Cruzó su pierna sobre la otra en posición relajada y su cabeza en su brazo, con expresión molesta. Genial, lo que le faltaba. Tenía a Pansy lamiéndole los talones y tenía que gustarle una chica extraña que tenía un don igual de extraño que ella.
Se quedo toda la noche sentado allí, no pudo dormir, los pensamientos daban vueltas por su cabeza. ¿Hannah era capaz de asesinar a alguien? ¿Realmente llegaría a ese punto de su vida? Con el paso de los días se dio cuenta que no era tan fácil como pensaba asesinar a una persona, en sus pobres intentos de asesinar al profesor Dumbledore no había intención, en muy en el fondo no quería hacerlo, no quería sus manos manchadas con sangre y su conciencia sucia.
No quería ser un mortifago.

Un Mortifago Angelical - Draco Malfoy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora