Eva lo observó cerrar la puerta tras de sí y acercarse a grandes pasos para sentarse frente a ella, sus gestos denotaban una gran seguridad. Sus ojos tan claros que parecían casi blancos y todas esas cicatrices hacían más abrumador su aspecto. Se notaba que era alguien importante.
—Lamento la incomodidad que le estamos ocasionando, señorita Morgan. —La voz grave del hombre pareció rebotar en las paredes de la sala y la obligó a prestarle atención—. Mi nombre es Elrik Alfson y soy el director de la agencia Limbo de operaciones especiales. Usted se encuentra ahora en uno de sus cuarteles centrales.
Lo miró fijo unos segundos, era la primera vez que escuchaba el nombre de esa agencia pero no se sorprendió, estaba acostumbrada a ser perseguida por cualquier clase de entidad gubernamental o independiente, legal o no. Sin embargo, seguía pensando que no estaba en un lugar del estilo de aquellos. Quizás era nuevo y a juzgar por su director, debía ser un grupo de veteranos retirados con secuelas de combate. Se resistía a hablar y permaneció muda unos instantes. El hombre tampoco lo hizo y la incomodidad comenzó a invadirla. Al final la ansiedad ganó.
—Eso no me dice nada, ¿qué clase de agencia es ésta? Sepa que conozco mis derechos y no voy a decir una palabra sin un abogado. Ni siquiera sé si estoy en un lugar legal, y debe saber también que si quiere contratarme para algún trabajo, no lo aceptaré hasta considerarlo en profundidad y haber arreglado el pago, por supuesto. Ahora bien, si ambos queremos ahorrarnos problemas, le pido que me diga que quiere de mí y me deje ir. Prometo ponerme en contacto con ustedes para darle una respuesta. —No había podido detener el chorro de palabras, cosa que ocurría cuando estaba algo nerviosa.
—Lamento también decirle que no será posible por ahora que se retire, señorita Morgan.
—¿Qué? ¿Entonces quiere decir que estoy detenida? —Eva se tensó en la silla—. Un momento... ¿Cómo sabe mi nombre?
Elrik Alfson le extendió una carpeta que ella observó con ojos asombrados, y los abrió aún más al ver el sello del gobierno en la tapa junto con un logo que jamás había visto y que representaba algo similar a un óvalo en llamas con una silueta humana atravesándolo. Raro. Intentó con poco éxito disimular su cara de preocupación. No le estaba gustando nada.
—¿Qué se supone que es esto?
—Hemos investigado sobre usted, y veo que muchos han estado siguiendo sus pasos desde hace algún tiempo, no les ha resultado nada fácil —dijo el hombre sin disimular su interés.
«Por supuesto que no les habrá sido fácil.» Eva se cuidó de decirlo en voz alta, pero sonrió orgullosa de sí misma.
Alfson continuó:
—Pero como no constituye una amenaza para el mundo, dejaron que se sigan ocupando otros. Por cierto, la buscan en varios países, ha vuelto locos a los mejores detectives, robando objetos prácticamente en sus narices. Es casi imposible detectarla o encontrarla. Tiene usted un talento muy especial, señorita Morgan. ¿O debería llamarla, Morgan Le Fay?
Eva apenas pudo disimular su sorpresa, ese hombre sabía casi todo de ella, hasta su alias. Apodo con el que la solían contactar sus clientes y que ya había llegado a circular de boca en boca como un rumor. Ahora estaba todo acabado. Bien decían que el crimen no paga.
—¿Cómo sabían que iba a estar ahí? La historia del perfume fue una trampa, entonces. —Clavó la mirada en sus ojos, acusándolo en silencio de actuar sucio—. Ahora que ya sabe quién soy y me tiene en su poder, ¿qué quiere que confiese? ¿Quiere armar un espectáculo para sus amiguitos del otro lado del espejo, así ven el buen trabajo que hizo al capturarme? —Eva señaló el espejo con un gesto furioso.
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El Elixir - Trilogía Arwendome #1
Fantasy¿Qué harías si tuvieras en tus manos un objeto misterioso que todos codician? ¿Qué harías si descubres que tu relación con ese objeto es más estrecha de lo que te imaginas? ¿Qué harías si supieras que hay algo más allá de lo que perciben tus ojos? ¿...