¿Qué harías si tuvieras en tus manos un objeto misterioso que todos codician?
¿Qué harías si descubres que tu relación con ese objeto es más estrecha de lo que te imaginas?
¿Qué harías si supieras que hay algo más allá de lo que perciben tus ojos?
¿...
Hola todos!! No pude subir capítulo nuevo el domingo así que aquí estoy, tarde pero seguro!
Siguen los enigmas en esta historia y nuestros amigos están cada vez más perdidos :)
Podrá Eva ayudarlos?
La foto muestra una mesa muuy parecida a la que Alfson tiene en su despacho.
Espero que les guste! gracias por leer y por seguirme!
Y no olviden comentar, me gustaría saber qué piensan :)
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Entraron en la oficina de Alfson, amplia y muy iluminada, las ventajas de estar en un piso alto. Era lo que habría esperado de la oficina de un director, con excepción de la decoración. A decir verdad, no debería haberse sorprendido. Varios escudos circulares y coloridos colgaban de las paredes junto a algunas hachas finamente trabajadas. Los muebles eran de madera oscura y líneas simples. La mesa de juntas era lo mejor, una vez que uno superaba la sorpresa. Tenía forma alargada y sus extremos terminaban en puntas bastante pronunciadas, una de ellas se elevaba simulando un mascarón de proa en espiral. Eso sí que era llevar las raíces al extremo. Se preguntó qué tendrían Angelina o Finrod, que les recordara sus raíces. Mejor no preguntar. Después de todo, ese mueble no tenía nada de sobrenatural. En el centro de la mesa vio un dibujo tallado que le llamó la atención, estaba segura de que lo había visto en otro lado.
—Hermoso trabajo, por cierto. —El doctor Suresh también estaba allí, con el mismo desaliño de siempre y su rostro afable. Señaló el dibujo. —Es el Mjolnir, más conocido como el Martillo de Thor. Su traducción literal sería "demoledor".
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—No sé si quiero saber que Alfson es hijo de Thor y alguna afortunada humana. —dijo Eva bajando la voz.
—No, Thor no es mi padre —respondió el director mientras se sentaba cerca del extremo— y mi madre no es humana, si eso satisface su curiosidad.
Eva no supo qué responder, de ahora en adelante se abstendría de hacer cualquier comentario sobre padres o antepasados.
Una vez que los cuatro estuvieron sentados, la muchacha comenzó a narrar lo ocurrido. Se dio cuenta de que al mencionar el nombre de Dante Sfingeo, los hombres se miraron entre ellos alarmados, la expresión de Finrod hablaba muy claro por sí misma «¿Quién más podría haber sido?». Apuró el relato para concluir rápido y no detenerse en el momento en que Dante le había quitado el elixir. Lo único que le faltaba era tener que dar explicaciones de ese momento humillante. Que pensaran lo que quisieran.
Finrod continuó el relato en forma más fría y detallada, como un informe. No omitió nada, excepto el exabrupto de Eva al salir del edificio. Mientras hablaba sobre el escape, la miraba de soslayo. Podía percibir su inquietud, pero ella no hizo ningún gesto. Ni bien terminó, sacó de su chaqueta las páginas con los dibujos y los nombres.
