El Elixir - Trilogía Arwendome #1

Capítulo 9 - Nunca digas adiós - parte 2

Hola!

Tal como lo prometí aquí les dejo la segunda parte del capítulo!

Gracias a todos los que votaron, me siguieron y me pusieron en sus listas!

Que tal si vamos haciendo una playlist? Empecemos con una de mis bandas favoritas: The Rasmus.

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—¿Creen realmente que Dante le quitó la botella? No pongo en duda lo que ocurrió con esas criaturas, pero sobre el elixir no sé qué pensar. Recuerden a qué se dedica, pudo haberse inventado esa historia y haberlo vendido al mejor postor. —Suresh hablaba con notoria desilusión.

—No podría afirmarlo, pero lo dudo, estoy seguro de que lo que pasó allí es sólo una pequeña muestra de lo que ese demente estará planeando. Ya sabes que Sfingeo no se va a detener hasta obtener lo que quiere, y vaya uno a saber qué quiere ahora. Por mi parte, creo que es tan inocente como su profesión lo permite. Dante quiso retenerla por alguna razón y podría volver por ella.

—Esas son conjeturas tuyas, Finrod —acotó Alfson—. Todo lo que contó sobre su encuentro con Dante puede ser mentira.

El elfo tamborileó con los dedos sobre la mesa. Por alguna razón y esperaba que fuera la correcta, quería defenderla.

—Yo vi cómo ese espectro, ese fantasma de Bruna fue directo a atacarla y vi también cómo ella la hizo desaparecer con palabras que no entendí. Hay algo con esa joven que Dante sabe o sospecha y que nosotros no tenemos la menor idea, pero si la dejamos ir y él la encuentra primero, perderemos tiempo y terreno, dado que no sólo no tendremos el elixir, sino ninguna otra conexión hasta que volvamos a saber de él y entonces puede que sea tarde para impedir lo que sea que esté tramando. Morgan no es una amenaza para nosotros. No de momento, al menos.

—Sé que tienes buen ojo con la gente. Si no puedes convencerla de que se quede, debes vigilarla. No confío en ella, pero quizás pueda seguir sirviéndonos de ayuda.

Finrod iba a responderle al respecto pero no estaba de ánimo para discutir con él. A veces el director parecía olvidar que con mayor o menor o ninguna herencia mágica, eran personas las que trabajaban allí. Ese alejamiento de la naturaleza humana lo había visto varias veces en seres con muchos siglos de existencia. Como si el paso del tiempo inclinara la balanza hacia un lado o hacia el otro en lugar de equilibrarse. Nunca le había gustado eso y aun cuando en ocasiones la frialdad podía ser muy útil, no consideraba que Eva se la mereciera.

—No debería salir de aquí, pero retenerla contra su voluntad sería como encerrar a un gato salvaje. Me mantendré lo más cerca posible. —Levantándose de su asiento, se retiró dejando a los dos hombres deliberando, desconcertados sobre la poca y extraña evidencia que tenían de los misteriosos planes de Dante.

Finrod encontró a Eva en la habitación. Se había vuelto a poner la ropa con la que había llegado y se disponía a salir.

—¿Te ibas a ir sin despedirte? —Estaba apoyado contra el marco, con los brazos cruzados. Su actitud parecía relajada pero el semblante era serio—. Podrías quedarte aquí y...

—¿Y hacer qué? —lo interrumpió— ya ves que no se me da muy bien el trabajo en equipo. Y fallé allí. Digamos que no les inspiro una gran confianza. —Intentó salir pero Finrod le bloqueó el paso.

—Si no confiaran en ti, no te habrían dejado ir. En todo caso, el elixir se nos escapó a los dos. Quédate y ayúdanos a llegar al fondo de esto, tengo el presentimiento de que hay algo en ti que está relacionado con lo que pasó en ese edificio y que despertó el interés de Dante.