Capítulo 17 - Un encuentro inesperado - parte 2

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Hola a todos!

Aqui les traigo la segunda parte del capitulo 17,  y veremos que pasó con el Dr. Suresh...

A propósito, no se los había presentado,no? :)

Cualquier semejanza con el apellido de su personaje de Héroes fue pura casualidad, nunca vi la serie.

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Una pantalla se desplegó ante los ojos de Finrod. El holograma mostraba un mapa y una línea de color rojo se iba dibujando a medida que corrían los datos en un ordenador cercano. Los rostros de los que observaban parecían tener dibujados los mismos trazos que la imagen mostraba.

Lucas se acercó a Finrod, sin dejar de mirar el mapa holográfico.

—Ya investigué el móvil de Zoltan. Tiene un GPS con el cual pude rastrear todos sus movimientos de meses atrás. El mapa está dibujando la ruta que hizo desde entonces y todo parece indicar que hay un punto bastante recurrente.

—¿Pudieron rastrear las llamadas también?

—Todavía no, creo que fueron hechas a través de un satélite privado y eso hace más difícil localizarlo, pero no imposible. En cuanto ingrese al sistema del satélite, lo que necesitamos estará a nuestro alcance.

Finrod sonrió complacido y le palmeó la espalda.

—Muy bien, le diré a Alfson que te dé el día libre por tu excelente trabajo.

—¿El día libre? Me merezco la semana libre por lo menos. Ah, hay algo más. Ese dibujo de la esfera con los meridianos y las coordenadas, que vos pensabas que era algún punto del planeta... Bueno, parece que tenías razón, ese punto existe —dudó unos segundos—, está en Finlandia, cerca de Udjoki sobre el Círculo Polar Ártico. —Su tono iba bajando a medida que el gesto de desconcierto de Finrod aumentaba.

—Suena descabellado... quizás mi interpretación no fue correcta, ¿hay algo allí? ¿Un poblado, una base militar?

—El satélite lo marca como un sitio deshabitado, por ahora. Solo hay bosques y lagos. Seguiré investigando.

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Devdan retrocedió unos pasos, aterrado. Esa voz...claro que la recordaba, pero era imposible...imposible estar escuchándola allí. Su imaginación le estaba jugando una mala pasada, algo se revolvió dentro suyo. Debía controlarlo, de lo contrario...

—¿Tan pronto te olvidaste de mí, Suresh? ¿Creíste que enterrándome ibas a vivir tranquilo por siempre? ¿Que no iba a regresar para vengarme? Ahora no está tu mami para defenderte...

—Theo...

El recuerdo de Theo Skotádis fue como un mazazo en la cabeza. Su compañero de universidad, que había trabajado con él en la construcción de la habitación blindada y que había ocultado su herencia mágica porque la odiaba. Peor había sido enterarse que, como la odiaba tanto, su personalidad se había dividido en una especie de Dr. Jeckyl y Mr. Hyde que solía atacar y torturar a cualquier criatura que no considerara completamente humana y a la vez, parecer un simple y tímido profesor universitario. Todo eso lo supo Devdan ese mismo día, cuando le hizo notar su condición más bien en tono de broma, sin saber del error que estaba cometiendo. Quizás debió haber sido un poco más discreto al mencionar los pies en forma de pezuña de cabra que su compañero siempre ocultaba. Pensando que sólo había sido una mala reacción, como la suya propia al enterarse de sus genes, siguió bromeando hasta que la situación estalló. Theo lo atacó y todo se salió de las manos, incluso él mismo, que en esas épocas no era demasiado bueno para contenerse. Y luego había llegado ella. No quería recordarlo. Mucho se perdió ese día por su culpa y desde entonces trabajaba constantemente para mantener el control. Y por lo que más quería, no podía perderlo ahora...

—Si... Theo era mi nombre, pero siempre fui... ¡Tenebris! —El grito inhumano proferido por esa pequeña boca fue terrorífico.

Aramís no podía creer lo que estaba viendo. La joven, agazapada en el rincón, saltó de repente al cuello de Devdan, dejándolo de espaldas contra el piso. Comenzó a darle golpe tras golpe. Devdan intentaba contenerse, pero la furia lo estaba invadiendo. Un resplandor amarillo emanó de él y su piel comenzó a cambiar.

Aramís se arrojó sobre la radio.

—¡Owens! Debes venir inmediatamente, ¡con refuerzos! Tenemos una situación aquí. Devdan...sí, pero en su versión azul... ¡uh! dentro de la habitación de seguridad... ¡Oh, no!

Volvió la vista hacia el doctor, vio como crecía en tamaño y los ojos parecían salirse de sus órbitas. Su piel estaba adquiriendo una tonalidad azul y un aura dorada comenzaba a envolverlo. Parecía medir más de dos metros cuando estiró los brazos y lanzó un alarido que hizo temblar las paredes de vidrio. Luego tomó a la joven por el cuello y la arrojó por el aire. El menudo cuerpo chocó contra una de las paredes y cayó al piso, inerte.

—Devdan, Devdan, Devdan. —Aramís repetía el nombre en un vano intento de hacerlo entrar en razón, cuando su parte mítica tomaba posesión de él, eso era algo prácticamente imposible—. Recuerda que es un simple ser humano. Se rompe.

Como única respuesta, Devdan estiró una mano y golpeó el vidrio, mientras clavaba la mirada en lo que había más allá de él, causando una pequeña grieta y haciendo que Aramís reculara.

—Esto ya lo contuvo una vez, a duras penas. ¿Habrán hecho la prueba de calidad, tal como pedí?

No tuvo tiempo de adivinar la respuesta, miró atónito a la chica que se ponía de pie con dificultad para abalanzarse otra vez sobre el gigante azul. Comenzaba una pelea desigual ya que él le llevaba como dos cabezas y sólo su rostro era suficiente para espantar al más escéptico. Sin embargo Devdan cayó un par de veces. Ella voló sólo una vez más. Parecía que la pequeña muchacha le estaba ganando. Cuando la tenía atenazada entre sus largos brazos, que por momentos parecían aumentar en número y estaba a punto de aplastarla como a una fruta madura, ella giraba en su agarre y le retorcía el músculo, haciendo que la soltara, para poder seguir luchando. Gritos, golpes y muebles volando por todos lados en ese recinto confinado, por más indestructible que dijeran que fuera, no era algo tranquilizador de ver.

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Eva salió de la habitación secándose el pelo. Buscaba su camiseta para dormir, cuando algo en su visión periférica le llamó la atención. Se quedó tiesa sin atreverse a mirar lo que creía que estaba pasando. De su escritorio provenía un extraño resplandor verde que iluminaba ese rincón como una lámpara de noche. Se obligó a mirar, pero no podía obligar a sus pies a acercarse. De repente sintió la conocida presión en la boca del estómago, algo andaba muy mal. Era allí donde había dejado el medallón el día anterior. Se vistió con lo primero que encontró y haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, caminó hacia la mesa. Se detuvo unos instantes, con el corazón en la boca y lo sacó de su bolsita. De la piedra del medallón nacía una luz potente, que bañaba de color verde todo lo que tenía cerca. Le recordaba con espanto la luz que emitía la botella con el elixir. A diferencia de aquella, ésta parecía viva, como si bailara dentro de la piedra. Como si le hablara. Sin pensarlo dos veces, tomó el medallón, y salió corriendo en dirección al laboratorio.

Cuando llegó con el corazón latiéndole fuertemente en el pecho, casi le da un infarto al ver un gigante azul luchando con esa chica flacucha, de la mitad de su tamaño, en la celda blindada. Jamás había visto algo así. Aramís la miró y bajó la vista al objeto que colgaba de su mano. El medallón con la piedra seguía lanzando destellos verdes. Miró a Eva y volvió a mirar el medallón, parecía que sus ojos no podían abrirse más cuando exclamó espantado:

—¡Que me lleven los Klingon!

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Espero que les haya gustado! se vienen capítulos importantes y muchas revelaciones.

No olviden comentar! gracias por estar ahí!

Hasta el próximo domingo!

El Elixir - Trilogía Arwendome #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora