Capítulo 25 - Piedras en el camino - parte 1

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Hola a todos!

Esta es la primera parte del último capítulo del primer libro (no sonó muy confuso eso, no?). Y como soy mala, me encanta hacer sufrir a los personajes y a los lectores. Muejejee

Gracias a todos por leerme y comentar!

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Con las manos de Finrod recorriendo cada centímetro de su cuerpo y con sus bocas en plena batalla, Eva apenas se percataba del zumbido de la radio. Pero él, con el oído más acostumbrado, ya no lo soportaba. Aún con las piernas de ella rodeándolo y sin dejar de besarla, se quitó la radio de la cintura del pantalón y la arrojó como si fuera un bollo de papel. El aparato cayó sobre el sofá perdiéndose entre los almohadones. Sabía que pagaría las consecuencias más tarde, pero en ese momento era lo que menos le importaba. Sin embargo, las consecuencias las pagaron de inmediato. Un timbrazo seguido por un golpe en la puerta los detuvo. Se detuvieron y permanecieron atentos sin cambiar la posición ni hacer el menor sonido, rogando que quien hubiera golpeado, se fuera. La suerte no estaba de su lado.

—Owens, si estás ahí abre. Es urgente.

«Más vale que lo sea, o no te salvará ni tu padre» pensó Finrod.

Eva quiso retenerlo más tiempo pero ya no tenían opción. Se miraron un instante, intentando recuperar el aire y luego se separaron para ponerse sus camisetas con prisa. La joven se alejó de la puerta y se sentó en el sofá poniendo su mejor cara de nada, intentando arreglar sus cabellos revueltos. El rostro arrebatado ya era algo más difícil de disimular. Finrod abrió la puerta con cara de pocos amigos y sin que pudiera impedirlo entró un Aramís decidido, seguido por un Devdan que se encogía de hombros en una disculpa silenciosa. Ambos se detuvieron en seco al ver a Eva que los miraba como si fueran los cobradores de la renta.

—Perdón si interrumpimos algo. —Comenzó a decir Devdan, avergonzado.

—La pregunta correcta sería: ¿interrumpimos algo? —Rio Aramís—. Díganme que no llegamos en medio de una sesión de sexo desenfrenado porque no me lo perdonaría nunca. Debí haberte apostado que estaría aquí, Suresh.

Eva y el elfo lo miraron con los brazos cruzados y sin expresión alguna.

—Larga ya lo que viniste a decirme —dijo Finrod con tono seco.

—Alfson quiere verte. A los tres en realidad. Está en videoconferencia con el Consejo de O.N.O. y entre nosotros, creo que nos llama para no tener que soportarlos solo.

—Jones, si nos llama es porque abriste esa bocaza que tienes.

—Touché.

—¿Es por el asunto del medallón? —Eva se levantó del asiento—. Sé que lo quieren.

Devdan y Aramís se congelaron ante la novedad de que Eva sabía lo que el Consejo tramaba.

—¿Ahora quién abrió la boca? —Aramís replicó a Finrod con ironía.

—Me enteré sola y por eso vine a pedirle explicaciones.

—Ya veo...lo que no te explicó es que la camiseta no se pone del revés. —dijo Aramís con cierta malevolencia.

Eva se dio cuenta entonces de que las costuras de su camiseta estaban del lado incorrecto, contuvo su pudor y le devolvió a Aramís una mirada desafiante.

—Está de moda.

—¿Podemos volver al tema que te trajo hasta aquí? —Finrod se había sentado en una de las sillas, sin dejar de mirar a Eva preocupado, nadie de los presentes comprendía la gravedad del asunto en su total magnitud, ni siquiera él estaba aún al tanto de todo, mucho menos podía hablar delante de ella.

El Elixir - Trilogía Arwendome #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora