Capítulo 8 - Cuéntame tu vida - parte 2

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Hola otra vez!

Como les prometí, durante esta semana voy a adelantar un capítulo completo en compensación por no haber actualizado tantos días.

En esta parte vamos a saber más de Eva y de Finrod.

No encontré imagen o video, en cuanto lo tenga, lo agrego :)

Espero que les guste! No olviden comentar. Gracias!

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Comieron en silencio. Eva se dio cuenta de que no se sentía incómoda estando con un hombre que apenas conocía. Pasar demasiado tiempo sola había afectado en cierta medida su capacidad de sociabilizar, pero Finrod, a pesar de aparentar ser un poco estricto, tenía algo que le daba cierta calidez y eso le permitió relajarse. Tanto se relajó que los ojos se le estaban cerrando. Dio un respingo cuando él habló.

—¿Por qué el alias? ¿Por qué elegiste Morgan Le Fay?

Hacía mucho que no pensaba en eso. Suspiró.

—Mis padres murieron cuando yo era pequeña. Mi abuelo me crio. Él no era una persona común y corriente, era muy, muy interesante...eran muchas las cosas que sabía y las que hacía. Nunca te aburrías a su lado pero era alguien difícil también, lo podías amar o lo podías odiar, a veces al mismo tiempo. Me enseñó a usar mis habilidades. Me dijo que nací con ellas, que las traía de otra vida o algo así, a veces le daba por ponerse un poco esotérico. Cuando era niña solía acercármele y le robaba cosas sin que se diera cuenta, entonces me decía que yo me movía como un hada, suave e imperceptible y me llamaba "Fae". Y fue así que me metió en esta vida de ladrones de guante blanco. Supo verle la veta — rio, pero fue más bien una mueca triste— y la combinación de mi apellido, con el apodo que me puso... bueno, a larga terminé siendo Morgan le Fay y me gustó.

—Como la hermana del rey Arturo, que era una bruja...sí, te va el apodo. —Finrod le regaló una mirada burlona.

Eva se la devolvió.

—¿Y qué pasó con tu abuelo? Hablas en pasado como si hubiera muerto.

—La verdad es que no lo sé, hace mucho...hace años que no nos hablamos. Todo empieza con algo pequeño, que pasa de ser normal a ser intolerable. Debido a esta... actividad, nunca estuvimos mucho tiempo en el mismo lugar, no me dejaba tener amigos porque decía que nunca se llegaba a conocer a una persona y que hasta alguien que se dice tu amigo podía traicionarte. De modo que éramos él y yo, siempre solos, siempre en lugares nuevos. Al principio era todo emocionante, conocer el mundo, desafiar las leyes...pero con los años me cansé. Tuvimos una discusión muy fuerte. Sentía que me estaba explotando, que me aislaba de todo, que sólo me quería por lo que servía para él, eso casi lo podía soportar, hasta que llegó el punto de no retorno. Entonces tomé lo que pude meter en un bolso y me fui de la casa. No supe más de él. Tuve que arreglármelas sola y terminé haciendo lo que siempre hice, para subsistir. Eso sí, jamás robé a gente pobre, siempre a multimillonarios que ni siquiera le daban valor sentimental a esos objetos. —De pronto había sentido la necesidad de dejar en claro ese detalle.

—¿No has intentado buscar un trabajo normal como cualquier persona?

—Oh, sí lo intenté...necesitaba llevar una vida común y corriente, pero bueno, hay cosas de las que uno no siempre puede escapar. —Luego de decir eso se metió en la boca un pedazo de tarta tan grande que apenas le cabía. No quería hablar más de su vida y además se desmayaba de sueño.

Finrod volvió a hablar:

—Por cierto tienes un gran don. Te vi en la cafetería con Román y aún no sé qué hiciste exactamente en el edificio de Dante esta noche. Algo dijiste, no era nuestro idioma te lo aseguro, ni ninguna otra lengua que haya escuchado antes. Sólo hablaste y el humo verde desapareció. ¿No lo recuerdas?

El Elixir - Trilogía Arwendome #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora