Hola a todos!
Un nuevo capítulo para este domingo y las cosas se ponen cada vez más complicadas. Esta vez la ilustración está más abajo.
Espero que les guste!
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Eva se lo quitó de encima con un fuerte movimiento de hombros. Lo miró furiosa. Estaba hartándose de sentirse manipulada y amenazada. Maldijo el momento en que aceptó robar esa estúpida botella de «perfume».
—¿Qué pasó? ¿Te quedaste a terminar tu té? —gruñó en voz baja—. Esto no me gusta, no me gusta nada...quiero salir ya mismo de este lugar.
Ante la mirada inquisidora del elfo, le contó rápidamente lo que había pasado con Román, pero no que Dante le había arrebatado el elixir, era demasiado complicado y humillante para ese momento. Finrod la escuchó intrigado, intuía que faltaba una parte de la historia, pero había cosas más urgentes en las que pensar.
—...y ese matón se va a despertar en cualquier momento. —Concluyó Eva, con voz preocupada.
«Oh...además hay un ser monstruoso abajo al que le gustaría partirnos la cabeza» pensó el elfo, no menos preocupado que ella, pero decidió ahorrarle ese detalle. La apremió a moverse.
—No sé qué está ocurriendo, pero sí, debemos salir. Encontré unos documentos...
Un ruido proveniente de la oficina de Dante, les hizo voltear la cabeza en esa dirección. Finrod hizo una mueca.
—No va a estar de muy buen humor.
Eva lo miró preocupada, todo eso la estaba poniendo muy nerviosa, nunca en su vida había tenido que lidiar más que con algún guardia bravucón, a lo sumo dos y siempre se las había arreglado para salir indemne de la situación, por las buenas o por las malas. Pero este Román era otra cosa. Sintió que se paralizaba, no podía respirar. Casi ni notó cuando su compañero la tomó del brazo y la arrastró con prisa al piso inferior, debían llegar nuevamente a la ventana para poder salir y tomar la moto.
Lentamente, se asomaron a la sala del cuarto piso. El joven miró a ambos lados y aguzó el oído. Nada. Entró él primero y esperó unos segundos, observó el lugar. Luego hizo pasar a Eva, llevándose los dedos a sus labios en señal de silencio y colocándola detrás de él mientras comenzaban a atravesar el amplio salón. El único sonido que escuchaban era el de su propia respiración. Finrod miraba hacia atrás de vez en cuando y Eva lo miraba a Finrod, no entendía el porqué de tanta cautela. El piso parecía vacío, aunque podía sentir algo amenazador en el aire que le hacía presión en el pecho. Entonces vio la mesa rota.
—¿Hay algo que no me hayas contado? —susurró agitada. No quería saberlo, sólo deseaba salir.
Notando su temor, Finrod tomó su mano y la hizo continuar. La escalera al tercer piso parecía estar más lejos de lo que recordaba. Para llegar hasta allí debían atravesar el pasillo mal iluminado con las puertas a los costados y eso era lo que le preocupaba. Pues bien, era ahora o nunca.
—Corre —dijo, tironeando de ella.
Se lanzaron a la carrera, pero no fueron muy lejos. Apenas habían llegado a mitad de camino, cuando una de las puertas se abrió. Se detuvieron de golpe. Dos brazos delgados se asomaron a ras del piso, seguidos por una cabeza con los cabellos revueltos tapándole el rostro. Un cuerpo, alargado y fibroso, apenas cubierto con una bata de hospital, emergió al pasillo, gateando como un bebé. Ambos se quedaron congelados en el lugar. La persona, o al menos eso era lo que parecía, les estaba bloqueando el paso y sacudía la cabeza como si quisiera sacarse algo de adentro. Mascullaba unas palabras incomprensibles, parecía lamentarse. Mientras se incorporaba, los miró. Finrod reconoció los ojos, eran de ese verde brillante como una luz de neón. Pero no era el mismo ser que lo había atacado antes, estaba seguro. Éste era, por así decirlo, más joven, aunque igual de maltrecho y aterrador. Siempre manteniendo a Eva detrás de él, tomó el arco, sacó una flecha y disparó con tal velocidad que ella se dio cuenta recién cuando ya lo había hecho. La flecha se clavó en el hombro de la criatura, haciendo que ésta pronunciara un alarido de dolor y se echara a correr en su dirección.
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El Elixir - Trilogía Arwendome #1
Fantasy¿Qué harías si tuvieras en tus manos un objeto misterioso que todos codician? ¿Qué harías si descubres que tu relación con ese objeto es más estrecha de lo que te imaginas? ¿Qué harías si supieras que hay algo más allá de lo que perciben tus ojos? ¿...