Desde una habitación vacía, la corpulenta criatura observaba, vigilaba. Día y noche. Envoltorios vacíos de comida estaban desperdigados aquí y allá. Apenas tenía un catre donde reposar lo menos posible, la misión que debía cumplir a la brevedad no le permitía largas horas de sueño. Los días pasaban y no se la estaban poniendo fácil, trabajando casi a ciegas al principio y con todos los obstáculos presentes. Pero tenía paciencia y era cuestión de tiempo que se abriera una brecha para tener su oportunidad... sólo cuestión de tiempo.
*****
Ver su casa y sus cosas la hizo suspirar de alivio. Si tocaba la cama probablemente dormiría tres días seguidos. Aunque dudaba que pudiera hacerlo, estaba como excitada, habían pasado más cosas en esos dos últimos días que en varios años de su vida. Hacía tanto que no se sentía tan viva. Si bien la adrenalina corría por sus venas cada vez que cumplía con un encargo, eso ya se había convertido en algo rutinario. En cambio los dos últimos días en cierta forma habían despertado sensaciones que tenía dormidas desde hacía ya no sabía cuándo. No podía decidir si eran buenas, malas o si en realidad la asustaban, pero eran emociones al fin y cabo y con eso se conformaba. Por el momento estaba demasiado cansada como para ahondar en el tema.
Durante los días siguientes su vida fue todo lo normal que solía ser, a excepción de las pesadillas, que invadían su sueño casi todas las noches. Espectros de brillantes ojos verdes que la perseguían, a veces con las facciones de Dante, a veces con las de Román. Los sueños que más la asustaban eran los de los fantasmas incorpóreos que la perseguían, la atrapaban y de los que no podía escapar. Sueños que la hacían despertar en medio de la noche, desorientada y sudando. Una vez despierta en la seguridad de su habitación, se iba calmando poco a poco, estar rodeada por sus cosas le daba la sensación de que nada podía pasarle. De todas formas dejaba encendida la luz de la mesita el resto de la noche, como hacía cuando era niña y temía a la oscuridad.
Un par de veces soñó con Finrod, y esas no habían sido pesadillas. La primera vez fue con el «no-beso» de aquel día cuando se cruzaron a Román en la calle, sólo que en el sueño sí era un beso de verdad, que la llenaba de calor y la hacía querer más y más. Hasta que Finrod se convirtió en ese fantasma verde y ella se encontró besando sólo humo.
Qué manera de arruinar un sueño tan bueno.
Una noche, luego de bañarse, volvió a su habitación, se quitó la toalla y la dejó caer al piso. Estaba de espaldas a la ventana cuando sintió un ruido afuera. Un golpe metálico contra la baranda del balcón.
¡Clank!
Contuvo la respiración y movió apenas su cuerpo como para poder escuchar mejor. ¿Y si era alguien queriendo entrar? ¿Si eran el espectro o Dante que finalmente la habían encontrado? Superando el miedo levantó la toalla y se envolvió de nuevo en ella con rapidez, tomó unas tijeras, que poca utilidad tendrían frente al vapor verde y se dirigió a la ventana. Haciéndose pantalla con una mano miró hacia fuera, temiendo una aparición repentina. No vio nada, ningún movimiento sospechoso. Lo más probable era que algo hubiera caído de otro balcón. De pronto su mirada se perdió en la lejanía. ¿En qué dirección estaría Limbo?
No sabía por qué torturaba su mente a esas horas con preguntas de ese estilo. Ya lo había dejado atrás, al lugar y a su gente. Regresó al interior del cuarto, se puso la camiseta larga de dormir y se metió en la cama. Le costó dormirse al principio, pero poco a poco, como si algo guiara su alma, se fue dejando llevar.
*****
Finrod había estado cerca gran parte del tiempo sin que ella lo notara. Observando, vigilando si alguien se acercaba o tan sólo viéndola ir y venir y llevando su vida, en cierta forma, normal. Sabía que ni ella por su profesión, ni él por su condición, ni nadie como ellos podían llevar una vida normal, sólo que algunos se esforzaban más que otros en que lo pareciera. Había noches en que trepaba hasta su balcón y se quedaba haciendo guardia allí, sentado sobre la baranda en la esquina más oscura, camuflado entre las sombras.
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El Elixir - Trilogía Arwendome #1
Fantasi¿Qué harías si tuvieras en tus manos un objeto misterioso que todos codician? ¿Qué harías si descubres que tu relación con ese objeto es más estrecha de lo que te imaginas? ¿Qué harías si supieras que hay algo más allá de lo que perciben tus ojos? ¿...