Capítulo 21 - La Señora de la Noche - parte 2

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Hola a todos!

Les dejo la segunda parte de este capítulo. Y vamos conociendo a un nuevo personaje.

Que tengan todos un hermoso fin de semana!

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«Lo bueno dura poco» pensaba Eva mientras la moto se detenía en el amplio y solitario estacionamiento. Algo había cambiado esa tarde. Aunque aún estaba lejos de admitirlo, o más bien temía hacerlo, no negaba que había sido una de las mejores tardes de su vida. Eso no era difícil de afirmar si lo comparaba con los últimos acontecimientos. Pero comparando con los dos últimos años de su vida, donde creía haber tenido todo seguro y calculado, llegaba a la conclusión de que tampoco había sido así, pues el recuerdo de Claude siempre estuvo rondando su existencia. Ahora esa amenaza, aun cuando siempre fuera algo latente, le sonaba lejana y eso se lo debía a Finrod.

Se bajaron en silencio, pero antes de comenzar a caminar, Eva se giró para enfrentarlo, se puso de puntillas y sosteniéndose de sus hombros le dio un beso en la mejilla. Presionó sus labios contra la piel de su rostro unos segundos, quizás más de los que debería. Se perdió en su aroma tan masculino y en la suavidad de su piel afeitada. Finrod no hizo ningún ademán de apartarse, al contrario, cerró los ojos y disfrutó por primera vez de una reacción espontánea de Eva que no fuera pegarle. Sus labios eran tan suaves que esta vez fue él quien debió reprimir un estremecimiento. Cuando ella se apartó, lo miró a los ojos, esperando que entendiera lo que sentía, que lo que había hecho por ella esa tarde era más importante de lo que podía expresar.

—Gracias —dijo en un susurro apenas audible.

Él entendió y sus ojos azules sonrieron.

—¿No tienes más ex novios a quienes espantar? Ya sé cómo podría cobrarte el servicio.

Eva se volvió revoleando los ojos. Caminaron por los pasillos hasta llegar a una bifurcación, se detuvieron unos segundos sin saber bien qué decir, como si inconscientemente no quisieran separarse, pero había cosas que hacer. Casi apenado, Finrod se despidió:

—Debo ir a interrogar a esa chica.

Eva sintió algo bullir dentro de ella y la pregunta escapó de su boca antes de que pudiera frenarla.

—¿Y por qué no va Angelina? Digo... ¿No es ella la experta?

Apretó los labios con fuerza, reprimiendo el impulso de taparse la boca con las manos. Su cerebro iba a mil revoluciones por hora pensando cómo disimular ese exabrupto. Finrod levantó una ceja, divertido, apenas conteniendo una sonrisa suspicaz.

—Angelina no está. Cualquiera de nosotros puede hacer un interrogatorio simple, ¿por qué lo preguntas? —Esto último lo dijo con toda la intención de provocarla.

—No, por nada. Pensé que...olvídalo. —Eva se alejó un poco. —Oye, lo pasé muy bien hoy.

Se escabulló antes de que la situación se pusiera más tensa, en realidad no podía soportar la expresión divertida de ese condenado elfo.

—Yo también lo pasé muy bien. —Para cuando dijo eso ya estaba solo. Sacudió la cabeza sonriendo y se dirigió a la enfermería a hablar con aquella muchacha.

Eva, de pronto, no supo qué hacer. Si iba a su habitación su cabeza comenzaría a dar vueltas sobre lo que había pasado ese día y en especial, sobre ese repentino ataque de ¿celos? que le había dado. Si salía y se lo encontraba, no iba a saber qué decirle. ¡Uf! Si lo pensaba mejor, su vida anterior era tan tranquila...

El Elixir - Trilogía Arwendome #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora