IV

1K 104 14
                                    

Me mantuve inmóvil aún con mi rostro apoyado sobre su hombro. Debido a eso fui capaz de oír sus entrecortadas exhalaciones, además de notar aquél ardiente suspiro que hacía estremecerme aún más.
Giré mi cabeza bastante despacio, todavía sintiéndome exageradamente nervioso, y lo que vi me sorprendió aún más.
Hijikata estaba mirando hacia abajo, con el ceño fruncido. Hasta ahí todo bien, pero...
Estaba sonrojado.
Hijikata Toshiro, el Vice-Comandante del Shinsengumi, estaba más rojo que el trasero de un mandril.
Sentí un extraño sudor frío descendiendo por mi espalda.

¿Me estás diciendo que este tipo se siente aún más incómodo que yo? ¿A pesar de que fue él quién me pidió hacer esto?
¿Estaré soñando?
¿Serán paranoias por el exceso de azúcar en mi sangre?
Ohhh... sí, debe ser eso. Tendría que dejar de tomar tanto dulce, ya me está provocando alucinaciones.
Es imposible que él esté sonrojado de esa forma teniéndome a mí encima de él.

Para empezar, ¿por qué iba a sonrojarse estando conmigo si no podemos soportamos el uno al otro?

En definitiva no tenía ningún sentido.

—¿Hace mucho que no lo usas? —me preguntó de sopetón.

¿Está preguntándome cuándo fue la última vez que...?
¿Realmente me está preguntando eso?

—Creo que ya he olvidado cómo se usa eso — admití con cierta irritación—. Supongo que tú debes estar igual —añadí a mi propio riesgo de ser golpeado—. Sino no me explico por qué quieres hacer esto con alguien a quién no soportas.

—Bueno, en realidad... —murmuró—. Ya sabes. No se me dan bien las mujeres.

—¿No decía ese Gorila acosador que tenías una lista interminable de mujeres interesadas en ti?

—Sí... Algo así. Pero no sé hablar con ellas. Y mucho menos podría llegar a hacer eso.

—Oh, ya veo... Un hombre tímido. Entonces vas a usarme como a una muñeca hinchable. Algo de usar y tirar. Con tal de meterla... ¿No es así?

—No lo digas de esa forma... —replicó en voz baja, apartando su rostro de mí.

—Como sea, ¿por qué me lo has pedido a mí? ¿No habían personas suficientes en este mundo como para que tú y yo no tuviéramos que hacer esto? ¿Qué hay de Okita?

—¿¿¿Sougo??? ¿¿Bromeas?? Ese tipo siempre está tratando de deshacerse de mí. No dudaría en matarme en cuanto diera una mínima señal de distracción. De todas formas, aunque se hubiera negado, habría ido por todo el Shinsengumi contando mis asuntos personales. Sólo para humillarme. Ah, y también está el hecho de que es un sádico desquiciado. Ni de coña querría que ese tipo me dominara ni nada así.

—Oye, oye... A mí también me va el sadomasoquismo. Soy un sádico. Deberías saberlo. Si no te gustan ese tipo de cosas, entonces no podemos seguir con esto.

—Está bien, entonces recogeré mi dinero y---

—¡No! ¡No, no! ¡Olvídalo! ¡No haré nada sado! ¡Lo prometo! —juré rápidamente, tratando de evitar que se largara con mi bien merecida recompensa, la cual acabaría esfumándose cuando tuviera que pagar el alquiler.

Tener que arrastrarme de esta forma sólo para poder pagarle a la maldita vieja de abajo...

Tsk.

Estúpido Tosshi, ¿no se suponía que habías muerto ya?

Hijikata hizo todo un maldito ritual para deshacerse de ti...
¡Tuvimos que llevar a cabo un arco con más de 5 capítulos seguidos! ¿¡Sabes cuánto presupuesto hubo que invertir en ese arco!? ¡Por estas cosas estamos siempre tan cortos de dinero y debemos poner minutos de relleno para recompensar! ¡Al público no le gusta eso! ¡El relleno nos hace perder audiencia! ¡Tan sólo mira cómo está Naru**!¡Es todo una cadena de desgracias!

¿¡Por qué sigues dejando rastro de tu timidez en la personalidad de Hijikata!?

¡Si no hubieras hecho eso, ahora no tendría por qué estar metido en esta situación!

Yorozuya Gin-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora