Me encantaría quejarme. Quejarme una y otra vez de todo lo que ha estado ocurriendo desde el principio de esta maldita historia infernal.
Ni siquiera entiendo cómo es posible que haya gente leyendo esta basura.
¡No tiene ningún sentido!
¡¿Es que no es lo bastante obvio que Hijikata y yo nos llevamos fatal?!
¡Quiero decir, hay tres putas temporadas, películas y un futuro live action de Gintama! ¡Y en todos y cada uno de ellos desearíamos que el otro muriera de una buena vez!
¿¿¡¡Por qué diablos iba a pagarme para follar con él!!? Porque para empezar, ¡¡creo que está bastante claro que ninguno de los dos es gay!!
Que sí, que hay un capítulo en el que muestro un par de mangas yaoi entre él y yo, ¡pero era puro merchandising!
¡¡El autor de este fic ni siquiera cobra por esto!! ¿¡Qué clase de merchandising es éste!?
¡¡¡Uuugghhh!!!
¿¡Y ahora quién demonios está haciendo tanto ruido fuera de la casa!?
—Gin-Chaaaan —llamó una voz infantil, que me resultó familiar—. Ya estoy en casa -aru. ¿Dónde estás, estúpido abuelo?
—¡En la bañera! ¿¡Y a quién llamas viejo!? ¡¡Enana!! —me quejé al darme cuenta de que era la molesta de Kagura.
Qué inoportuna... Espero que se vaya rápido y no empeore las cosas con el dormido perro éste.
—¿En la bañera -aru? Oh, sí, eso está bien. Ya era hora de que lavaras esas sucias bolas —contestó burlona—. ¡Procura agarrarte de algún lado para no caerte -aru! ¡Recuerda que los viejos sois unos patosos!
—¡Sí, sí! —traté de contener el enojo—. ¡Vete a jugar por ahí o algo! —ordené para asegurarme de que no siguiera molestando.
—Oh, entiendo -aru. Te estás rascando las bolas ahí dentro, ¿verdad? Debes estar--
—¡¡No estoy haciendo nada extraño!! ¡¡Vete de una vez!! —insistí—. ¿¡Por qué no vas a visitar al inútil de Shinpachi!?
—Ya voy, ya voy... —murmuró con cierta irritación—. Tan sólo evita que te de un paro cardíaco mientras no estoy en casa -aru. No me apetece tener que tocar tu sucio cadáver de anciano para limpiar la bañera. Otose se enfadaría si se ensuciara.
—¡Que sí, vete! —repetí una vez más.
—Adióoooos —se despidió y sonó la puerta al cerrar.
Estúpida cría.
En fin. Al menos se ha ido de una vez por todas.
Y el tipo este no se ha despertado a pesar se los gritos. Pff. Realmente está agotado, ¿ah?
Dirigí la mirada hacia él y podía verse un claro gesto de tranquilidad en su rostro. Parecía estar cómodo.
Podría incluso decir que lucía...
...de algún modo...
...¿Adorable?