L

572 55 28
                                    

Hijikata se acomodó a mi lado, observándome con cierta curiosidad, y empezó a acariciarme a través del rostro. Seguidamente soltó un suspiro.

—Entiendo que estés enfadado conmigo —murmuró—, pero… Es sólo que… No sé cómo hacerte ver que me gustas —esperaba alguna respuesta de mi parte, pero decidió continuar—. Ambos somos unos idiotas irritables. Por eso discutimos tanto.

Se agachó lentamente, casi como si estuviera dudando, y me besó con cierta gentileza en los labios.

No sabía cómo reaccionar después de ese discursito. Quería molestarme con él, pero había sido cuidadoso conmigo en varias ocasiones. A pesar de todas las discusiones y golpes.
Después de todo yo era el causante.

Sigo confuso.

¿Realmente… siente algo por mí?

Yo… No sé qué pensar al respecto.

Se supone que es mi rival. No nos podemos ver ni en pintura. Es de la Policía. Un perro del Gobierno. Yo fui miembro del Joui, razón suficiente como para querer mi cabeza como trofeo.

A pesar de esas claras diferencias, también es cierto que compartimos muchas similitudes. Un pasado doloroso. Una obsesión… ¿enfermiza? Bueno, en su caso sí es enfermiza. ¿Quién demonios puede amar tanto la mayonesa? Amar el dulce no tiene nada de raro.

—Olvídalo —siguió hablando—. Estoy cansado de esto. Tú debes estar igual. Tan sólo… actúa como si nada de esto hubiera pasado. Te compensaré económicamente por ello si es necesario. No me importa.

—¿Recuerdas esa pregunta que no paras de hacerme hasta el punto de sacarme de quicio? —cuestioné tras alzar la mirada.

—Sí —contestó algo desconcertado—. ¿Qué ocurre?

—Aún me cuesta comprender del todo ésta situación, pero creo tener una vaga idea de lo que siento. Quiero decir, creo que ya puedo contestarte.

Hijikata seguía con un gesto inexpresivo, pero por un momento me pareció, de algún modo, feliz. Me ayudó a levantarme y me acercó mi ropa.

—¿Y bien? —preguntó con un creciente interés que podía apreciarse en su rostro—. ¿Cuál es tu respuesta?

—Bueno, um… —dudé unos segundos—. Sé que tenemos nuestras diferencias. Es evidente que somos completamente opuestos respecto a nuestras ideas. Pero hemos vivido cosas similares. Eso… Eso implica que nos entendemos mejor que nadie. Y, um… ¿Acaso no es ese el objetivo de estar enamorado? ¿Entenderse el uno al otro? —Tosshi me miraba con cierta sorpresa, inmóvil—. Quizás… Quizás yo también sienta algo por ti después de todo…

Lo siguiente que pude ver fue una cálida sonrisa por parte de Hijikata, que inmediatamente me abrazó con bastante fuerza.

Y entonces, después de un gran esfuerzo, logré despertarme de tan desagradable sueño.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Sí... Ojalá hubiera sido así.



Después de todo, acabo de admitir que me gusta Hijikata Toshiro, el demoníaco Vice-Comandante del Shinsengumi.
Voy a cargar con semejantes recuerdos por el resto de mi miserable vida.


Matadme.

Yorozuya Gin-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora