Seguí pestañeando, evidentemente por instinto, pero ya ni siquiera sabía qué o hacia dónde o a quién estaba mirando. Estaba realmente embobado.
Lo suficiente como para no darme cuenta de que Hijikata había acabado de fumar y había vuelto a entrar, percatándome de ello debido al susto que me dió al pasar el dedo por delante de mí con la intención de tocarme la punta de la nariz.
-¡¡Podrías haberme avisado de que habías vuelto a entrar en vez de estar asustándome!! -me quejé tras apartar su mano de mí.
-¿Es que crees que no lo he hecho? Has pasado olímpicamente de mí -replicó-. Estabas en otra órbita, poco podía hacer yo.
-Idiota... ¿Cuándo demonios dices que vas a dejarme en paz?
-Yo también espero con ansias nuestra boda, Gintoki -contestó sarcástico, como ya era costumbre.
-Muérete... -murmuré molesto.
-Moriré de amor por ti -siguió, provocándome ganas de golpearle.
Quería enfadarme y darle una paliza por estar tocándome las narices todo el día. De verdad que quería.
Pero más que enfadarme, logré todo lo contrario.
-Espera, ¿te estás ruborizando? -murmuró Hijikata con cierta sorpresa-. ¡Anda ya! Debe ser que estás a punto de explotar por el enfado... -se mantuvo en silencio, dudando de sus palabras-. ...¿No?
Seguía mirándome del todo desconcertado, y lo cierto es que yo empezaba a morirme por dentro.
Ninguno de los dos era capaz de entender el por qué estaba sucediendo semejante escenario.-Voy a interpretar ese silencio sepulcral como un "Sí, estoy poniéndome rojo de la vergüenza por tu culpa" -continuó entre pausas dubitativas.
No pude evitar cubrirme la cara con las manos.
Maldita sea...
Tan sólo pude oír los movimientos de Hijikata, el cual se me acercó y me rodeó con uno de sus brazos, tras lo cual noté que me besaba sobre la cabeza.
Me limité a dejarme llevar y acabé juntando la frente con el pecho de Tosshi. Mientras me tapaba la cara de la vergüenza. Y él me abrazaba y me besaba el cabello.
Como si fuera...
...Una de esas estúpidas fotos románticas que abundan en San Valentín...
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