Capítulo 57

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Me levanté temprano por el llanto del pequeño Alonso, en toda la noche no pude dormir bien. En primera por lo sucedido en la noche. En segunda porque Alonsito lloraba y no podía dormir hasta que me quedara un buen rato con él y después volvía a llorar. No sabía qué hacer...

Hoy en la madrugada mi madre regresó a su casa, tenía otras cosas que hacer y la entiendo. Aunque no quería que se fuera, la necesitaba mucho, no tanto por cuidar del bebé si no que la quería conmigo y sintiera el apoyo de alguien sobre la decisión que tomaría acerca de mi matrimonio.
Fui con el pequeño Alonso y le di de comer, sabía que ahora lloraba por eso. Mientras él comía yo le daba caricias en su pequeña cabecita y besaba su frente, es imposible que no se parezca a su padre; ese cabello, esa piel, esas pequeñas pecas que tiene, como no se iba a parecer a él. Y ahora me sentía completamente sola.

Cuando terminó de comer lo llevé en mis brazos para empezar a despertar a Ángel y Avril, después bajé a la cocina para prepararles algo. Puse al pequeño Alonso en su sillita y le deje unos cuantos juguetes para que se entretuviera y pudiera hacer el desayuno en paz.










- Buenos días mamá.- Ángel había llegado y me saludaba.

- Hola hijo ¿Cómo amaneciste? ¿Qué tal la herida?- lo miré y él suspiró.

- Es algo sin importancia, ya no duele mucho...- le dejé su plato en la mesa frente a él. Solo tomó el plato y empezó a desayunar.

- Mamá, quiero faltar hoy a la escuela.- mencionó de repente.

- Ángel, no puedes faltar, ya vas a estar en exámenes.- dije.

- Ya sé pero hoy no quiero ir. No quiero ser el hazme reír de todos.

- ¿Y por qué lo serás?

- Porque un chico me golpeó por querer defender a la que me gusta pero ella no me hace caso...- dijo con amargura.

- ¡Ángel! No puedes estar así, hay muchas chicas en este mundo y te apuesto que traes a unas cuantas muy enamoradas de ti. Y la otra es que no te debe importar lo que digan de ti, la gente siempre hablará pero sólo tú sabes quién eres y las decisiones que tomas.

- No es fácil.

- Yo también quiero faltar a la escuela...- mencionó Avril al entrar a la cocina.

- No, chicos en verdad no. Créanme que los dejaría pero están en exámenes y deben ir, también necesito que la casa esté sola para poder organizarme y ver cómo le haré ya que su abuela no está más aquí.

- ¿¡La abuela se fue!?- dijeron en un unísono.

- Sí, se fue en la madrugada ya que tenía cosas que hacer...

- Ay, la voy a extrañar.- dijo Avril.

- Así que si deben ir a la escuela.




Estaban por protestar pero en ese momento el pequeño Alonso aventó uno de sus juguetes dando un grito emocionado, haciendo que el juguete golpeara la cara de Ángel y luego cayera en su plato de desayuno.







- ¿Qué le sucede?- dijo molesto.

- ¡Alonso! No avientes los juguetes.- le llamé la atención pero por obviedad no me entiende y sólo se rió. Tuve que sacarlo de su silla y cargarlo. Después me senté en la mesa con ellos.

- Es un travieso.- rió Avril.

- ¡Argh! Mi comida ahora tendrá babas de Alonso.- se quejó Ángel.

- Ay déjalo, estaba jugando.- defendí a mi bebé. Acariciaba su poco cabello.

- Sí, estaba jugando pero ¿Yo qué culpa tengo?















Los Villalpando 2ª Temp. ➸ Alonso Villalpando | CD9.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora