Don't tell me that you're my heartbreaker.

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Al llegar al restaurante Louis y Zack...

Cielo, ¿ya dije que hoy estás hermoso? –Zack enarcó sus cejas mientras que con sus manos acuñaba las de Louis, haciéndoles suaves caricias.–

Ay Zack. –Susurró un Lou notablemente sonrojado.– Basta de eso, ¿siempre tienes que colocarme como tomatito? –Cuestionó mordiendo el inferior de sus labios, desviando enseguida la mirada.–

Mientras tu me dejes, yo voy a colocarte como tomatito a cada momento mi precioso nene. –Asintió el de cabello castaño, alzando las manos del más pequeño para besarlas.– Louis, enserio eres demasiado importante.

Y tu para mi Zack. –Murmuró Lou sonriendo de lado, llevando nuevamente su mirada al más grande de estatura.– Gracias a ti he podido superar ciertas cosas que me tenían atormentado, debo agradecerte que me hayas ayudado cuando mi...Harry no pudo más. –Musitó haciendo una mueca, negando suavemente.– Muchísimas gracias por estar para mi.

No agradezcas, gracias a ti. –Negó Zack levantándose de su lugar, así inclinándose sobre la mesa para robar un casto beso de los labios de Lou.–

¡Zack! –Sorprendido, Lou dejó las manos de Zack para cubrirse la boca.– Eso no se hace, tonto.

Perdón, perdón. –Formuló el anterior mencionado divertido.– No pude evitarlo, eres tan precioso.

Ya calla. –Murmuro Lou de alguna forma molesto, aquello en realidad no le había parecido.–

Sus platillos, señor Zackarie. –Dijo el mesero dejando ambos platos, cada uno con su dueño correspondiente.–  ¿Algo de beber para acompañar esta velada?

Vino tinto. –Habló Zack mirando durante unos segundos a Lou.–

No, no. –Negó este mirando rápidamente la carta de bebidas.– Queremos un par de jugos de uva, es todo. –Asintió mirando al mesero con una ladina sonrisa.–

–En cuanto el mesero se fue, Zack rodó sus ojos y soltó un suspiro mordisqueando sus labios.– Lou, yo quería vino.

¿Si? –Cuestionó el menor enarcando una de sus cejas.–

Si. –Afirmó el castaño.–

Pues que mal. –El ojiazul se encogió de hombros y río levemente por esto.– Vas a conducir, de ninguna manera voy a permitir que arriesgues nuestras vidas porque quieres tomar un par de copas de vino.

Zack entrecerró sus ojos y sonrío al mirar que el mesero le hacía señas, casi llegaba hora de la sorpresa y eso lo colocaba bastante ansioso.

En el otro lado del restaurante....

Entonces, Harry. –Musitó uno de los directores de la Universitad.– Me parece que tu currículum es bastante bueno, además, que estos muchachos en esta etapa de su vida necesitan a un psicólogo.

No me gusta el término psicólogo. –Harry negó, sonriendo de forma ladina.– Solamente soy un docente en la carrera de psicología, más que eso, sólo soy un tipo que intenta hacer razonar, reflexionar y pensar un poco más a los jóvenes acerca del porqué de las situaciones, en la actualidad ya es normal que una pareja esté divorciada, no me dejarán mentir, y aunque a veces pensemos que ésta situación no afecta a nuestros jóvenes por ser mayores de 16 años, por ejemplo, bueno, es ahí donde entro yo, así los chicos pueden confiar en mi, desahogarse, y tener un apoyo más allá de la familia, claramente después y si me lo permiten, las inquietudes de los jóvenes se las menciono a sus padres con el objeto de ver su forma de reaccionar ante esto y darme cuenta si estas personas podrían necesitar también a alguien que les escuche. –Mencionó Harry moviendo sus manos con el afán de hacer su monólogo si así lo podría llamar más interesante.– Siendo ese a penas de los cientos de problemas que los jóvenes viven hoy en día.

Never Enough.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora