Ni se te ocurra, minino.

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Dos horas mas del mal genio y modo de Harry, los alumnos tuvieron un descanso, o bien, su receso; todos salieron a penas el timbre había sonado, claro, todos menos Zayn, Lele, Lou y Harry, los primeros dos esperando al penúltimo.

Entonces, ¿estudias y trabajas amorcito? –Preguntó Lele a Louis, mientras tomaba los marcadores del recargador de la pizarra y comenzaba a dibujar garabatos sin sentido.–

Sí, es muy importante que estudie y no descuide mi trabajo, Austin es muy buena personita y no me perdonaría el hecho de defraudarlo, ni él a mi, ni yo mismo a mi mismo, es decir, el me abrió las puertas del cielo, ¿como quedo yo si lo dejo solo en el infierno? –Dijo como respuesta Lou, terminando de guardar sus cosas.– Los adoro enserio chicos, pero necesito hablar con el profesor Harry.

Tienes razón en ello LouLou, y claro, te esperamos allá afuera cariño. –Mencionó ahora Zayn, depositando un beso en la mejilla de Louis y tomando a Lele de la mano, arrastrando de ella de forma literal.–

Y fue entonces cuando Harry se dio cuenta de que era el momento de comenzar a actuar.

–Harry mientras borraba la pizarra con un pedazo de papel ya que habían perdido el borrador sus alumnos, suspiró pensando las palabras adecuadas para decir.–

Profesor Harry. –Exclamó Louis, colocándose detrás de Harry con su Teddy (el oso de peluche de Regina) en las manos.– Me gustaría hablar con usted.

–Sonriendo con cierto nivel de picardía, agradeció al cielo que su pequeña víctima hablase primero, y volteándose, volvió al mismo semblante relajado y amable que Lou conocía.– ¿Qué sucede, jóven?

Louis, puedes decirme Louis, o Lou, o Tomlinson, no me gusta esa formalidad. –Se encogió de hombros mientras miraba hacia otro lado y mordía su labio inferior intentando averiguar lo que exactamente iba a decír.– Bueno, yo quería pedirle algo, y también, aclararle algo.

A ver. –Harry se recarga en su escritorio, sentándose en una orilla de este, sube una de sus piernas y la pasa por su muslo de la otra pierna, cruzándose de brazos.– Te escucho, Lou.

Necesito saber, ¿por qué está ayudandome? –Enarca sus cejas, sentándose en el piso con el cuidado de no mostrar de más, colocándose en posición de yoga y levantando la mirada hacia la de Harry sin soltar su Teddy, luciendo para la mala suerte de Harry, estúpida y malditamente sumiso.–

–Harry pasa saliva en seco, su boca en si esta seca, sus manos se empuñan, aun estando cruzadas, retoma una postura firme, levantándose del escritorio y caminando un par de pasos hasta llegar a Louis, y por último, tomando con dos de sus dedos el mentón de Lou obligándolo a mirarlo.– Eres de las personas más.. –Debía pensar, pensaba decirle que era de las personas mas calientes y hermosas, pero aun era demasiado rápido.– Más trabajadoras y responsables que conocí a lo largo de mi vida, y por ello además por lo amable que eres, las ganas de ayudarte no me faltan. Te tengo muchas ganas, Lou. –Las palabras se salían de su boca, ya no podía controlarlo, quería tomarlo entre sus brazos y hacerlo suyo de mil y un maneras.– De ayudarte, claro esta. –Sus dedos habían estado paseando desde su mentón hasta el contorno de su rostro, estaba jodidamente confirmado, Louis era precioso.–

–Estremecido por las palabras y las caricias del mayor, además de ruborizarse por completo y de haber aferrado mas su osito a su cuerpo, Louis asintió.– Es usted muy amable, profesor Harry, entonces, ¿no desayuna? Es que debo irme con Zayn y mi bebita Le..

La cosa acá era que esas últimas nueve y media palabras habían bastado para llenar de furia y celos a Harry.

Harry ya se había sentado de nuevo en el escritorio, y había también ya tomado a Louis por sus brazos y lo colocó recostado en su regazo, Lou se había portado mal, y Lou necesitaba un castigo.

No me interesa si...–Comenzó Harry a decir mientras miraba de forma sínica el trasero tan esplendoroso de Lou y sus piernas.– Ese muchacho, Zayn, o incluso esa chica linda, Lele...-Con una de sus manos, subió lo suficiente la falda del menor, descubriendo que para acabar con ese caliente conjunto se había colocado un par de bragas negras con encaje.– Si ellos te agradan, o si ya te había interesado alguno para andar de zorrita o de ramera...–Exclamó recorriendo con sus dedos aquella braga, sintiendo como su erección crecía de a mas y mas, y que sorprendentemente hasta ahora Louis no había dicho nada.– Eres mío, ¿entiendes? –Bajo ahora las bragas de Louis hasta que estas habían caído hasta sus pies, y pasó cerca de cinco veces su mano sobre aquel blanco y un tanto bronceado trasero, que sin duda alguna había sido el mejor que sus esmeraldas ojos habían visto.– Asi que no se te pase por la mente que voy a permitir que estés coqueteando en mis narices. –Dio una primer y con bastante fuerza nalgada, haciendo al chico en sus piernas aferrarse a una de las piernas de Harry como respuesta.– Ni se te ocurra, minino.

Soy tuyo, daddy. –Fue lo único que respondió el pequeño chico, dejando a Harry hacer con el lo que se le antojara.– Castigame, mierda, soy tuyo daddy..

Y aquellas palabras lo único que consiguieron fue que Harry perdiera la poca coherencia que le quedaba.

Una segunda y tercera nalgada se escucharon en el lugar, acompañadas de jadeos, quejidos, y gemidos chillones por parte de Louis.

Dime, ¿a quién le perteneces, jodida zorra? –Preguntó Harry jalando del cabello a Louis haciéndolo mirarlo.– ¿A quién le pertenecen tanto esa sucia boquita como tremendo culo?

A ti, daddy, soy tuyo...–Respondió un Lou completamente ruborizado y extasiado, logrando que Harry solo se excitara mas y más.– Profesor Harry...Profesor Harry...¡Profesor Harold!

–Harry sacudió su cabeza y miró al pequeño Louis enfrente de el con el ceño fruncido, y con la cabeza a penas un poco ladeada.– ¿Perdón?

Hace como cinco minutos que le estoy llamando para irnos a desayunar juntos, y usted solamente se quedó como ido. –Informó Lou levantándose de su lugar y mirando como Harry se mantenía con la respiración agitada.– ¿Está bien, profesor Harry?

Si, adelantate Lou. –Mencionó el antes mencionado tomando su maletín y saliendo a casi zancadas del lugar hasta llegar al baño, donde se lavó la cara, y, se masturbó pensando en lo que su impura mente había imaginado.–

Necesitaba a Louis en cuatro sobre su cama,en su regazo, sobre su mesa, en un conjunto de lencería y ligeros negros con unas orejas de gato y un collar, y lo necesitaba mucho.

Never Enough.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora