Una semana después..
Pongan sus libros en la página 157. –Dijo Harry caminando alrededor del salón de clases, cuidando que cada uno de los chicos hiciera lo que pedía.– Y ahí, lean, van a hacer un trabajo de investigación, los quiero en vinas. –Harry soltó un suspiro y miró con una ceja enarcada el asiento vacío perteneciente a Louis.– ¿Alguien sabe por qué el señor Tomlinson no ha venido?
Oí que enfermó. –Murmuró Marshall haciendo una mueca.– Aunque no lo se, realmente no he podido ir a verle, no se realmente que suceda.
Quizás y se suicidó ya, miren que sólo roba oxígeno. –Susurró una de las rubias de forma arrogante, negando.–
–Harry no pudo evitar dar un golpe con fuerza a la pared al escuchar a la rubia, ¿como podía decir eso tan tranquila?.– Te pido, Amanda, que no debes de mencionar ese tipo de cosas a la ligera, es una maldita estupidez, ¿qué haces estudiando psicología si piensas de esa manera? En este mundo no tienes cabida. –Formuló negando, saliendo del salón y dando un portazo, dejando a todos y en especial a Amanda con la boca abierta.–
Eso y más te mereces por perra. –Dijo Marshall mientras reía al ver la expresión de Amanda.–
Ush, cállate. –Susurró girando su rostro y frunciendo el ceño.–
''¡Hola! Mi nombre es Louis pero puedes decirme Lou, estoy seguro que quieres llamarme Lou, bueno, en este momento no puedo responder a tu llamada pero te aseguro que en unos momentos la regresaré, ¿bien? Gracias por llamar."
Mierda Louis. –Susurró Harry caminando alrededor del pasillo, ya había perdido la clase con el grupo de Louis y ahora estaba perdiendo el receso, era la décima octava vez que marcaba al teléfono de Lou y nadie atendía.– ¿Y si sucedió algo malo? –Enarca sus cejas y frunce el ceño.- Ya, ya se. –Se dijo a si mismo y se dirigió hasta cada salón con la intención de encontrar el de Zack, seguramente el si sabría donde estaba Louis.–
En su casa, Louis..
No, no puedo atender. –Dijo en un bajito tono mientras se abrazaba a si mismo y sollozaba.– Zack le puede hacer algo también, y no quiero. –Murmuró negando, quejándose a penas por su herida en las piernas.– O quizás sea Zack el que llame, joder, ¿dónde me escondo? –Musitó colocándose de pie con cuidado a causa del dolor que sentía por todo su cuerpo.–
Ya habían pasado cuatro días desde lo de Zack, y a el aún le seguía doliendo como nunca.
Harry en el salón de Zack..
Buenos días, ¿me permite al señor Zackarie, profesor? Le juro, sólo será un segundo. –Mencionó Harry con una ladina sonrisa.–
Claro. –Respondió de la misma forma el profesor haciéndole una ceña a Zackarie de que podía salir.·
–Zack por su parte tan sólo se colocó de pie y caminó hasta donde el rizado.– ¿Sucede algo profesor?
Eso me pregunto, ¿sucede algo con Louis, Zack? Esta semana no vino a clases y bueno, es algo inquietante esa situación. –Murmuró Harry intentando sonar relajado y no gritar por su pequeño.–
Uh, no, no sucede nada. –Zack se encogió de hombros y desvió la mirada.– Yo todos los días le veo y está bien, es sólo...tiene flojera ¿sabe? –Dijo ahora jugando con sus dedos.–
Entiendo. –Musitó Harry enarcando sus cejas ante las acciones de Zack.– Vale, gracias Zack.
No es nada. –Zack negó y sonrió sin ganas adentrándose nuevamente en su clase, dejando a Harry totalmente confundido.–
Louis no era esa clase de chico.
Louis probablemente era la persona más responsable del universo, ¿cómo no iría a clases casi una semana entera por flojera? Eso que lo creyera un novato en conocer a Louis, que el no creía ni una sola palabra.
Posiblemente, Marshall puede llevarme a donde vive Lou. –Mencionó Harry mordiendo su labio inferior, dirigiéndose a la cafetería.– Vamos Marshall, vamos, ¿dónde mierda estás? –Dijo bajito, maldiciendo en su interior.– Bueno, primero debo traer eso. –Susurró cambiando de rumbo, dirigiéndose a la entrada del colegio con rapidez.– Recordemos, ¿a qué hora me toca esa exposición? –Formuló acelerando su paso, saliendo del instituto y caminando hasta su auto.– No, no lo sé. –Soltó un largo suspiro y abrió su maletero, tomando su laptop, sintiendo como alguien jalaba su brazo.– ¿Qué su....Santo Dios.
Por favor, ayudame. –Susurró un Louis con la voz totalmente quebrada, mirando a Harry con sus pequeños ojos hinchados y rojos.– Sacame de aquí.
¿Qué te sucedió? –Cuestionó Harry mirándolo de arriba a bajo, sintiendo como su corazón se rompía por completo.–
Los brazos de su pequeño estaban llenos de moretones, su precioso rostro estaba golpeado, su labio inferior tenía una herida, y su mirada dulce por primera vez estaba llena de miedo y tristeza.
Por favor Harry..–Susurró nuevamente lanzándose a los brazos del ojiesmeralda, comenzando por décima vez en ese día a llorar.– Si alguna vez sentiste algo por mi, sacame por el amor de Dios de aquí.
–Harry sin siquiera dudarlo envolvió a su pequeño en sus brazos y dejó que la laptop callese al piso, nada más le importaba, nadie que no fuera su pequeño.– ¿Quieres que nos vallamos de acá, mi amor?
–Débilmente Lou asintió y se separó un poco del cuerpo de su novio para poderlo mirar, y por primera vez en el día, sonreír.– Te amo..–Susurró, desvaneciéndose en los brazos de su amado.–
–Harry se alarmó y rápidamente cargó a su pequeño para poderlo adentrar a su auto, subiendo enseguida el y comenzando a conducir.– Mi amor, por favor, te necesito bien, por favor Louis, te lo ruego...–Decía mirando por el retrovisor a su pequeño que seguía igual, sintiendo como sus lágrimas comenzaban a salir por montones de sus lagrimales.–
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Never Enough.
FanfictionEsta historia es del tipo "Daddy" y "Sugar Baby", pero, con una muy muy grande diferencia entre ello. Descubre la vida de Louis Tomlinson, el tierno empleado de la dulcería "McClain" y del profesor de psicología de la Universad Hamsword desde un pu...