Mostrando mi talento

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Gianna

Después de cenar, fui al baño a cepillarme los dientes y a bañarme, su voz todavía retumbaba en mi cabeza, no podía sacarla de mi mente. Al llegar a mi cuarto intenté dormir, no podía hacerlo, escuchaba su voz en todas partes. Sea quien fuera él, no me daba buena impresión. Mi madre estaba muy cansada después de un largo día de trabajo, ella se esfuerza demasiado por mi hermano y yo. Tyler todavía no había llegado a casa, supuestamente estaba en una fiesta con sus amigos.

Al despertar me  tuve que alistar rápido para ir al colegio, me había quedado dormida y no puse la alarma. Tyler no fue a la universidad, tenía una jaqueca terrible. Mi madre tuvo que irse temprano al trabajo, así que me tocaba hacer el desayuno y dejar todo arreglado, ya que a Tía Lina no le gusta el desorden y faltan algunos meses para que vuelva a su pueblo. A veces se vuelve insoportable, tener que cocinar, arreglar la casa y alistarme para ir al colegio en menos de veinte minutos, no es nada fácil.

Al llegar a la parada estaban George y Luna esperándome, ya había pasado el bus. Tuvimos que irnos caminando, algo raro ya que nunca nos íbamos a pie, es muy agotador. Cuando llegamos al colegio ya todos habían entrado, otro día en el que los nerds llegan tarde. Es algo raro ¿verdad? Siempre los nerds son puntuales, menos nosotros. George se fue al salón de Artes y Luna y yo fuimos a la clase de Literatura. Es mi clase favorita.

-Permiso profesor -Dije tocando la puerta. El profesor nos miraba serio y los alumnos nos miraban asombrados, son pocas las veces que "los nerds", en este caso "las nerds", lleguen tarde.

-¿Porqué llegan tarde, jovencitas? -Preguntó mirándonos a los ojos seriamente.

-Eh...bueno...-Luna intentaba buscar una buena excusa, decirle que me estaban esperando pero llegué tarde y el bus nos dejó por mi culpa, no era una buena idea.

-Mejor tomen sus asientos y presten atención a la clase -Dijo señalando los últimos asientos que estaban desocupados, es raro que hayan tomado nuestros asientos sabiendo que todos los días nos sentamos allí.

La clase era muy interesante y divertida, al menos para mi. El profesor nos puso un proyecto: hacer un ensayo sobre nuestra mayor meta, lo que queremos hacer en el futuro. Debía estar escrito con letra y ortografía excelente, algo complicado teniendo a un profesor exigente. Aparte de escribir también teníamos que leerlo frente a la clase, el cual representaba la mitad del examen final. 
Cuando llegó el momento de exponer frente a la clase, mis manos sudaban y estaba roja como un tomate, algo típico cuando me pongo nerviosa. Era la última en exponer y faltaban menos de diez minutos para que la clase terminara. Me paré firme mirando hacia el frente, disimulando mis nervios.
Comenzé a leer mi ensayo lo más calmada posible:

Mi mayor meta

      Todos los seres humanos tenemos un propósito, un motivo por el cual venimos a este mundo. Muchos logran cumplir ese propósito pero otros no, muchas veces dejan de luchar por ello. Lo que quiero ser en el futuro, mi mayor meta, es ser una famosa escritora. Muchos jóvenes desean ser empresarios, arquitectos,ingenieros, abogados, entre otros sólo para complacer a sus familiares, para que su familia se sienta orgullosos de ellos. Pero ¿porqué no hacer algo que nos guste, que nos nazca del corazón? A veces el orgullo del hombre implica obligar a otras personas hacer algo que no quieren, sólo para su beneficio. Algunos artistas, cantantes, actores o bailarines han logrado alcanzar su sueño dejando atrás a su familia, ya que para algunos cumplir su sueño anhelado es imposible, es inalcanzable.
Trabajar  haciendo lo que te gusta no es trabajar, es divertirse. Haciendo lo que a uno le gusta podemos tener más oportunidades de ser felices, pero si hacemos lo que a otros les hace feliz, es trabajar como esclavos.
Nunca hay que dejarnos guiar por los demás, sino seguir a nuestro corazón, hacer lo que nosotros queremos sin importar el que dirán, sin prestarle la más mínima atención a los comentarios de los demás.
Mi mayor meta en esta vida es ser una famosa escritora, muchas personas me han dicho que no lo lograré, que no tendré suficiente dinero, que viviré debajo de un puente pero nunca le he prestado atención a sus comentarios. Sólo yo decido que hacer con mi vida, nadie más. He pasado por muchos problemas, cosas que nadie puede imaginar, no tengo suficiente dinero ni joyas preciosas pero tengo a una familia que me apoya y me motiva a alcanzar mis sueños, que es lo más importante.
Mi consejo como una joven soñadora, igual que cada uno de ustedes, es que jamás se rindan por ningún motivo, nunca se den por vencidos, ustedes son los únicos gobernantes de sus vidas, nadie más. Nunca paren de soñar, aunque un sueño parezca inalcanzable o imposible. Sigan su propio camino, si las personas a las que alguna vez le entregaron su confianza los abandonan, no paren porque así como las personas se van, aparecerán otras mucho mejores.
Confíen en ustedes mismos.

Justamente cuando terminé de leer, sonó el timbre que indicaba el final de la clase. Pensé que todos tomarían sus bolsos y saldrían corriendo hacia la puerta, como todos los estudiantes hacen al finalizar una clase, pero se quedaron en sus asientos y me miraban anonadados, el profesor me miraba serio pero pude captar asombro en sus ojos.  De pronto comenzaron a aplaudir, incluyendo el profesor, con ésto ya era un tomate andante.

-Lo hizo muy bien, señorita Scott -Decía el profesor mientras seguía aplaudiendo.

-Gra-gracias -Dije nerviosa

Luego todos los alumnos comenzaron a salir y le entregué mi ensayo al profesor. Tomé mi bolso y salí hacia el salón de Geografía, mi siguiente clase.

-Lo hiciste excelente -Dijo Luna abriendo la puerta del salón.

-Gracias -Respondí.

Sentía una felicidad enorme, jamás pensé que les gustaría mi ensayo. Al fin pude mostrar mi talento, mi pasión.

At The Wrong Time [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora