Problemas a la vista

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Gianna

Aunque estaba junto a Edward, sentía mucho miedo y temor, algo me tuvo que haber hecho y de solo pensar que me había violado me daban ganas de vomitar.

-¿Porqué me tienes aquí? ¿qué me hiciste? Después de no hablarme por estos días, vienes y me montas a una camioneta en contra de mi voluntad. ¿acaso piensas que voy a volver a hablarte tranquilamente? Eres un idiota -Dije muy histérica y furiosa mientras le propinaba un gran golpe con mi puño en su suave y delicada mejilla.

-¡¡Cálmate!! Gianna, yo no te he hecho nada, ¿acaso no sabes el peligro en el que estamos? -Dijo mientras se acariciaba el área del golpe.

-Mi madre debe estar muy preocupada, ahora me vas a meter en otro problema, suficiente con los que ya tengo. Todo esto por tu maldita culpa.

-¡¡La policía nos está buscando!! Ya saben todo, una estúpida vieja les dijo que nos vió en la casa de los Houston. ¿acaso quieres ir a la cárcel?

-¿Qué? ¿como que nos está buscando? ¿quien le dijo? ¿es por el anciano? Dime, por favor ¿qué está sucediendo? -Pregunté.

-Mira, primero que todo, respira y tranquilízate, yo no voy a perder mi tiempo hablando contigo si te pones histérica.

-Lo haré, pero dime todo lo que sucede, no quiero ir a la cárcel -Supliqué.

-Cuando salimos de la casa no nos percatamos de que había una señora mirándonos desde su casa, ella vio todo y le dijo a la policía. Al parecer, no reconoció a todos solo a algunos, entre esos están George, Alex, John, tú y yo -Dijo mientras lo escuchaba atentamente.

-¿Quién es John? -Pregunté.

-Es el alto, musculoso y el que se encargó del anciano -En ese momento recordé a Hulk, él es John.

-Él lo tiró al río, no teníamos otra alternativa. La policía encontró el cadáver y ahora está investigando, nos están buscando y tenemos que irnos ahora. Claro, si quieres ir a la cárcel no es mi problema, sólo trato de salvarte.

-No voy a irme contigo, quien sabe que me hiciste mientras estaba dormida y ni loca voy a hacerte caso.

-Lo siento, pero no voy a permitir que te hagan daño.

En ese preciso momento se colocó en el asiento del conductor y encendió el auto, intenté romper la ventana pero no podía.

-¿me violaste? ¿porque lo hiciste? Te odio -En ese momento, con todas las fuerzas de mis puños, rompí el vidrio.

Recordé cuando un día, Tyler y yo vimos una película de acción en el cine. Aprendí varias técnicas de defensa personal, eso es lo bueno de esas películas. El auto iba a una velocidad no tan rápida, primero saqué mis piernas y luego el cuerpo entero, al momento de caer sentí varios golpes por todas partes de mi cuerpo, lo cual no me importó.
Yo sólo quería estar lejos de él, no quería volver a verlo.

El auto frenó y en ese momento logré ponerme de pie, salí corriendo lo mas rápido que podía, ni en la clase de deportes corría de esa forma. De pronto tropecé con una roca y caí en la acera, ese golpe en mi cabeza dolió más que la caída desde el carro.
Edward logró agarrarme y llevarme a empujones a la camioneta, odio cuando las calles se ponen muy solitarias y silenciosas.
Me acorraló contra la camioneta, tenía sus hermosos ojos celestes mirando los míos fijamente, sentía su húmedo aliento sobre mi rostro, estaba muy distraída viendo su rostro pero luego reaccioné y con mi rodilla golpeé su entrepierna. Corrí mas rapido que antes pero volvió a alcanzarme y me agarró fuertemente por los brazos, me sentía muy indefensa.

-No quiero que te hagan daño, ¿acaso no lo entiendes? -Dijo Edward.

-¡¡Déjame en paz!! Por tu culpa estoy metida en este problema, todo esto sucede por tu maldita culpa.

-¡¡Yo sólo quiero protegerte!! Eres muy importante para mí, no quiero que te hagan daño. Yo no te violé, entiendelo por favor...

-¿No lo hiciste? Entonces explícame porque estaba despeinada, con el cierre de mi pantalón y de mi sostén abierto ¿Puedes explicarme, imbécil? -En ese momento logré soltarme de su agarre pero no escapé, quería saber que estúpidez me decía.

-Lo intenté, lo admito. Pero recordé lo importante que eres para mí, eres muy especial, por eso no quiero que te hagan daño y yo no me atreví a hacerlo, no tuve fuerzas para hacerlo.

-Eres un completo idiota y un asesino, no quiero que me vuelvas a buscar, no quiero saber mas nada de tí, olvídate de mí.

Comencé a alejarme de él, trataba de no llorar pero de pronto algunas lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Escuchaba que gritaba mi nombre, ignoré todos sus llamados hasta que dijo algo que hizo que me detuviera.

-Gianna, eres muy especial para mí, no sabes cuanto. Gianna, por favor escúchame. Gianna...¡¡Estoy enamorado de ti!!  

No supe que hacer, me detuve y volteé para verlo, estaba llorando y se veía la honestidad en cada una de sus palabras. Sentí ganas de correr y abrazarlo muy fuerte pero sólo me quedé allí parada, estática como si fuera una estatua. Comenzó a acercarse poco a poco hacía mí, mis manos sudaban y temblaban, mi corazón latía más rápido que nunca.
Se detuvo al estar a pocos centímetros de mí, con su mano limpió mis mejillas húmedas por las lágrimas y agarró mi mano temblorosa por los nervios.
Estuvimos un buen tiempo mirándonos a los ojos, luego comenzó a acercarse hacía mis labios pero de pronto apareció un auto de la policía. Edward se colocó el gorro de su abrigo y tomó un mechón de mi cabello, se acercó mas y simuló que estaba besándome. La policía pasó por nuestro lado sin sospecha alguna, luego lentamente me separé de él cuando ya el auto estaba lejos.

-Debes irte, no pueden descubrirnos -Dijo.

Luego se despidió dándome un beso en la mejilla y caminó hasta la camioneta, no me moví hasta que el auto desapareció de mi  vista. Caminé hasta mi casa, estaba un poco distante pero el pensar en lo que Edward me dijo, hizo que viera el camino corto.
Al llegar mi madre estaba en el sofá y Tyler junto a ella, no notaron mi presencia hasta que me senté frente a ellos.

-¿Qué pasó? ¿porqué están así? -Pregunté.

-Mataron al tío Leonard, el padrino de mamá -Respondió Tyler mientras me mostraba la portada del periódico.

Era el mismo anciano que asesinaron en la casa de los Houston, no podía creerlo.
Él era el padrino de mi madre, el cual ella apreciaba mucho y era muy importante para ella. Mi cara palideció y quedé estática, sin saber que decir.

-Esto no puede ser, esto no es cierto. No, no ...-No tardé en romper en un mar de llanto, sentí como un gran peso caía sobre mí, sin saber que hacer.


At The Wrong Time [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora