At The Wrong Time [En edición]

Loca

Gianna

Luna me ayudó a limpiar mi ropa y tratar de arreglar mi cabello, no se que sería de mí sin ella. Al salir nos encontramos con George, estaba furioso, como ya había tocado el timbre de final de receso, no había mucha gente en los pasillos.

-¿Estás bien? -Me preguntó, se notaba su preocupación en el rostro.

-Si, no te preocupes -Dije mirando el suelo avergonzada por lo sucedido.

-Esa estúpida llegó hoy y ya se cree la mejor de todo el colegio -Dijo Luna enojada.

-Me preocupé por ti, pensé que habías hecho... lo de aquella vez -Dijo George tocando mi mano.

Antes yo me cortaba en los brazos y pocas veces en las piernas, no soportaba las burlas de los demás pero mi psicólogo me ayudó mucho y ya no lo he vuelto a hacer.
Luna lo miró algo confundida pero a la vez intrigada, algo sospechaba, lo notaba en su rostro. Intentó decir algo pero tuvo que callarse porque el director venía hacía nosotros, me imagino que ya tiene que saber lo sucedido.

-¿Se encuentra bien, señorita? Me contaron que usted se tropezó -Dijo el director.

En realidad nada pudo haber pasado si Alex no hubiera colocado la cáscara en el suelo, pero si le decía al director probablemente no me creería. La cáscara terminó adherida a mi zapato, lo que da a entender que sólo era parte de los desechos que llevaba en la bandeja, la cual se cayó y terminé pisando.

-Si, no se preocupe -Respondí.

Nos dirigimos al salón, todos me miraban mal y se burlaban por lo sucedido, sólo hice caso omiso a eso, sabía que lo iban a hacer hasta que se les olvidara.

En la salida nos dirigimos a la parada de buses, estaba bastante agotada. Antes de cruzar la calle, alguien nos gritó y pude reconocer su voz, era ella. Ahora estaba con los chicos del equipo de fútbol, es la persona perfecta para interpretar a la villana de una película.
Dejó a los chicos y caminó hasta donde estaba y nos saludó como si nada pasara.

-¿Chicos me pueden dejar a solas con Gianna? Por favor -Dijo con una sonrisa forzada.

-No, nos quedaremos -Dijo Luna con tono claro y firme.

-Por favor, es sólo un momentito -Dijo mirándolos con cara de perro hambriento.

-NO -Dijeron ambos al mismo tiempo.

-Chicos, no se preocupen estaré bien -Dije mirándola a los ojos.

Ambos me miraron confundidos pero luego se retiraron y nos dejaron solas. Estaban sentados en una banca, sabían que junto a ella cualquier cosa podía pasar.

-¿Porqué lo hiciste? -Le pregunté.

-¿Qué hice? -Preguntó fingiendo estar asombrada.

-No te hagas la estúpida, sabes de que estoy hablando.

-Ah, ya me acordé -Sonrió-, cuando alguien se mete conmigo, no sabe a lo que se enfrenta. Tu quieres quitarme algo que a partir de hoy me pertenece -En ese momento me di cuenta que aparte de estúpida también es loca-, no te hagas la que no sabe nada, sabes muy bien lo que digo.

Me puse a pensar para saber que es lo que le "pertenece" a partir de hoy, hasta que me acordé lo que me preguntó en la primera clase.

-Ah, ya me acordé -Sonreí-, ¿Acaso piensas que George te va a querer sabiendo lo que me hiciste?

-Mira niña mocosa, desde que lo ví me llamó la atención. Sus ojos, su cabello castaño, su cuerpo, me gusta su personalidad -La manera en que hablaba de George daba a entender que era psicópata, da miedo-; no parece que fuese nerd, no sabes cuanto tiempo he esperado a un chico como él.

-Sigue soñando... nada de lo que estés pensando va a suceder.

Lo que le dije la enojó tanto que me agarró el brazo fuertemente, intenté soltarme pero no podía. George y Luna se pusieron de pie, dispuestos a interferir entre nosotras pero Alex me soltó fingiendo que todo era una broma.

-Mira patito feo -Dijo cerca de mi oído-, sino quieres que te pase cosas mucho peores que un simple tropezón, es mejor que te alejes de él. Si no lo haces acepta las consecuencias, tan sencillo como eso.

Me dio un beso en la mejilla y se despidió como si fuéramos amigas de toda la vida. Luego fui a donde estaban los chicos, querían que le dijeran lo que Alex y yo hablamos pero preferí no decir nada, al menos no a George.

Al subir al bus pensé en que debía hacer, George es mi mejor amigo desde primaria, nos conocemos mejor que nadie. Ella era alguien que simplemente se obsesionó con él, aunque nada más lleva un día en el colegio. Al bajar del bus, George se despidió de nosotras dándonos un beso en la mejilla, sentí como su cuerpo se tensó y como su rostro se enrojeció al momento de despedirse de mí. Algo estaba pasando en él, Luna y yo pudimos percibirlo.

Luna me acompañó hasta la puerta de mi casa, mientras caminábamos le conté lo sucedido.

-Esa tipa está loca, ¿Porqué la habrán cambiado de colegio? -Dijo.

-No sé que hacer.

-Tienes que decirle a George, él es el único que puede ponerla en su lugar. ¿Sabes? Me estoy dando cuenta de algo.

-¿De qué? -Pregunté confundida.

-Creo... que... él...

-No me di cuenta que habías llegado -Dijo mi hermano-, mamá fue a buscar a Tía Lina, ya llegó a la ciudad.

Mi hermano es tres años mayor que yo, cuando él sale temprano de la universidad arregla la casa, para cuando mamá llegue del trabajo esté todo limpio y ordenado. Cuando yo llego temprano hago lo mismo; Luna al ver a mi hermano quedó petrificada, él estaba con unos shorts y su torso desnudo. Estoy acostumbrada a verlo así, lo hace para conquistar a las chicas de esta área. Pero ella quedó tan asombrada, que se quedó sin palabras.
Tia lina es una hermana de mi madre, ella viene a visitarnos de vez en cuando. Es una de las mejores tías del mundo, siempre me leía cuentos cuando era pequeña.

-¿Eres Luna, verdad? -Le preguntó.

-S-si, mu-mucho gu-gusto -Tartamudeó Luna extendiéndole la mano a Tyler, mi hermano. Cada vez que está nerviosa, su voz comienza a temblar.
Comencé a reír ante la situación en la que estaba pasando Luna, Tyler se dio cuenta y comenzó a reír también.

-Mucho gusto, mi hermana habla mucho de ti. Espero vengas más seguido, ya me tengo que ir -Se despidió de ella dándole un beso en la mejilla.

-¿Porqué te ríes? No sabes la pena que siento -Dijo mirando el suelo avergonzada.

-Es mejor que te vayas, quiere llover -Señalé el cielo gris.

Nos despedimos y me dirigí a mi cuarto, me recosté en mi cama y me puse a pensar en que haría. ¿Cuál sería la reacción de George cuando le diga? ¿Qué haría? Tantas cosas pasaron por mi mente que, sin darme cuenta, me quedé dormida.