— Jane, ¿al menos podrías esperarme, por favor?.— preguntó Elliot acelerando el paso tras ella.
— Jane, cariño, te lo pido...— el muchacho no podía seguir el paso rápido de la furiosa Jane que hacía resonar sus tacones por todo el pasillo.
Maldito bipolar. Y luego se quejan de que nosotras somos las extrañas e incomprensibles. Estupido Elliot Doman. Tan hermoso como idiota.
Jane se apresuró en abrir la puerta de la habitación, había expuesto todos su sentimientos en una situación donde realmente sentía que debía hacerlo, y él solo se había ido dejándola ahí dentro.
Cuando Elliot estana por alcanzarla, ella cerró la puerta en sus narices, pero inmediatamente se arrepintió de hacerlo. La habitación se encontraba a oscuras, pero eso no era impedimento para ver la enorme caja que allí dentro se encontraba. Jane se asustó, y con justa razón.
— Ya está, ¿podemos dejar de jugar al gato y al ratón?, necesitamos hab...— Elliot se detuvo en seco. Encendió la luz de la habitación rápidamente, y dejo caer la chaqueta de entre sus manos.
— ¿Como diablos llegó esto aquí?.— se apresuró en caminar hasta la caja de tamaño considerable. Su aspecto era extraño, no tenía escrito, una marca de agua, o un remitente. Solo era una caja...en medio de su habitación.
— Debemos abrirla. —sugirió Jane.
— Eso es lo que haremos.— Elliot tomó unas tijeras y comenzó con la abertura de la misteriosa caja color marrón. Jane no sentía pánico, solo mucha curiosidad. Elliot en cambio, estaba ansioso y no dejaba de preguntar como metieron eso ahí dentro.
Una vez abierta la caja, Elliot solo guardó silencio mientras retiraba los objetos de su interior. Uno a uno envueltos en papel. Al despojar él envoltorio del primero...Elliot lo dejo caer con ira.
—¿Qué pasa?, ¿Por qué lo has tirado?.—preguntó Jane acercándose rápidamente para levantarlo del piso.
Era una fotografía de Elliot de pequeño y una mujer. Jane la examinó y se dio cuenta de que podría ser su madre por los años que considerablemente le llevaba. Ella se veía feliz, realmente lucía como una mujer viva, alegre, y muy guapa. Imagino el impacto al ver esa imagen en Elliot, era algo realmente doloroso para él.
— ¿Es...tú madre?.— pronunció aquellas palabras con muchísima tristeza. No quiso mirarlo, pues sabía que él tampoco quería que lo hiciera.
Elliot solo se mantuvo en pie en una esquina de la habitación. Inmóvil. Tenso. Y muy enfadado.
Jane tomó otro objeto de la caja y se dio cuenta de que todas las cosas que habían eran marcos con fotografías, desenvolvió otro con sumo cuidado y frunció el ceño concentrada.
— ¿Quién es ella?.— volvió a preguntar enseñándole la imagen de una joven mujer vestida de enfermera. Era muy linda y tenía una penetrante mirada azulada. Por unos segundos Jane sintió un vago recuerdo de aquella mujer.
Pero Elliot no respondió.
Jane dejó de lado a la enfermera y rápidamente se deshizo del envoltorio de otras tres imágenes. Ahogó un grito cuando una de las fotografias...era la viva imagen de su padre vestido a la perfección con su uniforme de detective. Sorprendida y muy confundida, recorrió la siguiente imagen de un muchacho alto, delgado, con una dulce sonrisa entre sus labios, y un despeinado cabello.
Es es el hermano de Elliot.
El era su hermano muerto.
Ethan.
—Engaño...— murmuró Jane leyendo la palabra que se reflejaba en la última imagen. La palabra engaño ocupaba todo el centro de marco, Jane se giro para ver a Elliot, pero él solo seguía ahí...sin reaccionar.
—¿A qué viene todo esto?, no estoy entendiendo nada... — Jane continuó mirando las imágenes, todas en el piso, y en un perfecto orden.
— Lo ha mandado Nathan, nos han encontrado.— Elliot finalmente habló, y tomando todas las fotografías del piso, las devolvió con ira dentro de la misma caja en la que venían. Jane solo trataba de entender a que iba todo eso.
— ¿Nathan?, ¿por qué ha enviado esas imágenes?, estaba mi padre ahí...—apuntó la caja con inquietud.
— No solo era tu padre, también mi mamá estaba ahí y...— guardó silencio cerrando sus ojos con muchísimo dolor. Jane se quejó, quería envolverlo entre sus brazos, y solo dejarlo allí, en silencio.
— Y Ethan...— terminó por decir apretando su mandíbula.
— ¿Por qué las imágenes, por qué tanto misterio todo?— insistió Jane incómoda
— Jane...hay cosas que no estas preparada para saber aún. Nathan está tratando de jugar conmigo, con nosotros...me quiere hundir, ese bastardo quiere destruirme.— escupió las palabras con odio y lo que parecía ser cierta...desconfianza.
— ¿Que es lo que tengo que saber?, ¿Y quién es la mujer vestida de enfermera?, por favor, no quiero secretos Elliot, esto me está asustando. — Jane se sentó en la esquina de la cama haciéndola sonar con su peso. Elliot se sentó lentamente junto a ella, y tomando sus delicadas manos entre las de él, se preparó para perderla para siempre.
— La mujer vestida de enfermera...— respiró hondo.
— ¿Si?.— Jane lo invitó a que continuará.
— Jane esa mujer es tu madre.— respondió abruptamente dejándola en completo silencio.
