— ¿Qué?— preguntó Jane juntando sus cejas.
— He dicho...que te quites la ropa. — repitió. Su mirada era impaciente y su mandíbula estaba tensa. La recorrió con sus ojos y Jane sintió pánico.
— No. — respondió con una pequeña risa de incredulidad.
—¿Perdona?—. el muchacho alzo sus cejas. — No te he logrado oír bien. — se acercó más a ella y se puso en cuclillas, sus músculos se tensaron bajo su camisa negra.
—¿Por qué?, ¿Acaso es necesario? —. musitó Jane. El calor en sus mejillas la delataba ante el desprevenido acercamiento del chico.
— Sí que lo es —. respondió.—Tienes cinco minutos para quitarte todo esto...— tiró de una de las esquinas de la playera de Jane. — y dejarlo justo aquí. — abrió sus manos enseñando sus palmas.
— Es..esta bien..— susurró Jane. Lentamente se llevó las manos hasta la parte inferior de su playera y comenzó a subirla, sintiendo la penetrante mirada del muchacho invadirle hasta el último lugar de su cuerpo, se removió inquieta y entonces, se detuvo.
— Voltéate. — le pidió.
— ¿Qué?.— el muchacho rió sorprendido.
— Que te des vuelta, o sino no puedo...porfavor.
— Te quedan tres minutos. Si no te quitas todo tendré que hacerlo yo...— se dio la vuelta lentamente enseñando su grandota espalda. Jane suspiró aliviada y con sus temblorosas manos se despojó de su delgada playera gris, su brasier rosa quedo expuesto y se sintió desnuda aún llevándolo encima. Se preguntó si también debía quitárselo o solo quería la playera. Gruñó para llamar su atención. El chico se dio la vuelta y mantuvo su mirada fija en los ojos de ella.
—¿Estas lista?.— preguntó. Jane asintió con la cabeza y señaló la playera a los pies del muchacho. Este la recogió con ambas manos y la observo.
— Los jeans no me los puedo quitar. — informó mirando su pie enyesado.
— Con la playera está bien. — respondió mientras se dirigía hasta la puerta. Una corriente de viento frío le recorrió el cuerpo a Jane cuando lo vio salir fuera de la habitación, se cubrió el pecho con ambos brazos y apoyó su cabeza contra la pared.
— Ay no...dios mío. — susurró mientras algo cálido le recorría la entre pierna. Se había aguantado demasiado. Apretó sus ojos con fuerza tratando de retener el líquido, pero no pudo, lo dejo salir mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Soltó una bocanada de aire mientras cubría su boca con ambas manos, se lanzó a llorar sin detener ni una sola gota salada, golpeó sus piernas con ira y maldijo a todos en aquel lugar. Miró el cuarto iluminado y sintió asco, de ella, de él, de todos. Quería salir de ahí lo antes posible, gateo hasta la puerta e intento abrirla, seguía cerrada. Tomo la perilla firmemente entre sus dedos y la hizo girar, una y otra y otra vez, desesperada. El ruido del acero resonaba en toda la habitación sin resultado alguno.
— ¡Sáquenme de aquí!.— comenzó a gritar mientras se ponía de pie, se afirmó con ambas manos a la puerta y con el otro pie la pateaba. Desesperada por conseguir algo de resultado, tomo entre sus manos la perilla y comenzó a tirar de ella. La puerta se abrió de golpe haciéndola caer hacia atrás. Era él, una vez más.
— ¿Que estás haciendo ahora?.—preguntó cerrando la puerta tras su espalda. Jane gateo hasta sus pies y los afirmo con firmeza, se recostó sobre ellos y rogándole le dijo:
— Por favor, te lo pido...libérame.
— Suéltame, no me toques. —ordenó en un tono frio. Jane se aferró a sus rodillas con más firmeza.
— Te lo suplico, por favor, acabo de orinarme, necesito salir de aquí.— levantó su mirada encontrándose con unos ojos frívolos, 'por favor' suplicó con sus labios. El chico no dejaba de repetir que lo soltara, pero Jane hacía oídos sordos. Quería salir de ahí, lo deseaba con tanta intensidad que ningún otro pensamiento la acechaba en esos momentos. El chico permanecía rígido ante su contacto, las manos de Jane sujetaban sus rodillas firmemente y de pronto el cuerpo le temblaba. Al ver que ella no quitaba sus brazos, realizó un movimiento brusco y la empujó con la rodilla. Jane grito de dolor y se tocó el labio; comenzaba a sangrar. Él se sorprendió al verla presionar sus dedos con tanta fuerza sobre su boca. Jane dejó caer una lágrima mientras lo miraba. Él intentó acercarse, no quería golpearla.
— No..no me toques.— lo reprimió mientras se alejaba temerosa.
— Te lo has buscado, eres una maldita loca.— susurró y rápidamente abandonó la habitación.