44. Te soñé cada noche

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—¿Mi...madre?.— repitió Jane confundida. No tenía muchos recuerdos de pequeña, por lo que verla de pronto ahí plasmada en un pedazo de papel era bastante conmovedor.

Sus bellos se erizaron mientras dejaba caer la fotografía al piso.

— Nathan quiere jugar con nosotros.— volvió a decir Elliot caminando hasta ella. — Escúchame Jane, prométeme que...— tragó saliva envolviéndola en un abrazo.

— No entiendo Elliot, ¿Qué pasa?.— lo abrazó fuertemente sintiendo su calor abrumador.

Su madre era muy guapa, y muy parecida a ella, por eso sentía tanta incomodidad al ver la fotografía. Se preguntaba si de adulta se verían tan iguales. Se estremeció al pensarlo, y solo cerró sus ojos fuertemente para disfrutar de aquel abrazo protector.

— Prométeme que siempre vas a creer en mi, independiente de todo lo que pueda llegar a pasar, por favor.— la miró con tristeza y lo que parecía ser...desesperación. Ahora si sentía miedo, de perderla, de perderse. De que ella lo odiara y nunca más le permitiera volver a verla.

— Esta bien, yo...te lo prometo Elliot.

— No, joder, así no.— tomó su mano y la puso sobre su pecho. Presionándola bajo la suya.

— He cometido muchos errores en toda mi puñetera vida, soy muy fácil de fallar, caigo rápido y maldigo a cada momento, daño a las personas y luego huyo, así soy yo. — tomó aire mirándola a sus profundos ojos azules.

— Pero entonces apareciste mi amor, con tú inocencia, con tu...ternura. Y fuiste destruyendo cada barrera en mi sin siquiera darte cuenta, convirtiéndome en un ser que no piensa en otra cosa mas que quererte. Te soñé cada noche Jane, yo...te he esperado tanto tiempo que...— Elliot no se dio cuenta cuando Jane presionó sus labios sobre los de el, acariciando su cabello lo hizo sentir seguro, lo hizo sentir parte de ella.

— Hey, te creo a ti, ¿si?.— presionó su frente con la de él. — Esto no va acabar jamás.

— No soy mucho de las promesas para siempre, Jane.

— No es necesario, siempre te recordaré aunque estés en otro sitio.

— No hagas eso, ¿por qué te despides?.— la miró frunciendo el ceño.

— No lo hago.—sonrió.— Solo digo que si no eres de las promesas para siempre, no me importa, porque se que esto no se olvida, seremos siempre, aun que eso no te guste.— lo besó en los labios.

— Me aterra despertar sin ti, y no te imaginas cuánto.— murmuró Elliot rodeándola por la cintura.

— No pienses en eso, no ahora.— Jane le dio un leve empujón tirándolo sobre la cama. Se acostó encima de el, y apartando un mechón negro de su rostro, lo miró.

— Jamás creí que un día me enamoraría de ti. — soltó sonriendo.

Elliot la observó apretando su mandíbula.

— Eres la bendición que Ethan me ha enviado.

A Jane se le borró la sonrisa del rostro, entonces, sus ojos comenzaron a brillar.

— Si Ethan me ha enviado, entonces se lo agradezco.— respondió aguantando sus enormes ganas de romper en llanto.

— Quiero besarte, y ahora...— Jane no alcanzo actuar, Elliot la envolvió en un beso que parecía no acabar jamás, la saboreó y acarició haciéndole saber que le pertenecía, que era de él, que era su querida Jane.

Ella por su parte, solo pensaba en que este era el momento más perfecto en Francia, con él a su lado, olvidándose de su padre, de Ethan, y hasta de Liam, se entregó a él. A su Elliot.

Sintió una corriente de aire fresco acariciarle la espalda una vez que el cierre del vestido se encontraba abajo, Elliot la cubrió con sus manos mientras le regalaba pequeños besos tímidos por su rostro. Ambos sonreían.

Jane se despojó de su vestido y tacones para acomodarse nuevamente sobre Elliot algo nerviosa. El la miraba desde abajo sonriendo, una sonrisa realmente hermosa.

— Déjame te ayudo...— se ofreció Jane desabotonando la camisa de Elliot con rapidez. La tiró lejos de su vista, y luego de sonreírle victoriosa...lo envolvió en un cálido beso.

-—¿Estás segura de esto?, yo pienso que es demasiado riesgoso, ya saben que estamos aquí.— murmuró Elliot en medio de el beso. Jane se detuvo y lo observó, contemplando sus perfectas facciones.

— Nunca antes había estado tan segura, y lo sé, solo permiteme unos minutos así.— rozó sus labios antes de continuar hablando; —Quiero que esta noche me hagas el amor Elliot.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora