Jane se arrepintió inmediatamente luego de que Elliot saliera de la habitación. Debe estar odiándome en estos momentos. Tomó las rodillas entre sus manos y apoyo la frente en ellas. Soy una estúpida, soy una estúpida. Cerró sus ojos maldiciéndose una vez más. El solo hecho de pensar en él la volvía loca. ¿Por qué tengo que sentir esto?. Tenía ganas de llorar. Tenía muchísimas ganas de llorar. ¿En qué momento me paso todo esto? ¿En qué jodido momento comencé a sentirme así? Jane dejo caer una lágrima. La limpio rápidamente tratando de encontrar una respuesta a todo esto. Estaba tan hundida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Marc estaba en la habitación. Solo se percató de su presencia cuando este pronuncio su nombre. Se levantó rápidamente del piso y camino hasta él.
— ¿Jane, todo bien?
— No, nada bien, pero no es tu problema. Necesito ir al baño.— Jane salió de la habitación sin darse el tiempo de esperarlo. Caminó en silencio y siempre tres pasos más adelante. Al llegar al baño abrió la puerta abruptamente y la cerró tras ella. Necesitaba hacer de la pis. Al limpiarse se percató de una débil mancha rosa sobre el papel. Mierda, lo que me faltaba. Se levantó y lavó sus manos. Mojó su rostro con agua fría antes de abrir la puerta y encontrarse a Marc.
— Necesito tampones. — soltó sin tapujos. Los ojos de Marc se abrieron. No mucho, pero si lo suficiente como para que Jane se diera cuenta.
— ¿Qué cosa? — preguntó tragando saliva.
— Tampones Marc. —lo miró confundida. — Sí, Marc, tampones...mi periodo está por llegar.
— ¡Claro, tampones, lo tengo! — agitó sus manos en el aire y trago saliva una vez más. Jane no pudo evitar sonreír. ¿Acaso no sabe que a las chicas les llega su periodos?
— Marc...los necesito ahora. — alzo sus cejas.
— Está bien, está bien. — la miró y luego miro el pasillo. — ¿Puedes...ya sabes...ir directo...a tu habitación? — se encogió de hombros.
— No te preocupes, no volveré a salir de ahí nunca más. — respondió sonriendo. Una sonrisa triste. Marc asintió con la cabeza y Jane lo vio bajar las escaleras a toda velocidad. Desapareció en el pasillo y Jane pensó en hacer lo mismo. Camino lentamente recorriendo todo a su alrededor. Las habitaciones se encontraban cerradas y no había nada más que silencio. Jane supuso que ya era de noche, caminó y dio la vuelta a las escaleras para llegar hasta su cuarto mientras intentaba adivinar que hora serían. ¿Correría un viento helado afuera?, ¿Sería de madrugada o ya estaba amaneciendo?. Suspiró hacia sus adentros y entonces dio un saltito de impresión cuando lo vio. Elliot estaba sentando en el piso mientras apoyaba su cuerpo contra la puerta. Su aspecto era terrible. Increíblemente su rostro se había hinchado nuevamente, y su ceja estaba rota. Su otra ceja. Su cabello estaba todo alborotado y su ropa rasgada. Además, lo que traía en su mano era... ¿vodka? , Jane se sorprendió al verlo así y no dudo un segundo en ir hasta él.
— ¡Dios mío!, ¿Qué te paso? — de cerca era mucho peor. Tomó su rostro entre sus manos mientras intentaba buscarle la mirada que parecía estar pérdida.
— Mi hermano está muerto por mi culpa, Jane. — respondió mientras miraba la nada. Su barbilla comenzaba a temblar y sus dientes chocar entre sí, Jane aparto mechones de su cabello negro que caía por la frente, manchándose así sus manos con sangre al tocarlo.
— Claro que no es tu culpa, ven aquí. — lo levanto del piso con mucha dificultad para poder abrir la puerta de la habitación. Elliot solo se dedicaba a susurrar cosas que Jane no lograba comprender. Entraron en el cuarto y lo sentó sobre el Puff bruscamente. Tomo la botellita de alcohol y el poco algodón en buen estado que había quedado de tan solo horas atrás.