05. Bestia.

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Jane abrió sus ojos de golpe. Se sorprendió al sentir que sus dedos rozaban algo suave, muy suave. Recorrió lentamente con la palma de su mano toda la zona y entonces una descarga eléctrica le erizo los cabellos. Se revolcó sobre aquel pelaje que le parecía tan familiar, dio vueltas y vueltas disfrutando de aquello, aunque no por mucho, rápidamente regresó a la triste realidad; estaba tendida sobre la alfombra. Sonrió al notar que aquella alfombra era lo más parecido que tenía a su hogar, recordó el tapiz anaranjado en el cuál se recostaba cada tarde luego de un largo día.

— Esto apesta. — susurró. Acomodó su delgado cuerpo una vez más sobre el pelaje y apoyo su cabeza contra el piso de madera, al menos no es cerámica, pensó. En comparación al cuarto en el que se encontraba momentos antes, esa habitación era lo más lujoso que había visto desde que ingreso a ese lugar. La oscuridad cubría cada centímetro del lugar, no habían ventanas y tampoco estaba el típico corte bajo la puerta que hacía que la luz eléctrica del pasillo iluminara parte del piso de la habitación. Jane estaba total y completamente excluida de las cosas normales de la vida.

Dejando atrás sus criticas sobre la oscuridad se enderezo incorporándose. Su estomago comenzaba a rugir. Ahora no, por favor. La posibilidad de que alguien entrara en el cuarto con algo de comida eran casi nulas, y si eso ocurría, prefería comerse las uñas antes de tener que probar algo que ellos le trajeran. Pensó en gritar para que alguien fuese a atenderla, pero el hecho de tener que estar en el mismo metro cuadrado que su secuestrador no era algo muy tentador. Presionó sus ojos fuertemente y reprimió una lágrima. Nunca en su vida había sufrió de hambre. Jane no conocía aquella palabra. Su Padre toda la vida se había encargado de que a ella no le faltara nunca nada, pero sin embargo, ahora se encontraba alejada de él, en un cuarto reducido, y con su estomago pidiendo a gritos algo que degustar. Tiene que estar como loco buscándome, pensó. Un sentimiento de culpa albergaba su corazón, si ella no hubiese llegado a casa, si ella no hubiese contestado el móvil..quizás la historia ahora sería distinta.

— Lo siento tanto papá, te juro que lo siento..— susurró mientras dejaba escapar la primera lágrima. La secó rápidamente al sentir movimiento detrás de la puerta. Se movió con cuidado entre la oscuridad mientras arrastraba su pierna izquierda, chocó con algo blando y entonces, dio un grito. La puerta se abrió de golpe y la luz se prendió enseguida. Una bestia, una de las tantas que habían en ese lugar, se encontraba rígido sobre el marco de la puerta, observándola. El corazón de Jane perdió la compostura y con cada palpitación amenazaba con salir huyendo. El muchacho se acerco a ella a paso firme, gozando del cuerpo tembloroso de la chica, gozando de que sus labios temblaran al compás de sus pasos, gozando de que estuviera débil. La tomó fuertemente entre sus brazos y la ubicó en aquella cosa blanda que había rozado momentos antes, era un Puff, de color negro.

— Espera aquí mientras te hacen una visita. — le comunicó caminando de vuelta hacía la puerta.

Ya dejenme ir por favor, pidan mi rescate, les aseguro que mi padre tendrá el dinero en cuanto se lo pidan...solo...dejenme ir.— soltó Jane sin pensarlo y se arrepintió de inmediato. El sujeto se detuvo en seco y miró por sobre su hombro. Jane se mordió la lengua, la había cagado, la había cagado muy mal. La bestia se devolvió de prisa y la reprimió con furia mientras su puño sonaba contra su mejilla, cayó del puff golpeándose el costado izquierdo de su cuerpo y se revolcó aguantándose las enormes ganas de gritar, un calor se apodero de su rostro y de pronto la respiración se le corto. Presionó la mano contra su cara mientras que un hilo de sangre caía desde la abertura de sus labios, intentó retomar su respiración rápidamente antes de que él reprimiera sobre ella nuevamente. El sujeto la observó un instante y disfrutando de la escena que sus fríos ojos miraban, se abalanzo sobre Jane, la tomó del cabello jalándola hacía atrás y mirándola con odio y asco..escupió sobre su rostro.

Pasaron tan solo dos segundos para que Jane rompiera en gritos y se soltará del chico, ardiendo en ira se puso de pie con todo el dolor que eso implicaba y entonces... arremetió contra él.

— ¡No me vuelvas a tocar, hijo de puta, eres un hijo de puta!

Quizas era su instinto de supervivencia, que le decía que si no hacia nada contra aquel sujeto, iba a morir. Se tiro de pleno a su cara con ambas manos y uñas, mientras tiraba de él al piso. Rasguño su rostro tan fuerte que estaba convencida de que más de alguna uña se había roto hasta sangrar. La furia y el dolor la consumían, aquel sujeto tirado en la alfombra la había golpeado salvajemente y ella había perdido el control de sus acciones.

¡Te odio, te odio, voy a matarte lo juro!— Jane dio un grito desgarrador, su cara le ardía, su tobillo no respondía, sus labios sangraban y su cuerpo no daba para más. Se dejo caer al piso antes de que unos brazos la rodearan por la cintura, se aferró a un cuello firmemente mientras se negaba a abrir sus ojos. Se alejaron de la habitación y entre gritos, logro escuchar la voz de alguien.

— ¡¿Pero...que mierda te crees Nathan?!, ¡No te quiero escuchar, cállate!, ¡Que cierres la maldita boca! ¡Tú no eres más que un completo imbécil, no vuelvas a tomarte estas atribuciones!, ¿Por qué? ,¡Por que yo lo digo, por que soy tu jodido amo y si vuelves a hacer una escena como esta, me encargaré de matarte yo mismo y darle de comer a los perros con tu cuerpo, ¿me entiendes?!— y entonces los gritos cesaron. Jane se alejó de aquel momento llevando su mente fuera de su miseria.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora