36. Despedida.

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— No es lo que piensas. — atinó a decir Elliot. Jane rio irónicamente y rodó los ojos.

Oh no...eres un idiota. — respondió Marc tomandolo de su brazo, lo apretó con firmeza y tiro de él para que lo siguiera de vuelta a la habitación. Jane corría detrás de ellos suplicando que ninguno perdiera la compostura, al menos no en ese momento. Estaba demasiado concentrada en no tropezar mientras subía la escaleras que no se dio cuenta de que toda la gente a su alrededor los observaba. Llegaron hasta la habitación y abrieron la puerta. Rápidamente la cerraron frente al rostro de la chica, esta abrió los ojos sorprendida y quiso reprimirlos. Respiró hondo y solo se detuvo para escuchar la acalorada discusión, que en pocos segundos...se había extendido por todo el piso del hotel. Las personas comenzaron a sacar sus cabezas de las habitaciones interesados por los desenfrenados gritos que provenían del cuarto. Jane sonrió. Incomoda.

— Chicos, ya saben. — hundió sus hombros y se giró de frente a la puerta. Pego su oído a la pared tratando de no escuchar solo gritos, sino palabras. De preferencia coherentes.

— ¡Te he apoyado en todas tus idioteces, pero en esto no, joder, es una estupidez, se que estas enamorado, pero Elliot, por favor, están locos! — Jane no lo vio. Pero imaginaba a un enfadado Marc alborotando sus manos en el aire.

A ver viejo, no me grites, ¿piensas que soy un niño?, ambos sabemos la situación.

— ¿Y entonces qué, pretenden ser amantes mientras todo el mundo se desmorona a su alrededor?

— Maldición Marc, no, no es eso.

— ¿Sabes que va a pasar si ellos se enteran? , Nathan te tiene entre ceja y ceja, si tan solo llega a saber que están juntos...todo se irá a la mierda.

— ¿Se puede ir más a la mierda de lo que ya se fue?, ¿acaso crees que él no lo sabe?, nos vio besandonos.

— No creo que sus neuronas se logren conectar para deducir que ella te termino haciendo caso.

— Relájate, ¿si?, todo estará bien, cálmate ya.

— ¡No Elliot, no está bien!, ¡Te estas enamorando de una muchacha que solo te traerá muchos problemas, ¿entiendes?!, ¡Este no era tu puto trabajo idiota!, ¡Debes terminar con esto cuando antes, porque yo no estaré presente para ver morir a mi segundo sobrino, ¿entiendes?!

— ¡No voy a morir, yo no soy Ethan maldita sea! — levantó la voz mientras descargaba toda su ira contra la muralla. Jane chilló tras la puerta cubriendo su boca con ambas manos. Eso había sido muy cruel. Imaginaba a Elliot enfurecido y con los ojos rojos tanto reprimir lágrimas. Si bien, físicamente no era un chico que pareciera llorar en cada situación, todo lo que estuviera relacionado con su hermano, lo hacía perder la cabeza.

— Jamás dije eso. — respondió Marc acercándose a él.

— En estos momentos no me interesan tus jodidos consejos. Lárgate. Lárgate y ve con Nathan si así lo deseas, delatame y vuelvete uno de ellos.

— No digas tonterías, sabes que jamás haría algo como eso, solo estoy tratando de ayudarte.

— Por primera vez en mi vida siento que estoy haciendo algo bien, ¿entiendes?, por una puta vez en mi vida siento que no me estoy equivocando. No dejaré que alguien me diga lo que tengo que hacer o no, lo sabes perfectamente.

— ¿Qué va a pasar cuando Jane se entere de todo?, te matará. Te matará y luego le dará de comer a los perros con tus restos.

— Prefiero morir en sus brazos, y no en los míos.

Libérame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora