— Elliot…— Jane jadeó. Se paso las manos por su rostro mientras su cuerpo aún seguía descubierto. Y sinceramente, eso no le importaba. Él acaba de decir que estaba...enamorado de ella. Apretó sus labios fuertemente mientras trataba de decir algo, cualquier cosa. Pero no pudo. Su mente estaba volando fuera de su cuerpo terrenal, y sus piernas cada vez le avisaban de que dejarían de funcionar. Vio al muchacho que estaba a centímetros de ella, aun al borde la cama, llorando. Cubriendo su rostro con ira y desesperación. Quiso tomarle el rostro, quiso tenerlo entre sus brazos, y susurrarle que todo estaría bien, aunque en realidad no fuera así. Intentó levantar su mano para tocarle la cabeza y se detuvo en el aire. No podía moverse. No podía tocarlo. No podía reaccionar.
— No puedo seguir con esto, entiéndeme. — murmuró el chico mientras subía su mirada derrotada hasta los ojos de Jane, quién aun seguía en cunclillas frente a él. Sus mejillas estaban completamente empapadas, y rojas de ira, o de vergüenza. Era la primera vez que Jane lo veía llorar de esa manera, y era bastante desgarrador.
— Eres libre Jane. — susurró secándose las lagrimas. — A partir de ahora...dejas de ser mi secuestrada. — Y eso hizo que ella perdiera el poco equilibrio que tenía. Sus pies dejaron de mantener el equilibrio y la desestabilizaron hacía atrás, cayo sentada sobre el piso frío. Quiso protestar nuevamente, volver a decirle que no se iría a ningún sitio. Pero no pudo. Después de lo que parecieron largos minutos, se levantó del piso y cubriendo su pecho al aire contestó.
—Ya te dije que no me iré a ningún lado.
— ¿Qué dices?, es lo más estúpido que te he oído decir. — sonrió sin ánimos.
— Ya me has escuchado, no lo volveré a repetir. — contestó.
— ¿No entiendes nada, verdad?, entre nosotros jamás habrá algo. Tú eres agua...y yo soy fuego. Tú bondad, y yo egoísmo. Tú ángel...yo demonio. — la miró rendido.
— Eso no es cierto. No te pongas la máscara equivocada, Elliot. — respondió mientras le entregaba una mirada de ¿compasión?. — No eres el hombre malo que intentas aparentar.
— No me subestimes, tú no me conoces de nada.— la miró por el rabillo del ojo. Su cuerpo descubierto era una pieza de arte para él, tan frágil.
— Jane... — susurró dejando escapar otro sollozo. No sabía cuanto le dolía amarla hasta ese momento.
— Estoy aquí, mírame. — la muchacha se acercó hasta él para sentarse a su lado y tomarle las manos nuevamente entre las de ella, pero Elliot retrocedió.
— No puedo, no quiero tenerte aquí, aléjate por favor…—respondió entre lágrimas y llantos.
— Escúchame, quiero que sepas que no me iré a ninguna parte. ¿Entiendes?, es tiempo de que termines con tu estúpido papel de bestia. Eres un humano, tienes carne, y hueso. Eres real. — le dijo mientras tocaba su hombro con la mano temblorosa. — Estas vivo y ya no puedes hacer nada por tu hermano. — a medida que hablaba, Jane comenzó a subir el tono de su voz. Sabía que había sido dura. Pero necesitaba hacer entender a Elliot que aquello no había sido su culpa, y que aun que vengara su muerte, el no estaría de vuelta, ya no existía más.
— No conocí a Ethan, pero te aseguro de que no estaría orgulloso con nada de lo que has hecho.— en silencio tomo su barbilla entre sus dedos para que pudiera verla a los ojos. — No tienes que hacer esto, no tienes que vengarte de nadie, Elliot.
— Suena tan sencillo cuando lo dices. — respondió fríamente. — A ti nunca te ha faltado nada, Jane. Siempre lo has tenido todo. Siempre has sentido ese cariño protector, siempre has sabido que alguien te ama. Tienes una casa hermosa, un padre que te ama, y un novio...— apretó su mandíbula. — Un novio que seguramente moriría por ti. — la miró a los ojos y luego maldijo en silencio. — Yo solo lo tenía a él. Y...alguien, lo arrebato de mi lado.
— Si piensas que matar a la persona que lo hizo, lo traerá de vuelta...espero estar sentada en primera fila para verte caer en la cruda realidad.— respondió mientras se ponía de pie. — Y si, tienes razón, siempre lo he tenido todo. A pesar de no tener una madre, nunca he pensado en ella. Porque mi padre se encargó de que no la necesitara. Después de todo...no puedo extrañar algo que nunca tuve. — se detuvo para caminar hasta el baño. Tomo la perilla entre sus dedos, y la hizo girar, pero justo antes de poner un pie dentro, se devolvió. — Si todos en el mundo fuéramos tan vengativos como tú, créeme que yo sería la primera en asesinar al hijo de puta que me quito a mi madre. Pero no lo haré ahora, ni en un futuro, y no por que no quiera...si no por qué sé que ella no estaría feliz de verme hacerlo. Y estoy segura de que tú hermano tampoco. Abre tus ojos Elliot, antes de que sea demasiado tarde. — puso ambos pies dentro del baño y se giró antes de cerrar la puerta. — Por cierto, lamento informarte que sigo siendo tu secuestrada. Y espero que te quede claro, porque no pienso repetirlo de nuevo.
— ¡Jane, abre la puerta! — gruñidos tras la puerta la hicieron abrir sus ojos de golpe. La noche ya había caído, y ella estaba tendida sobre la cama. Se levantó de golpe algo abrumada y caminó hasta la puerta. Apoyo su oído al respaldo frio y escuchó unos quejidos seguidos de unas cuantas palabrotas. Abrió la puerta dudosa y con el corazón en la boca.
— ¿Qué ha pasado? — preguntó mientras veía a Elliot sobre los brazos de Marc. Completamente borracho y con el rostro destrozado. Otra vez no, pensó.
— Bajó al bar hace algunas horas, no logré sacarlo de ahí hasta que el guardia de seguridad se encargó de mover su pesado culo a patadas.
— Se supone que debías cuidarlo. — lo regañó mientras le daba paso para entrar a la habitación.
— Jane, ya no es un niño. — bufó dejándolo sobre la cama de ella.
— ¿No?, pues se comporta igual que uno. — cerró la puerta tras ella.
— ¿Sabes que lo ha puesto así? — preguntó Marc sacándole una zapatilla de los pies.
— Creo que ha sido mi culpa. Hemos discutido, bueno, más bien intercambiamos ideas. Como sea, supongo que se fue muy mal porque cuando salí del baño ya no estaba aquí.
— Elliot tiene un gran problema con la bebida. — respondió mientras forcejeaba con el otro pie. Zapatilla fuera.
— Deja, yo me encargo. Vete a dormir, ya es demasiado tarde. — Jane camino hasta ellos y lo cubrió con una manta azul que se encontraba a los pies de la cama.
— Me pregunto cuando dejará de meterse en problemas. Tendrías que haberlo visto, se encargó de golpear a todo aquel que intentaba sacar sus vasos.
— Me lo imagino, no se controla cuando bebe.
— Vendré a verlo más tarde.
— Descansa. — se despidió Jane mientras lo veía abandonar la habitación.
— Elliot...tan hermoso como idiota. — bufó enfadada mientras cogía la parte inferior de su playera entre los dedos para intentar sacarsela.
— Gracias por lo de hermoso. — mágicamente él muchacho respondió. Se acomodó sobre el respaldo de la cama mientras sacaba suavemente las manos de Jane de su cuerpo.
— ¿Qué? — juntó sus cejas. Confundida.
— Hola. — saludó Elliot enseñando su perfecta dentadura.
— ¿Es una broma?
— No lo creo. — se encogió de hombros.
— ¿Qué demonios haces?. — preguntó sentándose a su lado.
— Creí que si me hacia el borracho, aunque debo admitir que en parte lo estoy....sería más fácil entrar en la habitación después sin que discutiéramos nuevamente.
— Eres un caso perdido, estas loco. — rodó los ojos.
— Así es como me tienes mujer, loco y completamente enamorado. — Jane se paralizo. No esperaba oír eso, no después de toda la conversación que tuvieron acerca de Ethan y la venganza.
— ¿Te has agarrado a golpes solo para que yo no hiciera un escándalo cuando te viera entrar? — pregunto negando con la cabeza.
— Ni tan así, los golpes fueron producto de otro tema, aún así, tienes un corazón tan bueno que estaba segurísimo de que no me negarías la entrada al verme así. — sonrió. La miró a los ojos y suavemente dejo caer su cálida mano sobre la pierna descubierta de Jane. — Estuve pensando...y creo que tienes razón. Ethan no volverá. Haga lo que haga, él no regresará a mi lado. Pero me cuesta mucho creerlo. No puedo dejarlo partir tan fácilmente. Necesito saber que paso esa noche, Jane, entiéndeme.
— Elliot, no te juzgo. Tienes todo el derecho a saber que ocurrió, pero no es necesario quitarle la vida a alguien. Puedes hacerlo, te ayudaré. Iremos juntos, hablaremos con mi padre si así lo deseas, te aseguró que él dirá la verdad. — respondió mientras ponía su mano encima de la de él. Su contacto le estremecía la piel.
— Jane, tú mejor que nadie sabes que tu padre me ha buscado por un montón de tiempo, el no conversará conmigo sin antes ponerme una bala justo aquí. — hizo un gesto con sus manos como si fuera una pistola poniéndola sobre su cabeza.
— Lo sé, déjame hablar con él, confía en mi, me escuchará y juntos sabremos la verdad, no me lo negará...— respondió Jane con dulce voz. Ella realmente tenía esperanza de que así fuera.
— Esta bien, ¿Entonces que se supone que debemos hacer ahora? — preguntó mirándola a los ojos.
— Regresar, tienes que aclarar esto cuánto antes. No puedes seguir viviendo en este martirio, necesitamos saber que fue lo que paso.
— No, no podemos volver. Nathan me estará esperando. Hay que tomarnos un tiempo, debe estarnos buscando. — sonó desesperado. — Necesito prepararme para afrontar todo, necesito mas tiempo contigo.
— Ahora no...por favor. — suplicó Jane.
— Creó haberme declarado hace algunas horas. — él...¿sonrió?
— Elliot...no es momento de hablar sobre eso.
— No puedo olvidarlo todo y seguir adelante, no es tan simple. — respondió.
— Lo sé...solo, no quiero hablar de aquello. Y se qué si te lo pido, no tocaremos el tema, ¿cierto?, sabes que confió en ti.
— No lo hagas. — apretó su mandíbula. — Ya te dije que no confíes en mi. — Elliot acerco su cuerpo más a ella, cortando la poca corriente de aire que pudiese pasar entremedio.
— Ya no puedo evitarlo. — respondió Jane mientras apoyaba su frente con la de él. Y fue ahí, cuando se dio cuenta de que estaba cometiendo quizás, el error más grande de su vida. Enamorarse no estaba en sus planes, es más, cada vez que ella piensa en la palabra amor, Liam se venía a su mente. Él era su novio. Él era a quien ella quería en su vida para siempre. Pero entonces ahora estaba Elliot, poniendo su mundo patas para arriba. ¿Se puede amar a dos personas a la misma vez?, porque realmente no terminaba de entender que era lo que sentía con Elliot, y por que jamás se había sentido así con Liam.
— No te enamores de mí, no podría soportarlo. — murmuró Elliot acariciando su mejilla.
— ¿Qué te hace pensar que lo haré?—rió Jane con nerviosismo.
— Tu corazón late muy fuerte, tan fuerte como lo hace el mío cuando estas cerca. Tu respiración se vuelve pesada cada vez que te acaricio, tus labios no dejan de temblar una vez que me alejo, y tú mirada...tú mirada me dice que algo sientes, pero no lo puedo descifrar. Yo solo espero que no seas lo suficientemente estúpida como para enamorarte de mi. —respondió sonriendo.
— Elliot...— Jane buscó su mirada tratando de no quedarse demasiado tiempo adorando sus labios. — Eres el secuestrador mas idiota del mundo
![](https://img.wattpad.com/cover/18952825-288-k740630.jpg)