— ¿Y...entonces? .— comenzó hablando Jane luego de varios minutos de silencio.
— Las mujeres...las mujeres que estaban aquí, llevaban un tiempo...— comentó Marc dejando caer su cabeza hacia atrás. — Mucho más de lo que llevas tú.
—¿Qué quieres decir con eso?, ¿las han matado?. — el pánico se apoderó de Jane nuevamente.
— ¿Estás segura que quieres saberlo?.—preguntó. — Por qué no limpiaré tus lágrimas cuando acabe. — su voz sonaba áspera, dura, y fría.
— Yo...solo hazlo, necesito saber al menos una parte de toda esta historia.— respondió limpiando la primera lágrima que caía por su mejilla. Tenía miedo de las siguientes palabras que Marc dejara escapar, tenía miedo del final que le esperaba.
— Muy bien, entonces...seré directo. — acomodó los brazos sobre el piso de madera y así obtuvo una mejor visión del tembloroso cuerpo de Jane.
— La mayoría estaba aquí hace dos o tres meses, la más antigua había cumplido un año con nosotros. — Jane apretó su mandíbula para no dejarla caer. ¿Un año, enserio? ¿Eran capaces de tenerlas ahí hasta un año?
— Bueno, supongo que algunas familias ya creían imposible sus rescates debido al tiempo que llevaban desaparecidas, así que simplemente dejaron de depositar el dinero en los lugares que eran acordados. — Marc se encogió de hombros.
— Y eso no nos favorecía en nada, así que Elliot dio la orden de sacarlas de aquí, y entregarlas...no a sus familias, claro.
—¿Como, entonces a quién?. — Jane intentó que sus labios no comenzaran a temblar nuevamente.
— A...otras personas.
— ¿A qué personas, Marc?.— enderezo su cuerpo del puff.
— Personas que...pagaron por ellas.
— ¿Qué?. — los ojos de Jane se nublaron. De pronto sentía que le faltaba el aire y tuvo que ponerse de pie para no desvanecerse. —¿De qué estás hablando?.—musitó.
— Tranquila, no todas. La mayoría fue entregada a sus familias como fue acordado previamente.
— Esto tiene que ser una broma, ¿estás hablando en serio?.— Jane suspiró manteniendo la calma.
— Ya te lo dije, las familias dejaron de depositar el dinero por diversas razones. — suspiró agobiado. — Serán entregadas a distintas personas, que las llevarán a diferentes países. A una vida nueva.
—¡Ustedes están locos, eso es ilegal!. —vociferó Jane aleteando. La calma se había ido de su pequeño cuerpo para darle pasó a la irá y dolor.
— Tenerte a ti también lo es, y no veo a nadie denunciandonos.
— ¿Sabes cómo se le llama a eso?.— tocó el hombro de Marc bruscamente con su dedo índice. — Se le llama tráfico de personas. ¡Las violarán, serán maltratadas! ¿Cómo son capaces de permitir eso?.— pasó las manos por su cara tratando de entender que lo que él estaba diciendo era real.
—Cálmate... — pidió Marc poniéndose de pie. Pero eso solo hizo que Jane se exaltará mucho más.
— ¿Qué me calme? ¡Cómo quieres que me calme! , ¡Ustedes son unos malditos asquerosos!.— golpeo a Marc sobre el pecho haciéndolo retroceder unos pasos. No se arrepintió. La ira y el dolor la consumían. Estaban haciendo y deshaciendo como querían la vida de esas mujeres.
—Jane...detente.— susurró Marc con voz de advertencia.
— ¡No digas mi nombre, no me toques, no me mires, vete de aquí!— soltó en llantos. Su rostro estaba rojo de ira y se dejó caer al piso sintiendo nauseas. Se aferró al piso de madera y lo golpeo hasta que sus manos comenzaron a arder.
— Hey, baja la voz. — le advirtió Marc.— Estas haciendo un escándalo por algo que tú misma pediste, te dije que no iba a limpiar tus lagrimas.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?, una familia está sufriendo detrás de todo esto. — le reprocho con odio. — ¿Cómo puedes permitir que trafiquen personas. ¡Dios, va en contra de los derechos humanos!— gritó, no reprimió ni una sola lágrima, ni una sola palabra, ni un solo insulto. Esto había superado absolutamente todo. Marc la observaba sin inmutarse. Continuaba con las manos tras su nuca y cada cierto tiempo suspiraba. ¿Iban a hacer eso con ella también?, ¿La venderían a alguien?
— Espero que esto nunca le suceda a alguien de tu familia, si es que aún la tienes. — comentó Jane poniéndose de pie con dificultad, aquel yeso le era dificil de manejar. Marc la miró en silencio, apretando la mandíbula y controlando su respiración, se acercó a ella.
— No vuelvas a decir eso. — la amenazó tomándola del brazo. Jane jadeo, pero no se quedó en silencio.
— Por eso estás así, porque no es tu hija la que está allá afuera, ni tu hermana...mucho menos tu esposa.— susurró sintiendo su respiración a solo metros de su rostro.
— No me hagas reír, ¿crees acaso que el diablo alguna vez se casó?
— Tú...ustedes...son asquerosos. — le dijo Jane rompiendo en llanto mientras abría la puerta.
— Jane, tú no conoces nada de nosotros, esto es solo el principio, bienvenida a la familia. — la miró fijamente y se acerco a su lado, poniéndose en el marco de la puerta.
— Prefiero estar muerta antes de tener que vincularme con gente tan repugnante como ustedes.
— Tranquila, ya te haremos el favor. — Marc abandonó la habitación cerrando fuertemente la puerta.
