— Aun no entiendo..¿qué es lo quieres de mi?.— preguntó Jane al teléfono. Con el pánico en la garganta y una respiración jadeante.
—¿No te lo imaginas?.— aquella frase en un susurro la hizo estremecer. Quería huir, salir corriendo y esconderse. Sentir refugio y protección..como cuando era pequeña, como cuando despertaba de una larga pesadilla y atravesaba sigilosamente la habitación de sus padres para dormir junto a ellos.
— Por favor, solo...déjame en paz..— guardó silencio. — No tengo lo que buscas.
— Error...- susurró.— tienes todo lo que busco..
— Llamaré a la policía..
— No, no lo harás, porque cuando se te ocurra, ya te habré encontrado.
— No me conoces.— Jane controló su agitada, y ahora, descontrolada respiración.
— Te conozco más de lo que imaginas. — sonrió. — Se que ahora mismo estas buscando una escapatoria en tu pequeña habitación. Acabas de girar... me estas buscando.
— ¿Quién demonios eres?—. susurró entre la oscuridad de su cuarto.
— Quieta, ya nos conoceremos...— sonrió maliciosamente.
— Aléjate de mí, no tienes idea de lo que estás haciendo. — el corazón de Jane se apretó bajo su ropa, y las lágrimas nublaban su vista.
— Te estoy observando, no llores..voy por ti.
Jane guardó silencio. Cubrió su boca con ambas manos para hacer el menor ruido posible, respiró hondo e intento controlar su respiración. Sentía los pasos de aquel sujeto subiendo las escaleras. Un golpe, de pronto otro, otro.. y ambos ya se encontraban en la misma habitación, a oscuras..se sentían, sentían el palpitar de su corazón, sentían su compañía.
— Se qué estás aquí. No lograrás engañarme preciosa.
Ella no respondió. Solo se encargaba de cubrir su boca para no dejar salir un respiro que la delatara. Lo sentía cada vez más cerca.
— Sabes que voy a encontrarte.— guardó silencio unos segundos, y luego una pequeña luz blanca se logró ver en toda la habitación.
Era el teléfono de Jane que comenzó a vibrar. ''número desconocido''.
Mierda, pensó. Él la había descubierto.
